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Problemas Laborales De GAP

javierpv174 de Abril de 2014

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GAP, Inc. Es una cadena de tiendas al detalle, que incluye a GAP, Banana Republic, Old Navy, GAP International, Gapkids y BabyGap, que vende ropa casual y zapatos y tiene sus oficinas centrales en San Francisco, En enero de 2004, la compañía reportó ingresos fiscales anuales de 1.03 miles de millones de dólares, por ventas de 15.85 miles de millones de dólares. Casi toda la mercancía de GAP se fabrica bajo contrato para la empresa por cerca de 3,000 fábrica bajo contrato para la empresa por cerca de 3,000 fabricas proveedoras de propiedad y operación extranjeras en 50 países, la mayoría de los cuales son países en desarrollo donde las condiciones de trabajo con frecuencia son de explotación

En marzo de 2004, Paul Pressler, director general de GAP, Inc., examinó un boceto del siguiente Social Responsability Report 2004 de la compañía, que describía los problemas laborales que la empresa había enfrentado desde 1995 en las fábricas que producían su ropa. Èl se pregunto si el reporte revelaba demasiadas deficiencias de la empresa. Pressler sintió que era importante ofrecer al público una visión global de los problemas que enfrentaba los trabajadores del vestido alrededor del mundo, así como un panorama de las batallas y dificultades permanentes de la propia compañía para encontrar soluciones a estos problemas. Pero el reporte, que detallaba muchas de las habilidades de la compañía, era riesgoso; podría ser tomado con escepticismo, podría aumentar las críticas a la empresa y podría alejar a inversionistas y clientes.

Uno de los asuntos más difíciles que la compañía había encarado y que se describía en el reporte, era el de las demandadas judiciales que había enfrentado en septiembre de 2002. El litigio de demanda popular se resolvió en beneficio de los trabajadores de enero de 1999 cuando GAP, Inc. , y otros 25 detallistas fueron acusados de contratar lugares con malas condiciones de trabajo en la isla de Saipan, un protectorado de Estados Unidos en el Sureste Asiático. Según la demanda, las fábricas de Saipan violaron los derechos humanos de sus trabajadores.

Además, como se alegó en el proceso judicial, GAP, Inc. Y otros detallistas habían defraudado a los clientes estadounidenses al afirmar en sus etiquetas que la ropa fabricada en Saipan estaba “hecha en Estados Unidos”, implicando falsamente que estaba fabricada según los estándares laborales de ese país. Pressler seguía preocupado por la demanda. Él sabía que GAP, Inc., vigilaba a sus fábricas con regularidad y, por lo tanto creía que las condiciones de las fábricas de Saipan no podrían ser tan malas como afirmaba la demanda. Saipan no era el único lugar en el que la compañía había sido acusada de violar los derechos de los trabajadores. Se habían hecho acusaciones similares en fábricas que maquilaban ropa para GAP en Centroamérica, Lesotho, Tailandia, Camboya, Bangla Desh, Indonesia y México.

GAP se fundó en 1969%, cuando Donald Fisher y su esposa, Doris, abrieron una pequeña tienda de ropa cerca de la Universidad Estatal de San Francisco. Para 1971, ya operaban seis tiendas GAP. En 1983, Fisher persuadió a Millard Drexler, antiguo presidente de Ann Taylor, para fungir como nuevo presidente de GAP, mientras Fisher se Convirtió en director general. Drexler transformó la compañía reemplazando las aburridas líneas de ropa que la tienda había estado almacenando con su propia marca privada de nuevas líneas brillantes y coloridas de ropa de algodón resistente de alta calidad, dirigidas a los clientes jóvenes adinerados y a la moda. En 1995, Fisher se retiró como CEO pero siguió siendo presidente del consejo, y Drexler se convirtió en CEO de la compañía, que en ese entonces tenía 1,348 tiendas. Aunque la competencia era intensa, GAP continuo prosperando (a pesar de una desaceleración durante 2000- 2002) y, cuando Drexler se retiró en septiembre de 2002 para ser reemplazado por Pressler, la empresa operaba más de 4,000 tiendas.

GAP fue una de las primeras compañías en adoptar un código en 1993, cuando un incendio con una fabrica de juguetes en Tailandia, matando a 200 trabajadores porque las salidas de emergencia estaban bloqueadas. Aunque la fabrica de juguetes de Tailandia no hacía ropa para GAP, la compañía puso en práctica un código de ética para sus proveedores para asegurar que sus fábricas seguras y para evitar la publicidad desagradable que el incendio había generado a Wal – Mart, ToysR-Us, y otros detallistas a los que fabrica había abastecido. El código GAP estableció que sus proveedores debían evitar la discriminación, evitar el uso trabajo forzado o en prisión , no emplear a niños menores de 14 años de edad, proporcionando un ambiente de trabajo seguro para los empleados, pagar el salario mínimo legal o el estándar de ella industria local (el que fuera mayor), cumplir todas las normas ambientales locales, no amenazar ni penalizar a los empleados por sus esfuerzos por organizarse o negociar colectivamente, y hacer respetar todas las leyes locales. Antes de firmar un contrato con una nueva fábrica GAP enviaba a uno de sus empleados para inspeccionarla y para que el dueño firmara su código de conducta.

Los problemas laborales de GAP iniciaron a principios de 1995, cuando el columnista de The New York Times, Bob Herbert hizo un reportaje de una fábrica en El Salvador que fabricaba ropa par GAP:

Los cientos de miles de obreros jóvenes (la mayoría de las mujeres) en fábricas de Centroamérica que ganan casi nada y con frecuencia viven en la miseria, han sido un absoluto regalo para los ejecutivos de compañías estadounidenses de ropa como Donald G. Fisher, el director de general del imperio GAP y Banana Republic, el cual vive espléndidamente y se pagó a sí mismo más de dos millones de dólares el año pasado.

Judith Viera es una mujer de 18 años de edad que trabajaba en una planta maquiladora en El Salvador que fabricaba ropa para GAP y otras compañías. Ella recibía un patético sueldo de 56 centavos por hora. Donald Fisher debería conocer a Judirh Viera pasar un rato con ella, y escucharla mientras describe con su voz aún infantil el más inocente de sus sueños. A ella le gustaría ganar el dinero suficiente para comprar un poco más de comida para su madre y sus dos hermanas. Le gustaría ir a la escuela secundaria.

Pero Donald Fisher es un hombre ocupado; toma mucho tiempo supervisar un imperio sostenido sobre la espalda de jóvenes como la señorita Viera.

El salvador, localizado en Centroamérica, es un país extremadamente pobre en el que el 40% de la población vivía por debajo de la línea oficial de pobreza y donde la inflación sin control redujo los salarios reales. La fábrica en El Salvador que hacía la ropa GAP era manejada por Mandarín International una compañía de dueños Taiwaneses. Mandarín pagaban a sus trabajadores, la mayoría mujeres jóvenes, alrededor de 12 centavos de dólar por ensamblar un suéter de cuello de tortuga GAP que se vendía al detalle por 20 dólares en Estados Unidos. El promedio de los salarios en la planta de Mandarín eran de 56 centavos la hora, nicel que se consideraba proporciona sólo el 18 % de la cantidad necesaria para mantener a una familia de cuatro miembros, pero eso era aproximadamente lo que la mayoría de las otras compañías pagaban en la región. La planta de Mandarín también fue acusada de acosar a los trabajadores, de contratar personas de 15 años de edad tiempo completo , y de no pagar el tiempo extra. Las leyes de El Salvador prohibían a los patrones despedir o acosar a los empleados que trataban de formar un sindicato, prohibían que los menores de 14 a 18 años de edad trabajaran más de seis horas por día y establecían un horario de trabajo semanal máximo para adultos de 44 horas, a menos que se pagara tiempo extra. Sin embargo, estas leyes rara vez se cumplían.

Representantes del Nacional Labor Comité (NLC), una coalición de sindicatos estadounidenses dirigida por el activista del trabajo Charles Kernaghan visitaron la fábrica de GAP en El Salvador y reportaron a los periódicos que cuando los trabajadores trataron de formar un sindicato habían sido golpeados por los guardias de la fabrica y despedidos. Kernaghan declaro que las condiciones en la fábrica eran atroces.

El NLC estaba preocupado por los lugares de trabajo en malas condiciones y de bajo costo, como la planta Mandarín, porque los trabajadores del vestido estadounidenses consideraban que, hasta que la situación de los trabajadores de la industria del vestido en las naciones en desarrollo mejorara, la mala situación de los trabajadores del vestido en Estados Unidos continuaría empeorando.

Después de realizar su investigación, el NLC llevo a Estados Unidos a una trabajadora joven de El Salvador, Judith Viera, una antigua empleada de 18 años de edad de la planta de Mandarín, para asistir a demostraciones en más de 20 ciudades estadounidenses para hacer públicos los problemas de GAP en la planta de Mandarín. En conferencias de prensa, la joven mujer acuso a GAP de una “maniobra de encubrimiento”; ella describió largas horas de trabajo por 56 centavos la hora, la violencia contra los miembros del sindicato, el acoso sexual por parte de los supervisores, la falta de agua limpia para beber, no tener permiso de utilizar los baños, y ser forzada a barrer los pisos de la fabrica bajo un sol tórrido como castigo. Ella rogó a los consumidores que hicieran un boicot contra GAP hasta que los trabajadores sindicalizados despedidos fueran reinstalados y GAP accediera a tener a un tercero independiente vigilando el cumplimiento del propio código de conducta. La campaña genero una enorme publicidad negativa para la empresa y destaco la penosa situación que vivían los trabajadores

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