Religiosidad helénica.
Daiana VillarruelTarea15 de Septiembre de 2018
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Trabajo práctico N° 1: Religiosidad Helénica.
1. Cuando afirma esto, se refiere a que las fuerzas, elementos y fenómenos naturales son característicos de dicho Dios, y no solo representan al hecho u objeto en sí, sino que son simbólicos. Es decir, pertenecen al Dios, pero no son la divinidad en sí misma. Pueden representar valores psicológicos, éticos, e institucionales, como también la esencia y aspectos del Dios.
Por eso mismo no alababan a la naturaleza, no le hacían honor a elementos de la misma como tales, sino a lo que estos representaban para ellos. Pero esto se puede apreciar desde nuestra perspectiva en relación a lo que nosotros podemos llegar a comprender, porque para el hombre griego, lo natural y lo divino eran inmanentes.
2. Cuando Vernant habla de religión cívica se refiere a la estrecha relación que existe entre la religión y lo social, que se ocasiono a través del surgimiento de la polis. El individuo asumió un papel en la sociedad dependiendo de su posición en la misma. La religión cívica, como la menciona Vernant, satisfizo una doble exigencia a partir del surgimiento de esta nueva forma de vida, exigencia requerida por la comunidad: La primera era la necesidad de formar una comunidad unida en base a una divinidad o varias que pertenecen a una respectiva ciudad. La segunda era la de integrar las tradiciones legendarias, los ciclos de fiestas y un panteón de dioses a través del desarrollo de la literatura épica, la construcción de santuarios comunes y la institución de los juegos y las panegirias panhelénicos.
Para el hombre griego, no hay una diferenciación entre lo religioso, lo social, lo domestico y lo cívico. Todas estas cuestiones están entremezcladas, sin oposición, por lo que la religión está vinculada con lo político, y a su vez, lo político con lo religioso. La relación de dependencia que tiene la religión con la política se puede apreciar en la influencia que tiene la asamblea del pueblo en cuestiones económicas sobre las actividades de culto. Y por contraparte, el hecho de que no pueden existir ciudades sin divinidades a las que se veneren.
3. Según Carlos G. Gual, el mito es un relato tradicional que refiere a la actuación memorable y ejemplar de unos personajes extraordinarios en un tiempo prestigioso y lejano. Si nos limitamos solamente al concepto de Mito de este escritor, podemos decir que al ser tradicional contiene un factor de transmisión de información (o costumbres) que se da de generación en generación. Los más viejos se lo cuentan a los más jóvenes, conformando así su educación, basada en las experiencias de sus ancestros y en la explicación simbólica de la vida social, un saber mitológico. Quienes lo relataban eran aquellos más versados en el arte de hablar, los profesionales de la memoria o escritura, los sabios de la tribu. En Grecia, estos eran los aedos, rapsodos y poetas.
El poeta es tan importante porque es el encargado de transmitir los mitos, no los inventa, sino que los recoge y expone. Pero estos pueden ser modificados parcialmente dependiendo del público a los que son dirigidos, para generar su mayor aceptación. Así como también, acoge al patrocinio de las musas para que estas garanticen la veracidad de las palabras.
La religión helénica, a diferencia de otras religiones indoeuropeas, no respeta el orden establecido por un sistema trifuncional. Su organización es mucho más compleja y se basa en el conjunto de relaciones que establece un dios con otras divinidades, dando lugar a estructuras variadas y muy diversas que no respetan un modelo privilegiado.
Esta característica se ejemplifica con la figura de Zeus, que no pertenece a ningún sistema trifuncional. A diferencia de la triada representada por Júpiter-Marte-Quirino, es el dios que posee mayor poder, encarna la fuerza más grande, y se encuentra por sobre los demás dioses griegos, ejerciendo autoridad absoluta. Inclusive si forma parte de una triada, como lo hace junto con Poseidón y Hades, es con el único propósito de “(…) delimitar el reparto de los niveles o dominios cósmicos: el cielo a Zeus, el mar a Poseidón, el mundo subterráneo a Hades, y a los tres en común la superficie del suelo.” (Vernant, 1991:31)
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