Lectura Cuaderno De Estudios
lylygm26 de Agosto de 2013
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CUADERNOS DE EDUCACIÓN
Concepción Gotzens, LA DISCIPLINA ESCOLAR HORSORI ED. Gotzens, Concepción, “Prevencion de los problemas de disciplina basada en la enseñanza aprendizaje” y “Disciplina y atención en el aula”, en La disciplina escolar Barcelona.
2.3 Prevención de los problemas de disciplina basada en la planificación de la enseñanza-aprendizaje.
Planificar significa trazar un plan de acción. En el contexto escolar se aplica a toda reflexión y toma de decisiones de los docentes que, previamente al desarrollo de los procesos instruccionales propiamente dichos, se ocupe de organizar los objetivos, contenidos, actividades, recursos y procedimientos en torno a los cuales se articulará la actividad instruccional. Por ello puede afirmarse que la planificación es el principal nexo existente entre el curriculum y la instrucción.
Sin embargo, los estudios sobre los procesos de pensamiento del profesor (Clark y Yingr, 1987; Borko y Niles, 1987; Lowyck y Clark, 1989) han puesto de manifiesto una serie de cuestiones relativas a la planificación de los docentes que nos parece interesante recoger aquí brevemente puesto que, en cierto modo, contribuyen a desmitificar algunas ideas demasiado rígidas al respecto. En primer lugar que la actividad de planificar no consiste en una secuencia de reflexiones fija y mucho menos idéntica en todos los profesores; las ideas van y vuelven, nuevas informaciones modifican previsiones anteriores y, en última instancia, será el feedback proporcionado por la realidad instrumental el que contribuirá a dar un formato más o menos definitivo a la planificación instruccional.. Es decir, la planificación antecede a la instrucción y se mantiene a lo largo de su desarrollo.
También se han observado diferencias en el peso específico que cada docente otorga a las distintas variables que incluye en su planificación. Así, algunos profesores se preocupan básicamente por conocer las características específicas de sus alumnos, mientras que otros dicen hacerlo por los elementos curriculares que les afectan (contenidos, procedimientos, valores que deben aprender sus alumnos). En todo caso, lo que sí está claro es que la planificación no puede entenderse como un proceso lineal de toma de decisiones, es decir , decidir primeramente sobre objetivos y contenidos, después ocuparse de los recursos disponibles y sólo finalmente de la evaluación de los aprendizajes realizados al estilo que sugería Tyler (1950), sino que se trata de un proceso circular y recurrente, en el que las numerosas informaciones de que disponen los docentes poseen distinta relevancia, que parece depender del tipo de preocupaciones y prioridades que cada uno de ellos establece en su actividad profesional; así, un docente preocupado básicamente por los resultados de la instrucción, priorizará los objetivos que deben alcanzarse, mientras que otro menos interesado por los resultados y más sensible al proceso, se ocupará básicamente de los elementos condicionantes del mismo como, por ejemplo, las características de sus alumnos, sus intereses, los recursos disponibles, etc.
Todavía deseamos destacar una característica adicional entre las que configuran la actividad planificadora del docente y es que buena parte de ésta se desarrolla en forma de diálogos mentales que, de modo interno y espontáneo, efectúa el docente; de ahí que muchos de los resultados de la planificación mental del profesor no aparecen por escrito o en todo caso no lo hacen en términos de las programaciones mensuales o trimestrales a que estamos acostumbrados. Dicho en otros términos: planificar no significa sólo ni necesariamente programar y, por consiguiente, las formas de llevar a cabo ambos tipos de actividad no deben confundirse.
Veamos ahora las relaciones que existen entre disciplina y planificación instruccional y que, cuando menos, pueden establecerse a dos niveles: por una parte, la contribución que toda planificación instruccional aporta al orden y buen funcionamiento del grupo y, por otra, la que consiste en hacer de la disciplina objeto y tema de planificación.
2.3.1 La planificación del proceso
El hecho de prever lo que, se espera, ocurra en el aula y, en consecuencia, disponer las condiciones oportunas para que pueda desarrollarse, constituye en sí misma una práctica de acción disciplinaria; por esopodemos afirmar que la planificación es la primera forma de disciplina en el entorno instruccional (Evertson, et al., 1984).
Supongamos que un profesor desea fomentar el trabajo cooperativo entre sus alumnos; probablemente decidirá reunirlos en pequeños grupos en lugar de disponerlos según la estructura convencional de filas y columnas.
Esta decisión le obligará a modificar la distribución del aula, las mesas y asientos de los alumnos, la suya propia, así como el resto de mobiliario para que, en la medida de lo posible, los desplazamientos que hagan los alumnos en busca del material por ejemplo, no entorpezcan el trabajo de sus compañeros. Por supuesto, la distribución del mobiliario no será el único aspecto afectado por esta decisión, probablemente en mayor medida lo estarán las actividades que organice para sus alumnos, seguramente optará por una disminución considerable de las que exigen trabajo individual en favor de las que implican relaciones de cooperación con los compañeros. También las actividades competitivas, incluidas las deportivas, se verán afectadas por esta medida así como un largo etcétera de cuestiones instruccionales.
Pues bien, en tanto las previsiones realizadas resulten, por su congruencia, facilitadoras del ambiente de trabajo deseado, la disciplina del
aula se desarrollará con toda fluidez
(Genovard y Gotzens, 1996) y,
probablemente, los problemas de
comportamiento brillarán por su ausencia.
Hay quien opina que, en este caso, no se
puede hablar de eficacia disciplinaria, lo que
ocurre es que esta situación se ve favorecida
por la falta de problemas de comportamiento.
Pero este análisis es engañoso: la alteración
del orden en el aula se produce por las más
diversas circunstancias, pero sin duda una de
ellas es la que resulta de no saber qué hay
que hacer en clase o bien cuando las tareas
propuestas son incongruentes con los medios
disponibles y cuando las actividades no
pueden realizarse porque no existen las
condiciones contextuales que permitan
llevarlas a cabo. Por esto se puede afirmar
con rotundidad que toda planificación
realizada de manera lógica y realista, en tanto
que evita la improvisación sistemática y prevé
las medidas y condiciones necesarias para su
realización, constituye una práctica
disciplinaria de carácter preventivo de primer
orden.
Mediante los ejemplos utilizados nos hemos
referido básicamente a la planificación de
actividades y recursos, pero no deseamos
finalizar este apartado sin destacar la
importancia de planificar los propósitos
mismos de la instrucción, y no solamente los
procedimientos que nos han de permitir
desarrollarlos. Saber qué propósitos guían un
determinado proceso instruccional, cómo se
ajustan el las características de los diversos
alumnos, quiénes van a hallar mayores
dificultades y en qué aspectos, cuáles de los
mencionados propósitos son renunciables y
cuáles innegociables -si es que esto último es
admisible-, resulta de extrema ayuda no sólo
en tanto que planificación docente a la que
asociamos una serie de importantes beneficios
instruccionales, sino en tanto que prevención
de problemas de comportamiento
relacionados, en este caso, con la falta de
correspondencia entre las expectativas del
profesor y las posibles respuestas de los
alumnos. Si este desajuste se produce, el
riesgo de que aparezcan problemas es
también muy alto porque nadie soporta
impunemente la experiencia de fracaso de
forma continuada, ni los alumnos, ni los
profesores. Por ello es muy importante que el
fracaso se minimice y, en este caso, minimizar
el fracaso, en lo que concierne al alumno,
quiere decir que las expectativas que se le
comunican sean realistas y respetuosas con
sus posibilidades, y en cuanto al profesor, que
conozca de antemano dónde y cuándo puede
tropezarse con dificultades que afectarán el
desarrollo del proceso instruccional.
En definitiva, lo que acabamos de decir
equivale a asegurar que el conocimiento de
las situaciones ayuda a prevenirlas y no se
puede negar que la planificación instruccional
constituye una interesante aproximación al
conocimiento de las situaciones de enseñanza
aprendizaje.
2.3.2 La planificación de la disciplina
propiamente dicha
Complementaria mente a lo dicho en el
apartado anterior, existe una perspectiva
directa y literalmente relacionada con la
prevención de problemas de comportamiento
en el aula que consiste en planificar las
normas que deberán regir el orden del grupo
y los procedimientos que se aplicarán para
hacerlas cumplir; con ello no hacemos sino
ampliar el ámbito de acción de la planificación
instruccional, toda vez que destacamos el
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