Reporte sobre el capítulo 5 de La Constitución de Loewenstein

Reporte cap. 5 La Constitución – Loewenstein

El autor sostiene que un sistema político democrático constitucional es aquel en que hay instituciones efectivas por las que se distribuye el ejercicio del poder, cuyos límites no pueden ser autoimpuestos. Toda sociedad en un Estado tiene convicciones y formas de conducta reconocidas, por lo que tiene constitución. Antes, los límites se ponían de forma religiosa, después por instituciones que representan el pacto social.

Lo mínimo que debe tener cualquier orden constitucional es: 1) diferenciación de tareas y desconcentración del poder. 2) Mecanismos de cooperación entre los detentadores del poder, así como 3) mecanismos que eviten que éstos se bloqueen entre sí. 4) Método para adaptación pacífica a cambios sociales, y un 5) reconocimiento de los derechos y libertades individuales fundamentales.

Se han dado regímenes constitucionales a lo largo de la historia, comenzando por los griegos, seguidos por la República romana, pasando por Inglaterra y la revolución puritana (desde la que marca el comienzo de la fase moderna del constitucionalismo). Hasta entonces no eran necesarias las constituciones escritas pues el acuerdo social estaba inmerso en la cultura misma. Posteriormente se dio la codificación de las constituciones a partir de la Revolución francesa. Dichos documentos constitucionales ponían originalmente límites al absolutismo de la corona.

Habla del sentimiento constitucional, definiéndolo como la conciencia de la comunidad que integra a detentadores y destinatarios del poder en el marco de un orden comunitario obligatorio, que viene siendo la constitución, sometiendo el proceso político a los intereses de la comunidad.

Propone una clasificación de las constituciones que va más allá de formales o materiales, flexibles o rígidas, republicanas o monárquicas, o bien de organización federal o unitaria. La nueva clasificación divide a las constituciones en originarias o derivadas, y en ideológico-programáticas o utilitarias. Las constituciones originarias son aquellas que proponen algún principio funcional nuevo para el proceso del poder. Las derivadas siguen modelos constitucionales nacionales o extranjeros, haciendo adaptaciones a la situación nacional. Las constituciones ideológico-programáticas son las que tienen carga ideológica, mientras que las utilitarias son ideológicamente neutrales con fines prácticos, ya que buscan que concurran las fuerzas políticas y sociales de forma libre.

La clasificación de las constituciones se puede hacer de forma ontológica como normativas, nominales y semánticas. Una constitución normativa existe cuando es efectiva en el medio social y político, y el proceso del poder se adapta a ella. Una constitución nominal es aquella jurídicamente válida, pero con el proceso del poder no adaptado a sus normas. No hay una concordancia entre lo escrito y la realidad, en general se dan porque el país aún no tiene la madurez para implementar las ideas propuestas. Una constitución semántica es la que en lugar de limitar la autoridad, estabiliza y formaliza la situación política ya existente, funcionando como instrumento para los detentadores de hecho del poder.

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