Los 7 hábitos para ser una persona altamente efectiva

Ensayo

En 1989, Stephen Covery publicó “Los 7 hábitos para ser una persona altamente efectiva”, un libro que ha ayudado a miles de lectores a convertirse en personas altamente efectivas. El segundo capítulo de este libro aborda el tema de la “Victoria Privada”, que son los logros que se deben conseguir antes de poder interactuar de manera eficiente con el medio. Para esto, Covery propone tres hábitos principales: el primero de ellos y más importante es ser proactivo, el cual significa responder con responsabilidad para tener de resultado la libertad; el segundo hábito es empezar con un fin en mente y con clara comprensión de su destino, dado lugar a una vida con sentido. Por ultimo, pero no menos importante, establecer “primero lo primero”, obteniendo una administración personal para poder establecer lo que es urgente.

El primer hábito se basa en la proactividad, que involucra la autoconciencia, permitiéndonos separar y examinar incluso el modo en que nos vemos. Se trata del más fundamental de los hábitos para la efectividad. Afecta no solo la conducta y actitudes, sino también el modo en qué vemos a las demás persona. El paradigma determinista proviene del estudio de animales y de personas neuróticas y psicóticas. Esto permite compensar ciertos criterios de algunos investigadores, como la historia de la humanidad y nuestra propia autoconciencia. Hay tres teorías en combinación que relacionan la naturaleza del hombre: el determinismo genético (que culpa a los abuelos), el determinismo psíquico (que culpa de los padres) y el determinismo ambiental (que culpa al responsable de la situación, ya sea una situación política, económica, entre otros), Esta teoría se basa del estimulo-respuesta que esta asociado con los experimentos de Pavlov.

En general, ser proactivo significa tener responsabilidad de nuestra propia vida y tomar la iniciativa para cualquier circunstancia que se nos presente. Tomar la iniciativa significa indagar hacia los problemas que se presenten, teniendo en cuenta siempre el nivel de madurez del individuo, pero ante todo esto, es primordial tener responsabilidad para ser una persona proactiva. Si nuestras acciones demuestran autoconocimiento e iniciativa, éstas estarán dentro del lenguaje proactivo, de lo contrario, estaremos hablando de un lenguaje reactivo, que es conformarse con las cosas y no buscar una solución.

Asimismo, a lo largo de nuestra vida se nos presentará por delante un círculo de preocupación y uno de influencia. El círculo de preocupación se basa principalmente en aquellas cosas que nos producen ansiedad y no pueden ser controladas. Las personas que se centran en este círculo se les llaman reactivas, ya que su foco se sitúe en los defectos de otras personas y los problemas del medio. Mientras que el círculo de influencia se refiere a la energía positiva. Dichas personas que se centran en este circulo son las personas proactivas, las cuales tienden a ampliar sus círculos de influencia y disminuir sus círculos de la preocupación.

Por otro lado, el segundo hábito se trata de “Empezar con un fin en mente”. Significa comenzar con una clara visión del destino, saber a dónde nos dirigimos, es decir, comprender en que lugar nos encontramos y dar los pasos adecuados para ir a la dirección correcta. Pero para centrarse en este hábito se necesita tener claro que “todas las cosas se crean dos veces”: primero se realiza una creación mental y de segundo una creación física. Donde entra en contacto con estas dos creaciones el liderazgo y la administración, por que dicho habito se basa en el liderazgo personal. Nuestra primera creación seria el liderazgo y la segunda la administración. Las personas aplican este principio en muchas áreas de su vida para lograr lo deseado.

     ¿Pero cómo comenzamos con un fin en mente? Para muchos la mejor manera de comenzar con un fin en mente es tener un enunciado de la misión personal que agrupe lo que uno quiere ser (su carácter) y hacer (sus aportaciones y logros), y en los valores o principios que dan cimiento al ser y al hacer. Ya teniendo una misión personal, ésta pasará a ser nuestra constitución personal. El centro principal de nuestra misión personal debe ser nuestro círculo de influencia, donde se encontrarán nuestros paradigmas más básicos, dando lugar a nuestra fuente de seguridad, guía, sabiduría y poder. Sin embargo, para que dichos factores estén en cualquiera de los círculos que nos centremos debemos tener claro que nuestra vida debe girar en torno a los principios correctos, ya que los principios no reaccionan ante nada. Al centrar nuestras vidas en principios atemporales, creamos un paradigma fundamental de la vida efectiva, para así lograr un equilibro y armonía de nuestros logros.

Sin embargo para lograr un enunciado de misión personal se debe trabajar con totalidad ambos hemisferios de nuestro cerebro, tanto el derecho como el izquierdo. Las dos únicas dotes humanas que hacen posible la práctica del segundo hábito (la imaginación y la conciencia moral) son primordialmente funciones del hemisferio derecho del cerebro. Según la teoría de predomino cerebral, ambos hemisferios se caracterizan por lograr diferentes funciones y procesamiento de información, el hemisferio izquierdo se encarga de ser más lógico y verbal, mientras que el hemisferio derecho es más intuitivo y creativo. Aunque empleamos ambos hemisferios cerebrales, por lo general uno u otro tienden a predominar en cada individuo. Por lo general todo individuo debería trabajar con ambos hemisferios, primero captar lo que se necesita y luego utilizar dicha herramienta. Muchas de las personas se quedan en su zona de comodidad por que sienten que dominar un solo hemisferio está bien, pero no es así. Para lograr satisfacer necesidades específicas de modos más efectivos debemos saber cuales son las funciones de cada hemisferio.

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