Qué Es Innovador

¿Cómo aprenden los niños? Dorothy Cohen

Capítulo I: ¿Qué significa innovador?

Cambio. Innovación. Son palabras llenas de sentido, publicitarias, escogidas por los medios de información para publicitar toda sugerencia de algo diferente en el ámbito educativo. “Innovación” o “cambio” se asocian con un avance importante en la educación.Es necesario contrastar los programas propuestos con sus respectivas aplicaciones en las aulas que en ocasiones son contradictorias y confusas.

Por un lado se encuentra la libertad de los alumnos ante las actividades del aula en un primer curso, en el cual no se da énfasis obligatorio a los exámenes, la lectura o la aritmética, ya que la meta principal en esto, es la madurez individual de los niños. Por otra parte está la instrucción programática en la cual, se pretende atender impartiendo a la clase lecciones en muchos niveles de capacidad disitntos, previamente planeados y preparados por expertos fuera del aula. Esta a su vez lleva consigo el refuerzo con cuadernos de trabajo que permiten a los niños diferenciar las respuestas correctas e incorrectas. De esta forma, no se establece un “nivel promedio” para el niño, sino que se atienden sus diversas necesidades.

En ocasiones se considera “innovador” un simple cambio en la disposición del aula y la inclusión de nuevos materiales didácticos y se pretende que mediante estos, se alcancen niveles de logro exagerados, que al no conseguirse, provocan que se deseche el “modelo” y se plantee uno nuevo con el cual probablemente suceda lo mismo.

Los materiales mecánicos y la programación pueden, sin duda, tener cabida en un salón de clases, pero la idea de individualización y ritmo autorregulado debe ubicarse en el contexto total de cómo aprenden los niños. La comprensión, el sentimiento, la motivación, los conceptos, la imaginación o la respuesta estética no pueden sistematizarse ni enseñarse de un modo objetivamente eficaz; la mecanización y la sistematización deben verse como lo que son: mayor eficiencia técnica aplicada a una meta de educación completamente tradicional y caduca. Cuando se emplean en el contexto adecuado, los materiales didácticos mecánicos pueden ofrecer al maestro una valiosa ayuda en ciertos aspectos limitados del aprendizaje.

Son observables en la sociedad secuelas inesperadas de nuestra tecnología en cada esfera de la vida. Por ello, debemos cuestionar los usos dados a la tecnología; uno de estos se ofrece a la educación infantil. El actual propósito de sistematización por medio de programación y hardware, y la exclusión de la experiencia emocional, social y estética, tiene el empuje de una cruzada: los niños salvarán al mundo si los convertimos cada día en mejores técnicos. El aprendizaje y la memorización mecánicos pueden medirse, por ello, la memorización, la repetición y los ejercicios son la médula de la fuerza immpulsora de la “eficiencia”. Y puesto que sólo un maestro humano puede evaluar y responder a la capacidad de desarrollo lento y disparejo de los niños, la nueva cosecha de materiales que tratan de imponer con tanto ahínco ejerce una influencia muy definitiva si bien sutil en la vida escolar de los niños, encauzada a no pensar ni sentir.

Al principio la escuela de una sola aula albergaba a todos los niños de la comunidad y se les colocaba bajo la tutela de un solo maestro. Posteriormente se clasificó a los niños por edad y no por su nivel de lectura, y dado que en dichos grupos existían notables diferencias, después de la primera Guerra Mundial, al instaurar los exámenes estandarizados se clasificó a los alumnos en tres grupos conforme a sus calificaciones; “inteligentes”, “promedio” y “lentos”. Esto provocó situaciones problemáticas que preocuparon a padres y maestros, por lo que se reintrodujo el sistema de grupos heterogéneos.

Más adelante, manteniendo la homogeneidad de los grupos (y considerando niveles estándar de desempeño), se consideró aumentar la eficiencia de la enseñanza poniendo a equipos de maestros con diversas especialidades a encargarse de ramas específicas tales como, ciencias, arte, matemáticas, etc. De esta forma, en las primeras innovaciones se agrupó a los niños según era más fácil enseñarles, posteriormente se organizó a los maestros conforme a su eficiencia con los niños.

Las escuelas deben procurar una profundización de la experiencia social y emocional, y los instrumentos del pensamiento crítico junto con las aptitudes necesarias para la vida en una era tecnológica. Deben comenzar tal y como los niños requieren que comiencen, con un niño y un maestro, con un niño y un contenido vital. Y el proceso democrático debe estar encarnado en la interacción entre los tres. He aquí la esencia de la crisis en la educación.

La escuela y la sociedad están profundamente interrelacionadas, y en nuestra época, de evidente transición, los propósitos de la escuela deben ser reexaminados, no tanto con pasión sino con ideas. Tanto el aula abierta como la mecanizada ofrecen guías para la forma y la dirección del futuro de la sociedad; Cada una refleja una evaluación

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