La Educación y el Matadero

La Educación y el Matadero

Este texto hace referencia a la nota de Carlos Gamerro publicada en el Clarín, la cual trata sobre la violencia que ocurre en la obra literaria “El Matadero” de Esteban Echeverría, y su relación con la actualidad.

En esta nota, Gamerro concluye con la afirmación de que actualmente seguimos viviendo en un matadero como el que se presenta en el cuento de Echeverria, pero en vez de violencia sexual como tal, esta se transformo en violencia social sexualizada. Sin embargo, dicha idea está, a cierto punto, sesgada por su visión del mundo, la cual pareciese ser pesimista.

Primero y principal, si bien no se puede argumentar el hecho que de que en la sociedad existen diferentes tipos de violencia llevado a cabo por diferentes grupos sociales, afirmar que estamos en un matadero no solo supone su normalización, sino que también que su frecuencia sea elevada.

Esto, gracias a la educación y otros factores, resulta alejado de la realidad. La educación que se nos da y la escuela como institución y lugar de convivencia ayuda a inculcarnos, desde temprano, una moral que considera los actos de violencia tanto física como verbal como malos o incorrectos, lo que resulta en una sociedad joven cada vez menos violenta, reduciendo no solo la cantidad de violencia sino también el grado.

Obviamente el caso presentado solamente pasara en una institución en que a los directivos y maestros realmente les importe la aplicación de esto. Sumado a esto cabe aclarar que la realidad de cada escuela es diferente, pero por el rumbo que toma la sociedad actual se espera que esta realidad se vaya cumpliendo poco a poco.

Por otra parte, es correcto por parte Gamerro aclarar que la violencia actual que el considera esta en nuestro día a día ya no es violencia sexual, sino que es violencia social sexualizada. Esto ocurre de esta manera ya que, aparte de otras cuestiones, la escuela ayuda a reprimir esta sexualidad y hacerla taboo, lo que es causa de las reglas que se suelen aplicar por parte de los directivos con el objetivo de mantener un ambiente serio.

Por último, la escuela como institución es un lugar que nos acerca a los demás, formando vínculos de igualdad con los demás y aceptando las diferencias, fomentando la convivencia y la igualdad. Como resultado se vuelve más complicado la realización de violencia social, ya que se necesita un grupo social que se enfrente a uno diferente.

Sin embargo, si los directivos y maestros de la escuela no toman medidas para asegurar este tipo de convivencia, la escuela lamentablemente puede funcionar como un disparador de este tipo de violencia, ya que los alumnos suelen agruparse en grupos y sin supervisión es muy posible enfrentamientos (no necesariamente de violencia física) entre diferentes grupos de chicos.

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