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Resumen de la Ruta del Trigo


Enviado por   •  6 de Julio de 2017  •  Resúmenes  •  2.419 Palabras (10 Páginas)  •  245 Visitas

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Resumen de la Ruta del Trigo

• Hitler mientras cenaba recibió un mensaje. Le echó un vistazo, estuvo con la mirada perdida por un instante, se puso coloradísimo y golpeó la mesa con tanta fuerza que las copas tintinearon». Entonces miró a sus invitados y dijo con gran excitación: « ¡Los tengo! ¡Los tengo!». Después de comer, el mandatario alemán llamó a sus invitados y les dijo que el papel que tenía en la mano contenía el texto de la respuesta de Moscú que había estado esperando. Stalin, el amo indiscutido de la Unión Soviética, había aceptado firmar un tratado de no agresión con Alemania. «Espero», decía el teletipo, «que [esto] traiga consigo un giro decidido para mejorar las relaciones entre nuestros dos países».

• Irónicamente, el extraordinario acuerdo fue consecuencia de la política exterior de Gran Bretaña y Francia. Mussolini le confió a su ministro de Exteriores, el conde Ciano, que los políticos y diplomáticos británicos no estaban hecho de la misma madera que «los Francis Drake» y demás «aventureros magníficos que crearon el imperio»; de hecho, no eran más que «los hijos cansados de un largo linaje de hombres ricos y ellos perderán el imperio».

• Tras la ocupación alemana de Checoslovaquia, se adoptó una línea más firme. En lugar de garantizar la seguridad de Polonia, eso selló su destino. las garantías ofrecidas a Polonia pusieron en marcha una cadena de acontecimientos que conducía directamente a los cultivos de trigo de Ucrania y el sur de Rusia. La lucha iba a traer la muerte a millones de seres humanos. El objetivo de las garantías era encerrar a Alemania en un callejón sin salida, usando la amenaza de la guerra para disuadirla de realizar cualquier acción contra su vecino oriental.

• Hitler comprendió con rapidez que, las garantías eran una oportunidad para forjar un acuerdo con los comunistas de la Unión Soviética. Aunque en muchos sentidos la URSS era un rival acérrimo de la Alemania nazi, de repente existía un terreno común creado por la interferencia de Gran Bretaña y otros países. Con las garantías concedidas a Polonia, los dos países tenían por fin algo en común: el deseo de destruir al estado emparedado entre ellos.

• Para el verano las cosas habían avanzado lo suficiente como para que Joachim von Ribbentrop, el ministro de Exteriores alemán, enviara mensajes a Moscú explicando que si bien el nacionalsocialismo y el comunismo eran muy diferentes, no existía «ninguna razón para la enemistad entre nuestros dos países».

• Desde la revolución, Polonia había sido una bestia negra. Por un lado, los acuerdos de paz de Versalles habían otorgado a los polacos una franja de territorio que antes de 1914 era ruso; por otro, en los años posteriores a 1917 Polonia había emprendido acciones militares que llegaron a poner en riesgo el éxito mismo del golpe bolchevique.

• Dos días después de la respuesta de Stalin, dos aviones Focke-Wulf Condor aterrizaban en Moscú, una de las escenas más extraordinarias e inesperadas del siglo XX, las banderas que representaban el comunismo y el fascismo ondeaban juntas mientras los alemanes descendían de los aviones.

• Stalin, como de costumbre, ofreció una respuesta directa: «Durante muchos años, hemos estado echándonos cubos de mierda en la cabeza unos a otros, y nuestros responsables de propaganda nunca tenían suficiente. Y ahora, de repente, ¿vamos a hacer creer a nuestros pueblos que todo está olvidado y perdonado? Las cosas no funcionan tan rápido». que se trataba de un juego de faroles: «Un juego para ver quién puede engañar a quién. Yo sé qué trama Hitler. Piensa que ha sido más listo que yo, pero en realidad soy yo el que le ha engañado». Hitler, por supuesto, pensaba exactamente lo mismo.

• La Unión Soviética necesitaba recuperarse después de un periodo de agitación crónica. Una hambruna catastrófica, consecuencia de una política corta de miras y empecinada, había causado a comienzos de la década de 1930 la muerte de millones de personas debido a la escasez de alimentos y las enfermedades.

• La atención se centró luego en el ejército. pareció razonable que si los oficiales subordinados eran culpables de sedición, entonces sus superiores eran culpables o bien de complicidad, o bien de negligencia. El objetivo, testificaría más tarde un oficial de la policía secreta, era demostrar la existencia de «una conspiración militar dentro del Ejército Rojo que implicara a tantos participantes como fuera posible». De los noventa y un detenidos, solo nueve se salvaron del fusilamiento.

• Hitler, por su parte, jugaba con apuestas mucho más altas. Estaba desesperado por obtener acceso a unos recursos que eran esenciales para que Alemania pudiera construirse una posición de fuerza y poder a largo plazo. En términos geográficos, el problema era que el país estaba mal ubicado para acceder al Atlántico y comerciar con las Américas, África y Asia; Hitler, por tanto, fijó la mirada en el este. Detrás de la decisión de reconciliarse con la Unión Soviética estaba la idea de que eso le daría acceso a su propia «ruta de la seda».

• La alianza con la Unión Soviética no solo les permitiría recuperar las tierras que el tratado de Versalles les había arrebatado, sino que garantizaría el futuro de Alemania. Todo dependía del triunfo de Alemania, y era vital recordarlo permanentemente.

• No todos los que le escucharon quedaron convencidos. Hitler dijo que la guerra tardaría seis semanas; tardaría más bien seis años, murmuró el general Reichenau. Hitler era un hombre que había perdido por completo el sentido de la responsabilidad. No obstante, como señala la mayor autoridad moderna en la Alemania nazi, ninguno se manifestó contra él.

• Hitler sacó a colación el tema del esfuerzo imposible al que se había sometido Alemania durante la primera guerra mundial, otro de sus temas recurrentes. Ahora, sin embargo, le aseguró a su interlocutor, él tenía la respuesta. Necesitamos Ucrania, «de modo que nadie pueda matarnos de hambre de nuevo como hicieron en la última guerra».

• Las conversaciones más delicadas giraron alrededor de las condiciones para el comercio y, sobre todo, los volúmenes y los precios del trigo, el petróleo y otros materiales procedentes de la Unión Soviética que Alemania necesitaba para afrontar la invasión de Polonia y sus posibles repercusiones. Stalin estaba alimentando la guerra de Hitler.

• El 1 de septiembre de 1939, apenas una semana después de la firma del histórico acuerdo, las tropas alemanas cruzaron la frontera y, como una guadaña, se abrieron paso a través de las defensas polacas. A medida que el avance se acercaba a Varsovia, la conquista territorial estuvo

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