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Libro como perder el miedo hablar en publico


Enviado por   •  2 de Junio de 2015  •  Resúmenes  •  3.632 Palabras (15 Páginas)  •  229 Visitas

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LIBRO COMO PERDER EL MIEDO HABLAR EN PUBLICO

CAPITULO II

LA CONFIANZA Y SEGURIDAD PERSONAL

1. LA PERSONALIDAD DEL ORADOR La personalidad, es la combinación total del hombre: lo físico, lo espiritual, lo mental, sus características, sus predilecciones, sus tendencias, su temperamento y el vaciado de su espíritu, también lo integran; el vigor, la experiencia, la cultura y su vida propiamente dicha. La personalidad, es el todo en una persona y contribuye más que la inteligencia, al éxito en la vida. Los especialistas nos dicen que la personalidad es algo que nos individualiza, que nos hace únicos; jamás han existido dos personas que psíquicamente sean iguales, puede haber personas que físicamente se parezcan, pero lo que los diferencia siempre, es su personalidad. Un individuo que ha potenciado plenamente su personalidad, brilla por su despliegue de iniciativa, seguridad y simpatía. En cambio, aquel que no ha logrado desarrollar su personalidad, debido a su falta de confianza y seguridad personal, muchas veces está condenado a fracasar en la vida. La confianza y seguridad personal que posee un orador, es un estado psicológico; producto de su competencia, conocimientos y habilidades, ello le permite enfrentar situaciones adversas y salir airoso de ellas. Este estado ideal, muchas veces, está ausente en el común de las personas, ello ocurre a menudo porque durante la infancia han recibido mal trato psicológico, ora en el hogar, ora en el entorno social. Muchos padres lejos de incentivar las cualidades de sus hijos las reprimen, se burlan de ellos o lo desalientan en el logro de sus metas. Su autoestima cae al suelo creando serios complejos de inferioridad. Es importante a continuación, conocer las anomalías más frecuentes que se presentan en la personalidad de un futuro orador para poder enfrentarlas y vencerlas con éxito.

ANOMALÍAS DE LA PERSONALIDAD:

La personalidad anormal se caracteriza por presentar los siguientes rasgos: 1.- Es incapaz de adaptarse al ambiente social. 2.- Es inestable en sus reacciones afectivas. 3.- Es voluble, cambia de metas. 4.- No es objetivo en sus juicios. 5.- No frena sus caprichos y apetitos 6.- Aparenta lo que no es; y 7.- Tiene poca capacidad para amar. Entre los trastornos más graves tenemos:

LA NEUROSIS.- Trastornos que provocan graves sufrimientos, puesto que rompen la tranquilidad interior. Sin embargo el individuo puede conservar su capacidad para comprender y juzgar; y es capaz de dominarse. Predominan los síntomas egodistónicos, tales como obsesiones, ataques de ansiedad y síntomas de conversión somática. El Neurótico dice: “Quiero ser Napoleón”.

LA PSICOSIS.- Esta enfermedad constituye serios trastornos profundos que alteran el juicio y la realidad del sujeto. Su conducta transforma morbosamente su personalidad llevándolo muchas veces a la enajenación. El sicótico suele ser una persona peligrosa, tanto para los que lo rodean como para él mismo. El psicótico suele decir: “Yo soy Napoleón”.

LA ESQUIZOFRENIA.- Grupo de enfermedades mentales correspondientes a la antigua demencia precoz que se manifiestan durante la pubertad y se caracterizan por una disociación específica de las funciones psíquicas que conduce, en los casos graves, a una demencia incurable. El esquizofrénico suele decir: “Napoleón me anda persiguiendo”. La persona sana en cambio, dice: ¡Yo soy yo, y tú eres tú!

PERSONALIDAD Y ACTITUD MENTAL

La personalidad, según el tipo de motivación que exista en nuestra mente, puede experimentar hasta cinco tipos de actitudes mentales. Si bien es cierto, cada una de ellas no se da de forma única ni exclusiva -sino más bien mezclada- lo que importa es saber el espacio que cada una de ellas ocupa en nuestra mente. Si poseemos un 51% de “independencia” y el resto de mediocridad o conformismo podemos estar seguros que nuestras acciones se encaminaran por un buen sendero. Recordemos que “todo está en el estado mental de las personas” como solía decir el Dr. Christian Barnard, autor de un importante escrito titulado “La oración del éxito”. A continuación describiremos brevemente cada una de estas actitudes, para decidir personalmente cuál de ellas nos conviene tener en nuestra mente.

INDEPENDENCIA: Las personas en cuyas vidas prima esta actitud mental son positivos, dinámicos y realizan sus acciones sin que nadie se los ordene. Prima en ellos la iniciativa y el deseo por triunfar. Son extrovertidos, sinceros y dignos de confianza.

DEPENDENCIA: En las personas que predomina esta actitud, vemos individuos que aún no han logrado dominar su personalidad, esperan órdenes o motivaciones para iniciar un trabajo. Se identifican con lo bueno y positivo, pero siempre necesitan de ayuda para triunfar.

CONFORMISMO: Esta actitud mental hace que las personas vivan estancadas, sin ambiciones y conformándose con lo poco que han podido obtener en la vida. Si nacieron pobres piensan que deben morir así. No se esfuerzan por sobresalir ni por triunfar.

MEDIOCRIDAD: Las personas en las que predomina la mediocridad tienen un carácter inestable, se entusiasman rápidamente, pero ante la primera dificultad se desaniman y abandonan lo emprendido. Nunca triunfan en sus luchas, permanecen estancados toda su vida.

NEGATIVISMO: Esta es la peor actitud mental que pueda existir en el hombre, hace que las personas lo vean todo difícil o imposible. Piensan que nada es realizable y lo peor, viven contagiando sus negras ideas a los demás. Son una especie de muertos en vida, que nunca triunfarán. El gran enemigo del orador –dice Loprete- es el temor o miedo al público; éste paraliza la lengua, seca la boca y la garganta, produce transpiración, engendra movimientos torpes del cuerpo (brazos y piernas), traba la articulación, la voz y lo que es peor, obnubila la mente. El miedo se origina en un estado físico de nerviosidad patológica; es un complejo de inferioridad permanente o transitorio, es una sobrestimación excesiva del propio yo, que lo torna sumamente celoso e intolerante con el mínimo fracaso, El origen del miedo lo encontramos en la falta de confianza y seguridad personal, en la insuficiente preparación académica o en la natural reacción que experimenta toda persona al internarse en una situación inhabitual. Pero, al margen de todas estas disquisiciones “psicológicas” hay que comprender que el miedo es algo natural y parte inherente del ser humano. El miedo se puede vencer: Los especialistas manifiestan que el miedo es un mecanismo de defensa, que nos sirve de protección para no recibir daño; nos mantiene alertas en situaciones de peligro para reaccionar ante las circunstancias amenazadoras,

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