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Filosofia Helenica


Enviado por   •  2 de Enero de 2016  •  Ensayos  •  4.456 Palabras (18 Páginas)  •  753 Visitas

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[pic 1]BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
COLEGIO DE HISTORIA

La Estoa

La filosofía helénica

Jorge Yañez Castillo

Introducción

La periodización que tradicionalmente se implementa en el estudio de la civilización griega, toma como referencia acontecimientos políticos y culturales que funcionan como puntos de partida en la delimitación de sus etapas. De esta manera, Grecia se divide en cuatro eras: la arcaica, la clásica, la helénica y la imperial. En este ensayo, será el helenismo y su filosofía nuestro objeto de estudio.

     De la Grecia clásica al Imperio Romano, existe todo un proceso de transición que contempla los finales del siglo IV a.C. después de la guerra del Peloponeso, cuando las polis griegas comenzaron a decaer y Macedonia tomaría un papel principal en la historia, consolidaría un imperio y conquistaría Egipto, Persia y parte de la India.  Dentro de este marco político y geográfico cobra vida el helenismo, periodo que cobra vida desde los días posteriores a las conquistas de Alejandro Magno, cuando la cultura griega fuese extendida hasta territorios nunca antes imaginados por algún ateniense, espartano o tebano. El imperio macedonio fundaría sus grandes capitales, Alejandría y Antioquia, lugares que impulsarían el desarrollo de las ciencias, el arte, la política y el comercio. Sin embargo, estos cambios políticos y sociales significarían una gran incertidumbre entre los griegos; principalmente porque la figura de la polis y el concepto de ciudadanía cambiaria radicalmente cuando Atenas, la gran metrópolis, fuera sede de una cultura cosmopolita, albergando a egipcios, persas e indios entre sus calles, teatros, gimnasios y santuarios.

     Ante este nuevo mundo, las tradiciones y las costumbres griegas se verían alteradas y surgirían nuevas formas de pensamiento. La  filosofía helénica dejaría atrás la abstracción platónica y la alineación del hombre-universo para dar paso a nuevas alternativas filosóficas centradas en conceptos concretos para alcanzar la felicidad, la buena vida y la tranquilidad (la ataraxia), mediante el uso de la razón y los actos en sociedad. Fueron el epicureísmo, el estoicismo, el escepticismo y el cinismo estas nuevas corrientes del pensamiento que caracterizarían la sociedad, la cultura y la política en tiempos helénicos.

El helenismo

Convencionalmente, se considera como helenismo al periodo que va de la muerte de Alejandro Magno en el 323 a.C. a la caída de la Republica Romana, con el triunfo de Octavio y la derrota de Marco Antonio en el enfrentamiento de Actium en el año 31 a.C. En esta época, la cultura griega se expendería por toda la cuenca del Egeo, África, Asia Menor y una parte de la India. De esta forma, Egipto, el Imperio Persa y algunas provincias indias obtendrían la helenización y llegarían a consolidar una especie de imperio.

     Sin embargo, todo este proceso de adquisición y apropiamiento de lo griego ya era algo que se anhelaba por muchas ciudades de Asia. Mausolo, rey de la Caira, era un gran admirador de la irresistible cultura griega y fue tanto su fanatismo por lo helénico que opto por abandonar Milasa y construir una nueva capital a las orillas sus mares. Halicarnaso, su más grande creación, serviría como nuevo centro político y cultural de su reino. De igual forma; Halicarnaso, posee ya los caracteres esenciales de las grandes capitales helénicas; ciudad marítima y mercantil, ofrece a los artistas griegos considerables medios materiales, como lo harían después las metrópolis de los reinos; y, por primera vez se vio un Estado cuya cabeza era una ciudad helénica, con sus templos, su teatro, sus gimnasios y su ágora, enteramente comparable a las polis de la Grecia continental o insular, pero cuyo cuerpo es un vasto territorio de tradición y de lengua bárbaras (Grimal, 1976).

     Por otro lado, cuando Alejandro se apropio del Imperio de Darío,  se daría cuenta que la mayoría de sus ciudades estaban integradas por una mezcla de razas, cada una con una religión radicalmente distinta y sin ese sentimiento de parentesco cultural que ya era muy característico de Grecia. Alejandro respetaría todo esto, y por lo tanto, no haría nada por modificar ese aglomerado tan diverso. Su intención era conservar todo ese mosaico cultural tal y como se lo había arrebatado a Darío. Este acto de conservación lo podemos observar claramente con Egipto, pues su religión se preservaría de tal manera que habría un inmenso sincretismo que se fundiría con las creencias griegas.

     Otro elemento que le daría una de las más grandes características a la era helenística, es que no fue el sistema de batalla hoplita ateniense quien venció a los persas, sino que fueron las falanges de los macedonios quienes llevarían un helenismo no puro hacia Oriente. Esto no tendría un carácter de transgresor para la Grecia clásica, principalmente porque la figura de Alejandro tendría ese carácter divino que tanto adoraban los griegos. Alejandro se consideraba un descendiente de Aquiles, aclamaba que pertenecía a un linaje divino y sumando sus victorias sobrehumanas, orillaban a este a una posición heroica,  reanudando con emoción la idea que ya tenían los  griegos con respecto a su expansión hacia nuevos territorios.

     Las ciudades fueron los artefactos portadores de la cultura, pero el declive de Atenas y Esparta, las grandes potencias, llevarían a los griegos a girar su sentido de ciudadanía y a ya no considerar a su polis como un absoluto; rasgos que se reflejarían en Alejandría y Antioquia, las próximas grandes capitales. Ahora las relaciones y los actos con otros hombres pasarían a un primer plano; de esta manera se determinarían las funciones bienhechoras de la ciudadanía y un nuevo concepto surgiría entre la sociedad, el de la persona. Por su parte, la lengua griega ya era practicada para la jurisdicción, el comercio y la filosofía en las ciudades africanas y asiáticas. Posteriormente, la diversificación del griego causaría el empobrecimiento del sentido dialectico que identificaba a los habitantes de las distintas polis y seria el la koiné, el dialecto estándar que crearía una  unidad para la comunicación y la identificación en todo el imperio macedonio. Para ser participe en la filosofía, los negocios y la política, era necesario hablar el griego, era una forma de entenderse y también un requisito para moverse entre la aristocracia.

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