Necesito El Resumen
Valitafrancisca25 de Abril de 2012
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Capítulo 1: La Adivina del Mercado
Mientras se encuentra en la capital del Reino del Dragón de Oro, Tunkhala, Kate Cold es comisionada para escribir un artículo sobre el primer safari en elefante para turistas en África, idea nacida del naturali22º2º222sta africano Michael Mushaha.
Viaja acompañada de su nieto Alexander Cold, su amiga Nadia y el inseparable mono Borobá. Después de tomar cuatro aviones, cruzar tres continentes y viajar miles de millas aterrizan en Nairobi, capital de Kenia, donde son recibidos por un empleado de Michael Mushaha y se reúnen con los fotógrafos de siempre, el inglés Timothy Bruce y el latinoamericano Joel González.
Cuando visitan el mercado de la ciudad, Alex y Nadia conocen a Ma Bangesé, una sacerdotisa que les traslada a otra dimensión en la cual los chicos tienen una visión de los peligros que les esperan en el viaje que han emprendido, siendo el peor de ellos un ogro con tres cabezas contra el que deben luchar.
Al día siguiente muy temprano viajan hacia la reserva natural donde les espera Mushaha. Lo hacen en qaaaajwla avioneta de Angie Ninderera.
Capítulo 2: Safari en Elefante
Media docena de mandriles asaltaron el campamento en ausencia de los humanos. Se bebieron el vodka de Kate y destrozaron todo lo que encontraron. Mushaha ordenó dispararles dardos somníferos que los dejaron fuera de combate y los arrastraron lejos del campamento. Uno de los animales que estaba aún consciente mordió a Timothy en un brazo y la herida se le infectó hasta causarle fiebre por lo que decidieron llevarlo hasta Nairobi.
Una tribu de nómadas masai llegó al campamento y esperó a una curandera muy famosa que debía curar a un niño que estaba muy enfermo.
Durante la noche Kate y Angie contaron historias de sus aventuras vividas.
Mientras todos dormían, una manada de leones entró en el campamento y uno de ellos conversaba con Nadia. Kate al descubrir la presencia de los felinos empezó a chillar lo cual despertó a toda la gente y se formó un gran alboroto con rugidos y tiros incluidos.-
Capítulo 3: El Misionero
El avión de Angie se encontraba a pocos kilómetros del campamento y hacia allí se dirigieron todos los miembros del safari en su último paseo en elefante.
Los mismos mandriles que destrozaron el campamento estaban sobre las alas del avión y solo se retiraron cuando tenían a los elefantes muy cerca.
Allí apareció un hombre que dijo ser misionero y llamarse Fernando, español nacido en Galicia y que necesitaba ayuda para viajar a Ngoubé a buscar a dos compañeros suyos de los cuales no sabían nada hacía meses.
Alex propuso a Kate que la revista International Geographic financiara el viaje argumentando que sería un reportaje estupendo. Esta se puso de acuerdo con el fotógrafo y pagaron a Angie para que los llevará.
El viaje no tuvo complicaciones, pero al no tener una pista donde aterrizar, Angie lo hizo en una playa del río con tan mala suerte que al Súper Halcón se le rompió la hélice.
Capítulo 4: Incomunicados en la Jungla
Los miembros del grupo acamparon en la playa donde hicieron una fogata con estiércol de animales para espantar a los mosquitos y otros animales.
Todos excepto el hermano Fernando y Borobá se dieron un refrescante baño en el río donde descubrieron una familia de hipopótamos.
Borobá descubrió un gorila hembra con su bebé que se habían quedado atrapados en una red mientras el macho vigilaba desde los árboles. Nadia y Alex la ayudaron a liberarse cortando las cuerdas de la red.
Capítulo 5: El Bosque Embrujado
Joel González improvisó una caña de pescar con bambú y un alambre torcido y se instaló en la orilla del río esperanzado en pescar algo pero no confiaba mucho en lograrlo por lo que un tirón en el hilo casi le tira de espaldas y con la ayuda de los otros compañeros lograron sacar del agua una carpa de buen tamaño. El pez fue limpiado, envuelto en hojas, asado y servido como comida para todos.
Luego mientras descansaban a la sombra de las lonas, fueron atacados por un jabalí enfurecido que eligió como blanco a Angie. El hermano Fernando demostró sus dotes de torero con un trozo de lona y logró cansar al animal a tal punto que éste quedó sin fuerzas y estaba a punto de derrumbarse cuando Angie lo mató de dos tiros en la cabeza.
¡Tendremos carne para varios días! Dijo el hermano Fernando, quitó la piel y las vísceras al animal como lo había visto hacer en su pueblo, guardaron todo lo que se podía aprovechar y tiraron los restos al río para evitar las moscas y otros animales que podrían venir atraídos por el olor de la sangre.
Por la noche cuando Angie hacía su turno de guardia, fue atacada por un cocodrilo y empezó a chillar. Al oír los gritos Alex acudió en su ayuda y golpeó al monstruo con lo primero que encontró (que resultó ser la cámara de Joel) y le propinaba patadas. Angie disparó su arma pero las balas no dañaron al saurio que ante el alboroto optó por retirarse sin cenar.
A la mañana siguiente llegaron por el río dos canoas con dos hombres cada una. Los hombres dijeron ser pescadores y según el hermano Fernando eran de raza bantú. Nuestros amigos les contaron lo del accidente, les mostraron el avión averiado y les pidieron ayuda para salir de allí, pero éstos solo accedieron cuando acordaron un precio y Angie les repartió cigarrillos.
Decidieron, con una moneda que Nadia lanzó al aire, si ir al norte como quería el hermano Fernando o al sur como quería Angie. Ganó el hermano Fernando.
Los pescadores dijeron que nadie entraba por esos lados sin autorización del rey Kosongo a quien no le gustaban los extranjeros. El hermano Fernando sabía de la existencia de tal rey pero sabía también del comandante Maurice Mbembelé que parecía ser quien mandaba. Sabía su historia de cómo abandonó el ejército y se instaló en Ngoubé con un puñado de hombres. Sabía además que los dos misioneros que buscaba habían construido una escuela y un dispensario médico pero Mbembelé no permitió que nadie asistiera allí.
Cargaron sus pocas pertenencias en las canoas y los pescadores los llevaron río arriba hasta cuando encontraron en tierra firme un muñeco (que el hermano Fernando califico de muñeco satánico de brujería). Entonces los pescadores se aterrorizaron, dejaron las pertenencias del grupo en la playa y se marcharon prometiendo volver a buscarlos dentro de cuatro días.
Capítulo 6: Los Pigmeos
El grupo se internó en la selva por el camino que los pescadores les habían indicado. Caminaron más de una hora pero habían avanzado poco por que el terreno era por demás inaccesible lleno de pantanos en uno de los cuales Angie estuvo a punto de hundirse y fue arrastrada hasta la orilla por Joel y el hermano Fernando.
Tenían la sensación de ser vigilados y se pusieron en posición defensiva en círculo armados con el revólver y el rifle de Angie, un machete y dos cuchillos. Pronto surgieron de la espesura los pigmeos. Eran pequeños, el más alto no alcanzaba el metro cincuenta, iban cubiertos con taparrabos; uno se ellos llevaba una camiseta que le llegaba a las rodillas e iban armados con lanzas.
El que mejor podía comunicarse dijo llamarse Beyé-Dokou. Los miembros del grupo pidieron ayuda para llegar a Ngoubé y al igual que los pescadores, los pigmeos se negaron a ir allí. Kosongo, Mbembelé, Sombe, soldados… repetían y hacían gestos de terror.
Al ver la determinación de los extranjeros, los pigmeos decidieron ayudarles y los llevaron hasta Ngoubé. De camino pasaron junto a lo que llamaban la aldea de los antepasados indicándoles que nadie debería acercarse allí porque rondaban los espíritus.
Llegaron a Ngoubé al final del día causando un gran alboroto entre sus habitantes. Cuatro soldados armados los abordaron y empujaron contra una pared.
Al saber que buscaban a Kosongo, Mbembelé y Sombe enviaron a un mensajero que regresó con la orden de conducirlos al Árbol de las Palabras donde les aguardaba el rey Kosongo y fueron obligados a postrarse ante él.
Kate explicó al rey quienes eran e inventó que venían a entrevistarlo porque su fama se había regado por el mundo. Esto cambió la actitud de Kosongo.
Capítulo 7: Prisioneros de Kosongo
¡Fiesta! ¡Música! ¡Comida! ordenó Kosongo a través de la boca real. Les ofrecieron calabazas con vino de palma, unas hojas con aspecto de espinaca y budín de mandioca. También una cesta con grandes ratas asadas en la hoguera.
Luego trajeron a los pigmeos para que dieran un espectáculo musical que a los visitantes les pareció sublime pero triste y doloroso. Después trajeron a las pigmeas, que estaban prisioneras, y estas bailaron como contestando con sus movimientos y sus voces al llamado de sus compañeros.
Kosongo también se estremecía al ritmo de los tambores, sus pies marcaban el ritmo y sus brazos se agitaban haciendo sonar las pulseras de oro.
Al terminar los ahora prisioneros fueron conducidos a lo que antes fuera la misión. Era un sitio lleno de cucarachas pero el cansancio los obligó a ignorarlas y se durmieron. Dormían todos menos Nadia que utilizando su técnica de invisibilidad burló a los guardias y se acercó a las cabañas en las que mantenían prisioneras a las pigmeas.
Nadia entabló amistad con ellas, y éstas le dieron información valiosa: Kosongo obligaba a sus esposos a cazar elefantes para vender sus colmillos a los contrabandistas. También tenía otro clan de esclavos que explotaban una mina de diamantes más al norte. Como recompensa les daba cigarrillos, comida y derecho a ver a sus familias durante un rato, o, por
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