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Recopilación De Literatura


Enviado por   •  11 de Diciembre de 2012  •  16.216 Palabras (65 Páginas)  •  396 Visitas

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3. LITERATURAS ANTIGUAS

3.1. MESOPOTAMICA:

1) Enheduanna apeló a la diosa Inanna para reparar sus injusticias:

Fue a tu servicio cuando entré por primera vez al templo sagrado,

Yo, Enheduanna, la suma sacerdotisa. Llevé la cesta ceremonial,

Canté (o recité) tu oración.

Ahora he sido apartada del lugar.

El día llega, pero su luz se oculta a mí alrededor.

Las sombras cubren la luz, la envuelven en tormentas de arena.

Mi hermosa boca sólo conoce la confusión.

Incluso mi ¿sexo? está polvoriento.”

2) Erishti-Aya escribió a su madre:

“¡Soy hija de rey! ¡Eres esposa de rey! Incluso obviando las tablillas en las que tu marido y tú me hicisteis entrar en el “claustro”, ellos (los oficiales del templo) me tratan como lo hacen los soldados con su botín. ¡Trátame bien!... Mis raciones de grano y ropa con las cuales mi padre me mantiene viva, me las dieron sólo una vez, haced que al menos me den para que no muera de hambre”.

3) Oración a la diosa Ishtar:

“Graciosa Ishtar, tú que gobiernas el universo,

Heroica Ishtar, que creaste a los hombres,

Que caminan tras los carneros, que adoran las ovejas…

Sin ti el río no se abrirá

El río que nos trae la vida no será cerrado,

Sin ti el canal no se abrirá

El canal del que se escancia la bebida no será cerrado…

Cuando nos bendices con tu mirada, los muertos reviven, los enfermos sanan…

Los perdidos, mirando tu rostro, encuentran el camino correcto…”

3.2. EGIPCIA:

1) Hallé a mi hermano en la otra orilla del vado, con una pierna en el agua. Todo el día pasa, de cerveza en cerveza, en compañía de alegres compañeros; ¡Y me enrojece el rostro el incesante vomitar!

(Papiro Chester Beatty I, rº 16, 14 y ss.)

2) Es una joven única, no existe su par, en belleza no tiene quien la alcance. ¡Mirad! Es como una estrella divina que surge al nacer el Año Nuevo, con la palidez radiante de su refulgente piel; ojos graciosos para ver, labios dulces para hablar, nunca dicen una palabra de más. Cuello alto, pecho blanco, cabellos de lapislázuli puro, sus brazos, ¡brillan más que el oro! Y sus dedos, son flores de loto…

(Las dos últimas citas son del papiro Chester Beatty I, vº C1 y ss.)

3) Ve ahora con tu hermana que, cual gacela trotando en el desierto, tiene las patas cansadas y los miembros débiles; porque un cazador y su jauría la acosan, pero su rastro no encuentran, ¡ella ha encontrado un sitio para reposar! Se dirige al río, ¡llegarás a su gruta antes de que tu mano sea besada cuatro veces!

3.3. HINDU

1) Mire, querido compañero: llevo estas ropas de hombre

solo por usted.

A veces soy hombre,

a veces soy mujer.

O Señor de los ríos que se encuentran

Haré guerras por Usted

pero seré la esposa de sus devotos

- Basavanna

2) Artemisa:

… YO SOY la Graciosa Diosa

que da el don del gozo a los corazones de los hombres.

Sobre la tierra, Yo doy el conocimiento del espíritu eterno;

y más allá de la muerte, Yo doy paz y libertad

y reunión con los que vinieron antes.

Tampoco demando nada en sacrificio;

pues… YO SOY la Madre de todo ser viviente

y mi amor se derrama sobre la tierra.

Escuchen la palabra de la Diosa estrellada,

Ella que es el polvo de cuyos pies

se forman las huestes de los cielos

y cuyo cuerpo rodea el universo:

YO SOY la belleza de la verde Tierra

y la blanca Luna entre las estrellas

y el misterio de las aguas

y el deseo en el corazón del hombre…

3) Los brazaletes de oro:

Había una mujer que, a fuerza de una actitud recta y perseverante, había obtenido grandes logros espirituales. Aunque desposada, siempre hallaba tiempo para conectar con su realidad primordial. Desde niña, había lucido en las muñecas brazaletes de cristal. La vida se iba consumiendo inexorablemente, como el rocío se derrite cuando brotan los primeros rayos del sol. Ya no era joven, y las arrugas dejaban sus huellas indelebles en su rostro. ¿Acaso en todo encuentro no está ya presente la separación? Un día, su amado esposo fue tocado por la dama de la muerte y su cuerpo quedó tan frío como los cantos rodados del riachuelo en el que hacía sus abluciones. Cuando el cadáver fue incinerado, la mujer se despojó de los brazaletes de cristal y se colocó unos de oro. La gente del pueblo no pudo por menos que sorprenderse. ¿A qué venía ahora ese

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