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RESUMEN UMBERTO ECO: EL HÁBITO HACE AL MONJE.


Enviado por   •  25 de Junio de 2014  •  1.307 Palabras (6 Páginas)  •  2.681 Visitas

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Es cierto que los vestidos sirven principalmente para cubrir el cuerpo, pero en nuestro vestido, lo que sirve realmente para cubrir no supera el cincuenta por ciento del total. El otro cincuenta por ciento va de la corbata al bajo de los pantalones, pasa por las solapas de la chaqueta y llega hasta los ribetes de nuestros zapatos: y eso sin ampliar la investigación al porqué de un color, de un tejido, del dibujo a rayas en lugar de un tejido o un color uniforme. El vestido es comunicación.

Una nube no es un hecho comunicativo, es una condensación de vapores; pero una nube vista como un presagio de lluvia, aunque no sea precisamente un “signo” en el sentido en que lo es la palabra “nube”, es lo que Pierce llamaría un “indicio” (en el caso de la nube) un fenómeno natural elevado al rango de artificio para comunicar. El hombre comunica mediante la emisión de sonidos articulados a los que se atribuyen determinados significados (“lenguaje verbal”). También comunica mediante infinidad de otras señales: los gestos de la mano, los movimientos de los ojos, las inflexiones de la voz.

“Miro a la mujer amada intensamente a los ojos, ella mueve ligeramente la cabeza de arriba abajo… me ha dicho que si.” En una zona mediterránea particular, el mismo movimiento significa convencionalmente que no. La indicación con la cabeza cambia de valor semántico según la zona étnica, pero queda la intensidad de la mirada, la promesa sobreentendida, la pasión emitida como una carga eléctrica.

Estudiosos de cinésica (la ciencia de la comunicación somática y gestual) han intentado ya expresarlos en cifra, transcribir en una especie de estenografía los movimientos de una ceja encolerizada, las miradas de un ojo desconfiado, y han empezado a advertir que ese lenguaje tiene leyes y variaciones, que cambian según las zonas culturales. Dicho de otro modo: el lenguaje fisonómico, de los gestos, de las posturas, de un portorriqueño del Bronx, será diferente del de un italiano de Brooklyn, y negarse a aceptar esa realidad significa interpretar los movimientos de uno como mensajes que sólo tienen sentido en caso de que se lean de acuerdo con el código del otro.

No es necesario un semiólogo para saber que nosotros comunicamos también con las inflexiones de voz, pero han sido necesarios los lingüistas (categoría hoy llamada paralingüística) para saber que esas entonaciones varían de una civilización a otra, y pueden clasificarse de igual forma que se clasifican los demás elementos del habla, desde los fonemas hasta las palabras.

Todo en nuestra vida diaria es comunicación, la forma de caminar o de hacer gestos con el cuerpo. El lenguaje “de las posturas” existe y se puede expresar tan solo con él.

Por tanto, si la comunicación se extiende a todos esos niveles, no hay que extrañarse de que pueda existir una ciencia de la moda como comunicación y del vestido como lenguaje articulado. Pero el lector común, no muy especializado, podría hacer una objeción bloqueando cualquier posible exposición del tema anterior.

Objeción: acepto que el universo de la comunicación es más amplio de lo que se suele creer. Y de acuerdo con lo que hablamos, no solo con la boca, sino también con las manos, con los ojos, con las distancias que guardamos, con los olores. La vida en sociedad se compone de actos de comunicación, de entidades gestuales o sonoras que “dicen algo”, y, de cosas que “funcionan”, que “sirven para algo”.

El hombre primitivo empieza a fundar una sociedad, cuando aprende a expresarse a través de sonidos y de gestos, pero, por otra parte, funda sociedad y cultura también en el momento en que inventa un instrumento, descubre la gruta, pule su primera herramienta de piedra. Y la herramienta no comunica, sino que “sirve para algo”.

La semiología quiere conseguir explicar todos los fenómenos de cultura, quiere demostrar que toda la cultura puede considerarse como un acto de comunicación y que también las cosas que sirven para algo, en cierto modo, dicen algo.

El

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