RESUMEN HOMO VIDENS

HOMO VIDENS

Prefacio

El video está transformando al homo sapiens, producto de la cultura escrita, en un homo videns para el cual la palabra está destronada por la imagen.

El video-niño: un novísimo ejemplar de ser humano educado en el telever.

La televisión, a diferencia de los instrumentos de comunicación que la han precedido (hasta la radio), destruye más saber y más entendimiento del que trasmite.

La televisión modifica radicalmente y empobrece el aparato cognoscitivo del homo sapiens.

El hombre video-formado se ha convertido en alguien incapaz de comprender abstracciones, de entender conceptos.

1. Homo Sapiens

El lenguaje no es solo un instrumento del comunicar, sino también del pensar. Y el pensar no necesita del ver. Las cosas en las que pensamos no son “visibles”.

Es el tránsito de la comunicación oral a la palabra escrita lo que desarrolla una civilización.

Leer, y tener algo que leer, fue hasta finales del siglo XV un privilegio de poquísimos doctos.

El progreso de la reproducción impresa fue lento, pero constante, y culmina con la llegada del periódico que se imprime todos los días, el “diario”.

Avances tecnológicos: en primer lugar, la invención del telégrafo, después la del teléfono, permitieron las comunicaciones inmediatas.

La radio es el primer gran difusor de comunicaciones y junto con los periódicos, teléfono y los libros son portadores de comunicación lingüística.

La ruptura se produce a mediados de nuestro siglo, con la llegada del televisor y de la televisión. El hecho de ver prevalece sobre el hecho de hablar.

Para el telespectador las cosas representadas en imágenes cuentan y pesan más que las cosas dichas con palabras.

El hecho de ver lo acerca a sus capacidades ancestrales (retrocede, se limita).

2. El progreso tecnológico

Cualquier innovación molesta porque cambia los órdenes constituidos.

La máquina provocó un miedo profundo porque, según se decía, sustituía al hombre.

Cuando apareció el periódico, el telégrafo, el teléfono y la radio, la mayoría les dio la bienvenida como “progresos” favorables para la difusión de información, ideas y cultura. Sobre eso, las objeciones y los temores no han atacado a los instrumentos, sino a su contenido (lo que se comunicaba).

La televisión nos permite verlo todo sin tener que movernos: lo visible nos llega a casa, prácticamente gratis, desde cualquier lugar.

La televisión deja de ser la reina de la multimedialidad. El nuevo soberano es ahora el ordenador, que no solo unifica la palabra, el sonido y las imágenes, también introduce en los “visibles”, realidades virtuales.

La televisión nos muestra imágenes de cosas reales, el ordenador cibernético nos enseña imágenes imagiarias.

3. El video-niño

Traslada del contexto de la palabra al contexto de las imágenes. Entendemos la palabra sólo si podemos, si conocemos la lengua a la que pertenece. Por el contrario, la imagen es pura y simple representación visual. La imagen se ve y eso es suficiente.

Nuestros niños ven la televisión durante horas y horas, antes de aprender a leer y escribir.

La televisión es la primera escuela del niño; y el niño es un animal simbólico que recibe su imprint, su impronta educacional.

El problema es que el niño es una esponja que registra y absorbe indiscriminadamente todo lo que ve. El niño formado en la imagen se reduce a ser un hombre que no lee y es adicto de por vida a los videojuegos.

El niño que ha crecido frente a un televisor se vuelve un adulto sordo de por vida a los estímulos de la lectura y del saber transmitidos por la cultura escrita. A los treinta años es un adulto empobrecido (será marcado durante toda su vida por una atrofia cultural).

La cultura del libro es de unos pocos (es elitista), mientras que la cultura audiovisual es de la mayoría.

4. Progresos y regresiones

Aquí no hablamos del progreso de la televisión, sino de una televisión que produce progreso. La televisión beneficia y perjudica, ayuda y hace daño.

El homo ludens, el hombre como animal que goza, que le encanta jugar, nunca ha estado tan satisfecho y gratificado en toda su historia.

5. El empobrecimiento de la capacidad de entender

El homo sapiens debe todo su saber y todo el avance de su entendimiento a su capacidad de abstracción.

La televisión produce imágenes y anula los conceptos, y de este modo atrofia nuestra capacidad de abstracción y con ella toda nuestra capacidad de entender.

6. Contra-deducciones

El hombre que lee y el hombre que ve, la cultura escrita y la cultura audio-visual, dan lugar a una síntesis armoniosa, que es lo ideal. La relación entre los dos es una “suma negativa” (como un juego en el cual pierden todos).

En Estados Unidos la sesión televisiva de los núcleos familiares ha crecido de las tres horas al día en 1954 a más de siete horas diarios en 1994.

La imagen debe ser explicada; y la explicación que se da de ella en la televisión es insuficiente. El acto de ver está atrofiando la capacidad de entender.

7. Internet- cibernavegación

El televisor es un instrumento monovalente que recibe imágenes con un espectador pasivo que lo mira, mientras que el mundo multimedia es un mundo interactivo (de usuarios activos) y polivalente (de múltiple utilización).

El ordenador es una máquina mediante la cual pensamos, y que modifica nuestro modo de pensar. Así como la radio no ha sido anulada por el televisor, no hay razón para suponer que la televisión será anulada por Internet.

Internet permite interactuar y una profundización prácticamente ilimitada en cualquier curiosidad.

La televisión resultará vencedora entre los “perezosos” o las personas cansadas que prefieran el acto de mirar, mientras que Internet

...