La Milla Verde

LA MILLA VERDE

-El pasillo de la muerte-

(Stephen King)

Could Mountain en el estado de Louisiana es donde se desarrolla la historia, precisamente en el Bloque E donde los condenados a muerte eran llevados a pagar sus crímenes en la silla eléctrica, a la cual llamaban “La freidora”.

Paul Edgecomb es el jefe del grupo encargado de aquellos prisioneros, y quien nos relata la historia de lo que allí ocurrió en 1932. Paul describe el pasillo de la muerte de la siguiente manera: “En Cold Mountain el pasillo de la muerte era en realidad un bloque, el bloque E, separado de los otros cuatro y cuyo tamaño apenas llegaba a la cuarta parte de los demás. No estaba construido con madera sino con ladrillos, y su abominable techo desnudo de metal fulguraba al sol del verano como un ojo delirante. Dentro había seis celdas, tres a cada lado del ancho pasillo central, cada una de ellas casi el doble de grandes que las de los otros cuatro bloques. También eran individuales. Se trataba de unas estancias demasiado cómodas para una prisión (sobre todo en los años treinta), pero sus residentes las habrían cambiado gustosamente por cualquier celda en los otros bloques. Creedme, las habrían cambiado sin vacilar.” En aquel bloque entraron muchos prisioneros, pero nunca estuvieron las seis celdas que allí habían todas completas a la vez, a medida que leia la historia narrada por el jefe como lo llamaban algunos de los prisioneros, no podía evitar imaginarme a los presos caminando por aquel pasillo de linolio verde, motivo por el cual lo llamaban “la milla verde”, “El amplio pasillo central del bloque E tenía un suelo de linóleo del color de las limas viejas, por eso lo que en otras prisiones se llamaba la Última Milla, en Cold Mountain se había bautizado como la Milla Verde. Supongo que medía unos sesenta pasos largos de norte a sur, de un extremo al otro. Al fondo estaba la celda de seguridad y en el extremo opuesto había un cruce en forma de T. Doblar a la izquierda significaba la vida, si podía ilamarse así a lo que sucedía en el sofocante patio de ejercicios, aunque para muchos lo era. Muchos vivieron allí durante años sin consecuencias aparentemente graves. Ladrones, pirómanos y violadores paseaban, conversaban y cumplían con sus pequeñas tareas cotidianas.” cada paso que daban significaba alejarse de la vida y aunque a pesar de estar sentados allí en aquella fría silla llena de espectadores gustosos de verlos morir existía una posibilidad de que tan solo una llamada pudiera salvarlos, que quizás en el ultimo segundo que ellos creyeran que haber vivido una simple frase como “ alto” pudiera salvarlos pero no dejarlos libres, intentaba imaginarme esos días de angustias encerrados mirando hacia el techo, contando los días que faltaban para dejar aquella celda, En 1932 La vida como persona

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