Reseña de Lo Imaginario del Cuerpo en la Tecnociencia

María Alejandra Coll Sarmiento

Pamela Roxana Avila

Facultad de Ingeniería y Administración

Bioingeniería Semestre I

Facultad de Humanidades

Competencias Comunicativas I

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David Le Breton, Catedrático de la Universidad de Strasbourg, presenta el texto titulado “Lo Imaginario del Cuerpo en la Tecnociencia”, en donde se expone una visión biomédica que “aísla al cuerpo y suspende al hombre como una hipótesis secundaria y sin duda despreciable.” (Breton, Lo Imaginario del Cuerpo en la Tecnociencia, 1994) De esta forma se piensa en el cuerpo humano como una máquina que puede ser modificada, ya sea porque se le extraen o modifican sus componentes con fines de progreso y estudio científico; sin embargo se deja de lado la otra cara del hombre, su esencia misma, la parte sensible que distingue al humano de las máquinas.

En el artículo se expone como con el paso de la historia, los cambios de pensamientos y costumbres, y sobretodo el progreso científico se ha dejado de ver al hombre en su singularidad y se ha tomado en cuenta solo la parte corpórea, aquella que es analizable cuantitativamente en esferas de conocimientos exactos. De manera que cuando se trata a una persona enferma, desde los ojos de la medicina moderna, no se ve en el primer plano a un ser humano, sino que lo primero que se busca es curar al cuerpo; dejándole al humano el papel de un actor segundario, una simple consecuencia del cuerpo dañado.

También así cambia la percepción de la muerta, siendo ésta “una elección administrativa de desconectar la máquina” (Breton, Lo Imaginario del Cuerpo en la Tecnociencia, 1994) y no es necesario que sea el dueño del cuerpo quien tome tal elección, un médico o científico puede tomar la decisión de terminar los procesos corpóreos, como en el caso de la eutanasia, pero no solo se puede experimentar con la muerte sino además con otros mecanismos como la reproducción in vitrio o el caso que se expone en el artículo sobre una joven californiana en estado de muerte cerebral que el 29 de marzo de 1983 tuvo un hijo que fue mantenido por medios artificiales, luego del prematuro nacimiento los médicos desconectaron a la joven.

La medicina y el conocimiento científico giran en torno al progreso del cuerpo humano, que no solo abarca el comprender como funciona el intrincado sistema que el artesano supremo ideó a la hora de diseñar al hombre, sino también de perfeccionarlo, tratando de escapar al dolor y la muerte; pero esto supone un dilema moral, como en el caso de la joven californiana, en donde los organismos de la madre e hijo se mantuvieron con vida de manera artificial, pero esto no supuso la verdadera preocupación de los médicos por los individuos “El futuro de un niño nacido de una madre muerta no les preocupaba” (Breton, Lo Imaginario del Cuerpo en la Tecnociencia, 1994)

Como se puede denotar la dificultad moral es espantosamente grande por varias razones, una de estas es que el cuerpo es un símbolo innegable de la sociedad humana, “jugar” con él implicaría “jugar” también con la condición humana y la sociedad misma, es decir, con el orden, coherencia y el límite que rigen el mundo.

Una segunda parte del dilema se encuentra en la realidad de que entre más se ve al cuerpo como una simple carcasa, como una pieza más de un rompecabezas y entre más se pierde la esencia del hombre, más valor mercantil y técnico gana el cuerpo, de modo que más sencillo es vender sus partes (ya sea de forma legal o no), y es más simple utilizarlas para estudios y experimentos, sin que en estas acciones haya algún remordimiento moral o ético, pues el pensamiento general indicaría que solo se está comerciando unos cuantos componentes de una máquina (el cuerpo), que tal vez sea una máquina más compleja que las que hasta ahora ha inventado el hombre, pero sigue siendo un simple artilugio.

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