Revelion En La Granja
Karenjhuhuhk28 de Octubre de 2014
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George Orwell
Rebelión en
la granja2
Rebelión en la granja, de George Orwell, fue editado por
primera vez por Secker & Warburg en agosto de 1945, después
de haber sido rechazado el original por cuatro editores el año
anterior. En 1971 fue descubierto el manuscrito de un prólogo
escrito para este libro y que hasta entonces había permanecido
completamente ignorado. Dicho prólogo fue adquirido por el
Archivo Orwell de la Universidad de Londres y se publicó posteriormente. El profesor Bernard Crick, del Birkbeck College de
Londres, prueba la autenticidad de dicho prólogo y explica las
extrañas y difíciles circunstancias en que fue escrito. Publicamos
el trabajo del profesor Crick y, a continuación, el prólogo inédito de Orwell cuyo título es «La libertad de prensa».
Cómo fue escrito el prólogo
Bernard Crick
George Orwell, en su columna «As I Please» del Tribune del
16 de febrero de 1945, escribía: «Es sabido que la Gestapo tiene
equipos de críticos literarios cuya misión es determinar, por medio de análisis y comparaciones estilísticas, la paternidad de los
panfletos anónimos. Yo he pensado muchas veces que, aplicada
a una buena causa, ésta sería exactamente la clase de trabajo que
a mí me gustaría hacer».
Recurriendo, pues, a las similitudes de estilo, razonablemente no puede existir duda alguna de que el ensayo inédito recién
descubierto y que debía servir de prólogo a Rebelión en la granja fue escrito por el propio Orwell. Este ensayo fue hallado en
mayo de 1971 entre unos libros pertenecientes a Roger Senhouse, antiguo socio de Fred Warburg que fue precisamente el edi-3
tor de Rebelión en la granja, y en la actualidad se halla en el Archivo Orwell del University College de Londres.
Tengo que agradecer mucho a Mrs. Sonia Orwell el haber
permitido su publicación, así como al bibliotecario Mr. Ian Angus su valiosa ayuda en muchos aspectos. Mrs. Orwell, conociendo mi deseo de escribir un estudio sobre Orwell como escritor político, me permitió ver el original, lo que hizo despertar mi
interés en publicarlo añadiéndole algunas aclaraciones sobre sus
antecedentes, aunque la historia completa de las dificultades por
las que pasó Rebelión en la granja, a causa de sus repercusiones
políticas, es algo que explicaré en otra ocasión.
El ensayo está mecanografiado y ocupa ocho hojas en cuarto,
escritas a un espacio, bajo el título de «La libertad de prensa»,
pero no lleva firma alguna. Escrita a lápiz sobre el título, y con
letra de Senhouse, consta esta indicación: «Introducción propuesta por George Orwell para la primera edición de Rebelión
en la granja».
Fred Warburg, que fue quien trató personalmente con Orwell
todo lo referente a la publicación del libro, no sabía nada acerca
de esta «Introducción». Asimismo, ni Sonia Orwell ni Ian Angus
conocían su existencia cuando editaron The Collected Essays.
Journalism and Letters of George Orwell (1958). En cuanto a
los amigos que Orwell frecuentaba en aquel período, ninguno
entre los que he hablado recuerda haberle oído mencionar tal
prólogo, excepto uno, el poeta Paul Potts, quien, además de conocerlo, lo hizo imprimir, aunque la copia impresa se extraviara
después. Potts tuvo en aquella época una amistad íntima con
Orwell, amistad nacida en los momentos que siguieron a la repentina muerte de la primera mujer del escritor. Potts puso en
marcha la editorial Whitman Press utilizando una pequeña imprenta significada por sus publicaciones anarquistas; cuando
Orwell casi desesperaba de encontrar un editor para su Rebelión
en la granja, Potts se ofreció como tal. En su libro Dante Ca-4
lled You Beatrice, Potts dedicó a Orwell un capítulo cuyo título
era: «Don Quijote en bicicleta», en el que, con viva memoria,
recuerda:
« Por un momento estuve a punto de convertirme en editor
de Rebelión en la granja, tarea que íbamos a llevar a cabo nosotros solos y por nuestros propios medios. Orwell estaba dispuesto a pagar la impresión utilizando el cupo de papel que se adjudicaba a la Whitman Press. Estábamos listos para llevarlo a cabo
e incluso yo fui dos veces a Bedford con el manuscrito para visitar al impresor. La cuna de John Bunyan parecía ser de buen augurio. Orwell nunca me había hablado del contenido de su libro
y por mi parte yo no quería plantear ninguna cuestión que pudiera traslucir un interés como editor. No obstante, él me había dicho que tenía intención de añadir un prólogo sobre la libertad de
prensa. Este prólogo no fue solicitado cuando más tarde, en el
último momento, Secker & Warburg aceptaron el libro y lo editaron».
Potts recuerda que esto ocurrió durante el verano de 1944 y
que después Orwell nunca más habló del proyectado prólogo.
Pero hay otro hecho. Las primeras pruebas de Rebelión en la
granja que se conservan en el Archivo Orwell presentan correcciones hechas de puño y letra por Roger Senhouse. En ellas hay
ocho páginas dejadas en blanco, antes del capítulo primero, lo
cual hizo que, al imprimirse el libro, hubiera necesidad de volver a numerar todas las páginas. Ello puede significar que el original quedó en la imprenta a la espera de un prólogo que nunca
llegó. Esta ausencia pudo ser debida a que el prólogo no fuera
escrito, pero también a que lo fuera y a que el autor decidiera no
publicarlo por iniciativa propia o tal vez porque le disuadieron
de ello. ¡Y al leer dicho prólogo es cuando se adivina por qué!
Tengo dos razones para creer que el ensayo fue escrito en la
primavera de 1945 y no antes. La primera se basa en que Orwell
escribió a Senhouse desde Francia remitiéndole unas correccio-5
nes de última hora y lo hizo con fecha del 17 de marzo de 1945.
Dichas correcciones tendían a aminorar la cobardía de «Napoleón», el personaje de Rebelión en la granja explícitamente
identificado con Stalin, y no aparecen en las primeras pruebas
sin fechar que incluyen las páginas en blanco, pero sí se hallan,
en cambio, en la primera edición de agosto de 1945. La segunda
de las razones afecta a las dimensiones del prólogo, pues el
número de páginas sin imprimir no coincide con las que tuvo
dicho prólogo una vez terminado. El ensayo consta de cuatro mil
palabras, mientras que no más de 2.800 caben apretadamente en
las ocho páginas reservadas, lo cual indica una cifra sospechosamente redondeada dado que nadie sabía el espacio que
ocuparía. Ello confirma la tesis de que el ensayo fue escrito posteriormente, esto es, al final de la primavera de 1945 o a principios del verano del mismo año. (He examinado muchos libros
editados por Secker & Warburg en aquel año y ninguno tiene
prólogo impreso en un tipo de letra menor que el usado en el
texto, cosa que, por lo visto, no era usual en las ediciones de
aquella casa.)
Tal vez estoy siendo deliberadamente cauteloso y hasta pedante al recurrir a todos los testimonios posibles para afirmar
que el prólógo, en cuanto a estilo y contenido, no puede ser más
que de Orwell. En él resuenan muchos temas que hallamos en
sus escritos ocasionales redactados en 1944. En tanto que periodista, Orwell repetía sus ideas dentro de los más diversos contextos, insistiendo sobre ellas en gran parte porque, al estar persuadido de su certeza, no podía evitar hacerlo. Y existe muy poca relación entre el prólogo mencionado y el pesado y autobiográfico prólogo que redactó para la edición ucraniana de Rebelión en la granja, fechado en marzo de 1947. Las acusaciones
que se contienen en este prólogo acerca de la autocensura, de la
rusofilia y de la inclinación al totalitarismo de muchos intelectuales franceses puede ser también apreciada en su «London
Letter» escrita para la Partisan Review en el verano de 1944,6
donde insiste sobre el «servilismo de los llamados intelectuales
hacia Rusia» y asimismo, frecuentemente —con gran indignación de muchos de sus lectores—, en su columna «As I Please»
en el Tribune, de manera especial en la publicada el primero de
septiembre de 1944, en la que expone su ira ante la general indiferencia provocada por la batalla de Varsovia (en la que, como
es sabido, las tropas alemanas aniquilaron la resistencia polaca
ante la pasividad de los rusos detenidos a las puertas de la ciudad). Decía Orwell:
«Ante todo, un aviso a los periodistas ingleses de izquierda y
a los intelectuales en general: recuerden que la deshonestidad y
la cobardía siempre se pagan. No vayan a creerse que por años y
años pueden estar haciendo de serviles propagandistas del régimen soviético o de otro cualquiera y después pueden volver repentinamente a la honestidad intelectual. Eso es prostitución y
nada más que prostitución.
»Y después, una consideración más amplia: nada importa
tanto al mundo en este momento como la amistad anglo-rusa y
la cooperación entre los dos países, pero esto no podrá alcanzarse si no hablamos claro y sin rodeos. »
Ardua cuestión esta porque, además de los «compañeros de
viaje»
...