Operación masacre.
pilarlopezm.99Trabajo19 de Agosto de 2016
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Operación masacre
Rodolfo Walsh
Profesora: Ana María Marcaida
Alumna: Pilar López Molina
Curso: 5to Economía y Administración
Análisis Trascendente
- El 16 de septiembre de 1955 estalló en Córdoba un levantamiento militar comandado por el general Eduardo Lonardi que contó con el apoyo de la Marina de Guerra al mando del Contraalmirante Isaac Rojas. Su objetivo principal era derrocar al Presidente Constitucional de la República, el General Juan Domingo Perón.
Perón presentó su renuncia como Presidente y el 20 de septiembre embarcó rumbo a Paraguay. Asumió al gobierno el general Eduardo Lonardi. Todos los sectores sociales que apoyaron el golpe militar de 1995 estaban de acuerdo en caracterizar al gobierno peronista como una dictadura totalitaria o una "tiranía". Por esta razón se sintieron identificados con el nombre de "Revolución Libertadora". Este gobierno estuvo basado en dos acuerdos mínimos: la necesidad de "desperonizar" (prohibición de la palabra Perón) a la sociedad argentina y cumplir una etapa de reorganización política conducida por las Fuerzas Armadas que debía concluir un llamado a elecciones que restableciera el régimen democrático. Esta unidad comenzó a resquebrajarse cuando el gobierno de facto comenzó a tomar decisiones para enfrentar los problemas económicos y políticos.
El general Leonardi había declarado que en la Argentina post-peronista "no hay vencedores ni vencidos" y sostenía que la desperonización se lograría a través de "un proceso de reeducación de las masas peronistas en los principios liberales y democráticos". Esta posición no era compartida por los grandes capitalistas que habían apoyado al golpe ni contaba con el apoyo de otros jefes. En noviembre del ´55, Lonardi fue obligado a renunciar y lo reemplazó el general Pedro Eugenio Aramburu. Así, la "revolución libertadora" profundizó su anti peronismo, disolvió el partido peronista e intervino la CGT. Este gobierno aplicó una fuerte devaluación y congeló los salarios. Como resultado, entre 1955 y 1958 se registró un estancamiento del sector industrial. Se inhabilitaron a todos los dirigentes políticos y gremiales que hubieran participado en el gobierno de Perón y muchos de ellos fueron encarcelados. Así lo que se denominó "Revolución libertadora" pasó a ser "Revolución fusiladora" dados los hechos que comenzaron a suceder. El país perdió totalmente la seguridad social, creciendo las villas miserias. Larga fue la nómina de exiliados por carecer en Argentina de las mínimas garantías de vida. Las medidas represivas y la prohibición de mencionar los nombres de Eva y Perón provocaron la reacción de los peronistas. Muchos comenzaron a organizar comandos de resistencia, con el fin de oponerse al gobierno y lograr el retorno de su líder. Así llegamos a la noche del 9 de junio y la masacre ocurrida en José León Suárez. Hubo levantamientos en distintos puntos del país y todos ellos fueron detenidos por la policía y los militares, ocurriendo la muerte de 31 personas entre asesinatos y fusilamientos. Entre ellos el general Valle, lo que dio por terminada este incipiente levantamiento popular.
- Rodolfo J. Walsh nació en 1927 en la localidad de Choele-Choel, provincia de Río Negro. Llegó a Buenos Aires en 1941 para realizar sus estudios secundarios. Completados estos, comenzó a estudiar filosofía pero abandonó para emplearse en diversos oficios. A los 17, había comenzado a trabajar como corrector en una editorial, germen de su oficio de periodista, en el que habría de destacarse. Fue escritor, periodista, traductor y asesor de colecciones. Sus obras recorren especialmente el género policial, periodístico y testimonial, como se aprecia en Operación Masacre y Quién mató a Rosendo. Walsh es para muchos el producto de una tensión resuelta. Su personalidad ha sido destacada en los ámbitos literarios. No obstante, el mismo se consideraba un combatiente revolucionario antes que un escritor, y así lo manifestaba públicamente. El 25 de marzo de 1977 un pelotón especializado emboscó a Walsh en calles de Buenos Aires con el objetivo de aprehenderlo vivo. Walsh, militante revolucionario, se resistió, hirió y fue herido a su vez de muerte. Su cuerpo nunca apareció. El día anterior había escrito lo que sería su última palabra pública: la Carta Abierta a la Junta Militar
Análisis Inmanente
- A) A partir de la lectura podemos observar que el escritor de esta novela tuvo como objetivo describir los hechos ocurridos en la noche del 9 de junio de 1956 en los basurales de José León Suarez, un levantamiento en el cual hubo muchos fusilamientos y muy pocos lograron escapar de la tragedia. En 1957, emprendió la investigación de estos hechos debido a que le cuentan que hay un fusilado que vive, cuyos resultados los publicó en este libro llamado Operación Masacre con el fin de contarle a la gente lo que ocurría en este periodo histórico de la Argentina. A medida que va reconstruyendo los hechos, es capaz de probar que los fusilamientos ocurrieron antes de que se decretase la ley marcial, por lo tanto dichos fusilamientos eran totalmente ilegales.
B) Texto argumentativo
En 1965 un contra-golpe militar de la política peronista contra la dictadura militar denominada Revolución Libertadora fracasa, y en un terreno descampado de José León Suárez, Provincia de Buenos Aires, Argentina, son fusilados cinco civiles sospechados de estar en el alzamiento.
A casi seis meses del hecho, alguien le dice a Walsh: «Hay un fusilado que vive». Y allí comienza esta historia.
En el curso de los meses siguientes descubre que hay más de uno: hay siete sobrevivientes de ese matadero. Y los contacta uno a uno, mientras reconstruye los hechos y acumula, en forma clandestina, la evidencia que luego se convertirá en “Operación Masacre”.
Ahora bien, tiene sentido la violencia física, o peor aún la muerte, por pensar políticamente distinto unos de otros?
Cuando se habla de violencia política se suele hacer referencia a un “cierto orden” por llamarlo de alguna manera, que es atacado por otro u otros grupos que intentan vencerlo en beneficio propio.
Se oponen a la “paz” que puede llegar a reinar en una sociedad, al transcurrir de una “vida normal” en una comunidad que puede llamarse estable mientras en silencio traman acciones repudiables para vengarse y disfrutar de lo que creen que les pertenece, como lo es el “poder político”.
Esto no tuvo sentido ayer, ni hoy, ni lo tendrá mañana, pero muchas veces a nadie le interesa atentar contra la vida de alguien para obtener beneficios propios.
“Operación Masacre” pone al alcance de los lectores, el mayor problema que puede surgir en una comunidad y lo describe desde la cruda realidad. Con una dureza que asusta y una riqueza que asombra, nos muestra lo mísera que puede resultar la vida cuando hay “intereses políticos” de por medio.
A mi criterio, en esta obra, se pone en duda la dignidad moral de aquellos que se indignan hipócritamente por barbaridades, masacres y violencias que se cometen contra el orden, y que también se toman el derecho de juzgar y disponer de las vidas de otros creyendo que solo están obrando “en beneficio del bien común”.
Y mi opinión se basa en las expresiones de Walsh cuando dice:
“Si hay algo justamente que he procurado suscitar en estas páginas es el horror a las revoluciones, cuyas primeras víctimas son siempre personas inocentes, como los fusilados de José León Suárez o como aquel conscripto caído a pocos metros de donde yo estaba. La pobre gente no muere gritando “Viva la patria”, como en las novelas. Muere vomitando de miedo, como Nicolás Carranza, o maldiciendo su abandono, como Bernardino Rodríguez. Sólo un débil mental puede no desear la paz.”
- Esta novela permite al lector conocer aspectos de la vida cotidiana y de la sociedad de Buenos Aires a fines de los años cincuenta. Un claro ejemplo es la descripción del barrio de Florida en el capítulo 3: “Don Horacio”, donde se encuentra la casa donde serán apresadas las víctimas de esta masacre. En él, el autor describe el vecindario donde se desarrollará la tragedia diciendo: “El municipio regatea el agua y las obras sanitarias, hay baches en los pavimentos, faltan letreros indicadores en las esquinas, pero el pueblo vive a pesar de todo”. Y continúa, diciendo “El barrio en que van a ocurrir tantas cosas imprevistas está a unas seis cuadras de la estación, yendo al oeste. Ofrece los violentos contrastes de las zonas en desarrollo, donde confluye lo residencial y lo escuálido, el chalet recién terminado junto al baldío de yuyos y de latas” y también que “en invierno las calles quedan semidesiertas a hora temprana. Las esquinas están mal iluminadas y hay que cruzarlas con precaución para no enfangarse en lo charcos provocados por la falta de desagües. Donde hay un puentecito o una hilera de piedras para facilitar el cruce, es obra de los vecinos. A veces el agua oscura llega de un cordón a otro, y más que verse se adivina por el reflejo de alguna estrella o de los macilentos faroles que languidecen en los porches hasta altas horas. Sólo en la avenida San Martín se nota algún movimiento: un colectivo que pasa, un letrero de neón, el frío resplandor celeste del ventanal del bar”. Como puede apreciarse el barrio descripto es uno de clase trabajadora con ciertas comodidades pero también con ciertas carencias tales como la falta de asfalto en algunas calles, la mala iluminación o la falta de desagües. El escritor también agrega una descripción de la sociedad del barrio: “El habitante medio es un hombre de treinta a cuarenta años que tiene su casa propia, con un jardín que cultiva en sus momentos de ocio, y que aún no ha terminado de pagar el crédito bancario que le permitió adquirirla. Vive con una familia no muy numerosa y trabaja en Buenos Aires como empleado de comercio o como obrero especializado. Se lleva bien con los vecinos y propone acepta iniciativas para el bien común”. Cuando el autor menciona en estos párrafos los oficios posibles de los vecinos de Florida, hace énfasis en el “obrero especializado”. Walsh sigue describiendo al habitante de la zona dando al lector una visión de las actividades que éste solía tener en su vida cotidiana: “Practica deportes, por lo general fútbol, conversa los temas habituales de la política, y bajo cualquier gobierno protesta sin exaltarse contra el alza de vida y los transportes imposibles”.
En los dos primeros capítulos de Operación Masacre, se describe a dos trabajadores ferroviarios, Carranza y Garibotti, que formarán parte del grupo que será posteriormente apresado y masacrado. Ambos habitan el Barrio Obrero de Boulogne, un barrio de trabajadores relacionados con el sector industrial y de los transportes. Walsh, retrata la vida cotidiana de Carranza y describe características similares a tantos otros hombres y mujeres en la misma situación política y social que el protagonista, por ejemplo la relación con su mujer que es muy similar a la que debieron mantener miles de militantes del justicialismo en esos días de persecución: “Siempre era igual. Siempre llegaba así su hombre: huido, nocturno, fugaz. A veces se quedaba una noche, después desaparecía las semanas. Por ahí le hacía llegar un mensaje: estaba en casa de tal amigo. Y entonces era ella quien iba a su encuentro, dejando los chicos a alguna vecina, y pasaba con él unas horas transidas de temor, de zozobra, de la amargura de tener que dejarlo y esperar el lento paso del tiempo sin noticias suyas”. La vida familiar es claramente vista en el caso de Carranza: “Y ahora estaba sentado en el sillón del comedor, hamacando en las rodillas a Berta Josefa, de dos años, y a Carlos Alberto, de tres, y acaso a Juan Nicolás, de cuatro- toda una escalera de pibes tenía, don Carranza- hamacándolos e imitando el fragor y el silbato de los trenes que manejaban hombres como él, gente de esa barriada ferroviaria”.
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