La trama de la historia "Un hombre con tres nombres" por páginas

The Man with Three Names (El Hombre con Tres Nombres)

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El hombre estaba cansado. Sus ojos lastimados después de estar dos horas manejando en la nieve. Era una noche oscura de invierno sin luna y con la nieve cubriéndolo todo.

‘No voy a llegar nunca esta noche,’ pensó.

Se acercó a una colina y puso su pie en el freno. Pero el auto no paró. Bajó por la colina, y cruzó la calle.

‘Oh, ¡no!’ gritó, mientras el auto bajaba hacia una zanja y chocaba contra un árbol.

El hombre golpeó su cabeza y su cara contra la ventana del auto y su nariz comenzaba a sangrar. Se sentó en el auto reposado, demasiado sorprendido para moverse. Después de un minuto, abrió la puerta del auto y salió. La nieve comenzó a cubrir su ropa. Miró su reloj. Eran las nueve y cuarto.

‘¿Qué puedo hacer?’ pensó. ‘No me puedo quedar acá. Tengo que hablar con ella. Debo encontrar un teléfono y decirle lo que ocurrió. Debe estar preocupada. Y debo sacar mi auto de la zanja. ¿Habrá un taller abierto esta noche?’

Él miró alrededor. Vio una luz entre los árboles, abajo en un camino angosto, a su derecha.

‘Eso parece un hotel,’ pensó.

El hombre tomo una maleta del asiento trasero de su auto y empezó a caminar hacia la luz.

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• Mira el mapa. Encuentra el Hotel Grey Swan (Cisne Gris). ¿Dónde ocurrió el accidente?

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Janey Foxwell caminó desde su auto hasta el Hotel Grey Swan. Ella llevaba una maleta en una mano.

‘Es solo un pequeño hotel,’ pensó. ‘Espero que no sea caro.’

Ella abrió la puerta del hotel y entró.

‘¿En qué puedo ayudarte?’ preguntó un chico detrás de un escritorio. Él parecía tener cerca de dieciséis años. ‘Mi nombre es Stephen Morgan. Este es el hotel de mi madre.’

‘Necesito una habitación por esta noche, por favor,’ Janey dijo. ‘Tengo que conducir hasta Bristol para quedarme con un amigo pero el tiempo está empeorando.’

Stephen Morgan sonrió. ‘Tal vez el tiempo mejore mañana.’

‘No tengo mucho dinero,’ dijo Janey. ‘Soy estudiante de arte, en la universidad.’

‘Puedes quedarte en la pequeña habitación que está en el piso de arriba. Con número doce. No cuesta mucho, y es una linda habitación.’ Stephen le dio una llave a Janey.

‘¿Podrías poner tu nombre en el registro, por favor?’ Él abrió un libro en el escritorio.

Janey escribió su nombre en el registro. ‘Tengo mucha hambre. ¿Puedo comer algo?’ ella preguntó.

‘La cena fue hace dos horas,’ dijo Stephen. ‘Pero puedes conseguir sándwiches en el bar del hotel.’

‘Está bien,’ dijo Janey. ‘Gracias.’

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• Mira el registro del hotel. ¿Cuántas persona han venido al hotel el día de hoy? ¿Quiénes son esas personas?

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Janey llevó su maleta por las escaleras hasta la planta superior. Caminó hasta la puerta que tenía un doce.

Era una pequeña habitación con una cama bajo la ventana. Janey dejó la maleta en el suelo y se sentó en la cama. Estaba cansada.

‘Llamaré a Annie en uno o dos minutos,’ pensó, ‘después comeré algo.’

Ella se iba a quedar con su amiga Annie en Bristol. La ciudad de Bristol estaba a 60 kilómetros de distancia.

Había un teléfono abajo, cerca del escritorio. Janey llamó a su amiga.

‘¿Annie? Hola, soy yo, Janey… No, no puedo llegar a Bristol esta noche… Así es, la nieve hizo que el camino este peligroso… No, me estoy quedando en un hotel. Tal vez pueda conducir hasta Bristol mañana… Si, lo sé… No te preocupes, esto bien. Te voy a llamar mañana devuelta… ¡Adiós!’

Janey colgó el teléfono y se acercó al salón del bar. Tan solo después, la puerta del hotel se abrió y un hombre entró, llevando una maleta. Su sombre y su saco estaban cubiertos de nieve, y había sangre en su cara.

‘Conozco esta cara,’ pensó Janey. ‘Pero, ¿dónde la he visto antes? Y ¿cuál es su nombre?’

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• Todas las personas que pusieron sus nombres en el registro del hotel están en salón del bar. Une a cada persona con el nombre correcto.

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El hombre se acercó al escritorio.

‘Quiero una habitación,’ le dijo a Stephen Morgan.

‘¿Solo por una noche?’ dijo Stephen. ‘¿O se estará quedando por toda la semana?’’

‘Por esta noche. Y mi auto está en una zanja, a dos kilómetros de la ruta. Necesito un taller.’

"Voy a buscar a mi madre", dijo Stephen. El hombre lo ponía nervioso.

La Sra. Morgan salió de una pequeña oficina unos momentos más tarde.

‘Hay un taller en Copperthorn, el pueblo siguiente,’ dijo la Sra. Morgan al hombre. ‘Puedo llamarlo.’

‘Por favor hágalo,’ dijo el hombre.

La Sra. Morgan miró a un tablero detrás de ella. Luego marcó un número. Después de un momento, habló con alguien.

‘… y su auto está en una zanja,’ dijo en el teléfono, explicando.

‘¿Perdón? Oh, ya veo. Gracias, Harry. Le diré.’ Colgó el teléfono.

‘¿Y bien?’ dijo el hombre.

‘El dueño del taller no vendrá esta noche, no con este tiempo,’ dijo la Sra. Morgan. ‘Es muy peligroso. Llamare por ti otra vez mañana.’

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• Mira el tablero cerca del teléfono. Hay algunos números de teléfonos y nombres de negocios de gente viviendo cerca del hotel. ¿A quién llamó la Sra. Morgan y a quién le pidió que fuera a buscar el auto del hombre?

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El hombre miró enojado. ‘Tan solo deme la habitación,’ dijo sacándose el saco. ‘La mejor habitación que tenga.’

‘Habitación nueve,’ dijo la Sra. Morgan. ‘Es una hermosa habitación, con un baño. ¿Puede poner su nombre en el registro, por favor?’

El hombre escribió algo en el registro y la Sra. Morgan lo miró.

‘Gracias, Señor… Todd.’ Ella le dio una llave. ‘La habitación esta en el segundo piso.’

‘¿Hay un teléfono en la habitación?’ preguntó.

‘La habitación nueve tiene un teléfono, si.’

‘Bien, gracias,’ el respondió.

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• La Sra. Morgan le dio una llave al hombre de la habitación nueve. ¿Qué otras habitaciones están vacías?

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Mientras Janey entró al salón del hotel, el hombre enojado caminaba por delante.

Había una televisión en la esquina del salón y una mujer estaba leyendo las noticias. El hombre se detuvo en la puerta del salón. Mientras camino hacia las escaleras, algo cayó del bolsillo de su saco.

‘Disculpe,’ dijo Janey, pero el hombre no la escuchó. Ella subió las escaleras y agarró lo que el hombre había tirado.

Era un mapa de una ruta. Janey lo miró, después llamó al hombre más fuerte, ‘¡Tiró su mapa!’

Él se volteó rápidamente y bajó las escaleras otra vez.

‘Gracias,’ dijo, tomando el mapa. Entonces, sin ninguna palabra, se apuró hacia su habitación.

Janey fue y se sentó en el salón del bar. El barman puso algunos sándwiches y un vaso de naranja en frente de ella. Ella pensó sobre el extraño. ‘¿Quién es?’ pensó. ‘Estoy segura que lo he visto antes. ¿Pero en dónde?’

Y entonces recordó.

‘¡Él fue un profesor en la universidad!’ pensó. ‘Fue hace más de un año. El era uno de los profesores de arte, pero él no me recuerda.’

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• El mapa que el Sr. Todd dejó caer esta marcado para mostrar el camino desde un lugar a otro. Mira el mapa. ¿De dónde proviene él? ¿A dónde está yendo?

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Ben Todd tomó el teléfono de la habitación nueve. No podía hacer una llamada por sí mismo, le tenía que preguntar a la Sra. Morgan o a Stephen.

‘¿Qué número?’ preguntó Stephen Morgan, desde la planta baja.

No era una llamada local. El código era 0272. Un minuto más tarde, él estaba hablando con una mujer.

‘No puedo llegar esta noche’, le dijo.

‘¡Pero tienes que llegar!’ dijo. ‘Es peligroso para ti-'

‘¡Ya lo sé! Pero, ¿qué puedo hacer? El tiempo es malo y mi auto está en una zanja.

‘¿Dónde estás?’ preguntó.

‘Estoy en un hotel, cerca de Copperthorn. A sesenta kilómetros de distancia.’

‘¿Qué pasa con-?’

‘Todo está bien,’ le dijo. ‘No hay nada acerca de esto en las noticias de la televisión. Ahora, no te preocupes. Nadie sabe que estoy acá.’

‘¿Sabes a donde venir?’ dijo.

‘Sí’ dijo. ‘Yo lo escribí.’

‘¡Alguien puede verlo!’

‘Lo escribí para que nadie lo entienda. Ahora, no te preocupes. Voy a llegar mañana, de alguna manera.’ Colgó el teléfono y se acercó a la ventana. Pensó en la mujer que lo esperaba. ‘No te preocupes,’ él le dijo, pero él estaba preocupado. Muy preocupado.

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• Alguien está escuchando al Sr. Todd hablar por el teléfono. ¿Quién es?

Página 16:

Janey se despertó temprano a la mañana siguiente, y miró por la ventana. La nieve era profunda en el camino y en el estacionamiento del hotel.

‘¡Oh no! No voy a llegar entrar a Bristol hoy’ pensó.

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