RESUMEN DE LA LECTURA “VISIONES DEL NEOCLÁSICO EN LA ARQUITECTURA”
SHEILA MONTSERRATH BERNAL BERNALResumen24 de Junio de 2022
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Bernal Bernal Sheila M
No. 7
Teoría de la Arquitectura II
RESUMEN DE LA LECTURA “VISIONES DEL NEOCLÁSICO EN LA ARQUITECTURA”
Tras el terremoto de 1773 ocurrido en la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala, hoy conocida como La Antigua Guatemala, las autoridades decidieron trasladar la ciudad a otro asentamiento más seguro, y decidieron encomendarle la tarea de planificar La Nueva Guatemala y diseñar sus edificios principales a Marcos Ibáñez Aldea.
Marcos Ibáñez Aldea se había formado en Roma y el estilo neoclásico y las ideas ilustradas eran parte de su quehacer. Sus ideas innovadoras no siempre fueron bien recibidas y comprendidas, lo que le provocó muchos problemas con el presidente de la Audiencia don Matías de Gálvez.
El rey le dio libertad para elegir su personal, pero todos los diseños debían ser aprobados por el presidente de la Audiencia. La mano de obra especializada era escaza e insuficiente para cubrir todas las necesidades, las autoridades municipales se encontraban débiles y sin recursos, las eclesiásticas estaban en contra del traslado y las gubernamentales no comprendían ni aceptaban las ideas ilustradas del Ibáñez. Por lo que el arquitecto tuvo que luchar por hacer valer sus ideas en una sociedad muy conservadora y acostumbrada al barroco de sus maestros arquitectos.
Marcos Ibáñez poseía una colección de libros de los principales tratadistas de la arquitectura, como: Vitrubio, Serlio, Alberti y Vignola. Francisco Sabatini lo conocía bien y fue quien dio una buena referencia de él. En ese entonces Sabatini había revisado un plano hecho por el ingeniero militar Luis Diez Navarro, el cual no le convenció del todo y realizó algunas observaciones. Tras el dictamen el rey decidió no seguir con el proyecto de Navarro y ordenó nombrar un arquitecto para hacerse cargo de los trabajos de la nueva ciudad.
Sabatini solicitó al rey que Ibáñez fuese nombrado “Arquitecto en los dominios de América” con un pago de 3,000 pesos anuales, gastos de traslado y sueldo durante el tiempo de viaje, además de una pensión anual de por vida a su regreso a España. De lo anterior poco se cumplió, pues solo fue nombrado “Arquitecto Principal de Guatemala”, sus pagos siempre llegaban con retraso y nunca disfrutó el reconocimiento de su labor, pues murió antes de embarcarse de regreso a España.
Las relaciones con el presidente nunca fueron buenas, ya que desde su llegada los pagos se hacían con retraso y nunca había suficiente presupuesto para las obras. Además, Gálvez solía someter los trabajos de Ibáñez a revisiones por parte de sujetos con menor grado académico. De alguna manera le tocó educar a sus clientes, más que hacer sus propuestas como arquitecto ilustrado.
Marcos Ibáñez se había formado en otro contexto, utilizando otro tipo de materiales, por lo que no tenía mucha experiencia en trabajo en zonas sísmicas, lo cual si poseían los no titulados maestros arquitectos de la ciudad de Guatemala. Por otra parte, cuando llegó ya se habían trazado y delimitado ciertos polígonos y se habían empezado a construir algunos edificios.
De las observaciones que Sabatini hizo al plano de Diez Navarro, Ibáñez tomó en cuenta las del incremento al ancho de las calles y dio mayor tamaño a los lotes de los edificios gubernamentales, no cambió la dirección de los ejes con respecto a los vientos dominantes y tampoco colocó un muro perimetral a lo largo de toda la ciudad, dado que quizá comprendió a tiempo que las ciudades guatemaltecas se crearon abiertas.
Dio el doble de tamaño a la Plaza Mayor de lo que tenía en la ciudad destruida. El tamaño de las cuadras no fue uniforme para adaptarlas a los edificios gubernamentales y religiosos. Una de las condiciones impuestas por Ayuntamiento fue que los edificios no sobrepasaran de un nivel de altura.
Una vez aprobados los planos de la catedral por el presidente, se inició su construcción en 1782, aun sin la aprobación del rey Carlos III, tal vez para ganar tiempo, aunque de todos modos el proceso fue lento debido a la falta de fondos. En enero de 1783 Ibáñez deja Guatemala con el propósito de tomar unos “baños” para sus males. Para octubre del mismo año, debido a la gravedad de su enfermedad decide regresar a España, pero al llegar al puerto de Xalapa agravó su enfermedad y finalmente murió en julio de 1784.
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