Tacticas: El Uso De Mediadores
elhiiz20 de Febrero de 2013
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Tácticas: el uso de mediadores
Los maestros pueden propiciar el desarrollo y ayudar a los niños a pasar del desem- peño con apoyo al desempeño independiente. El paradigma vygotskiano propone que
una forma de hacerlo son los mediadores que los niños puedan utilizar como herra- mientas. Los mediadores facilitan la cesión de responsabilidad al niño, pues aunque se hayan desarrollado con el apoyo de los adultos, estas herramientas pueden ser utiliza- das por el niño sin la presencia física del maestro. En este capítulo comentamos los me- diadores y sugerimos formas de usarlos en el aula de la infancia temprana.
La función de los mediadores
Un mediador es algo que sir ve como intermediario entre un estímulo del medio am- biente y la respuesta individual a ese estímulo, según el trabajo de Vygotsky (véase la figura 3.1 del capítulo 3). Un mediador propicia el desarrollo del niño al hacer más fácil una conducta determinada. Según la teoría de Vygotsky, los mediadores se convierten en herramientas de la mente cuando el niño las incorpora a su actividad. Al igual que otras herramientas culturales, los mediadores aparecen primero en la ac- tividad compartida y luego el niño se apropia de ellos. Cuando Linda está aprendiendo a leer y la maestra le dice: “Mira la primera letra, ¿qué sonido tiene?”, Linda piensa para sí: “Mira la primera letra”. Esta habla interna actúa como mediador para facili- tar la lectura. Antonio aprende a sumar y usa los dedos para ayudarse a calcular. Sus dedos actúan como mediador pues hacen la suma más certera. En cada caso, el niño utiliza el mediador para facilitar la conducta.
Vygotsky creía que los adultos poseen complejos mediadores abstractos para ayu- darse a pensar: palabras, símbolos, modelos gráficos, planes y mapas. Estos mediadores pueden estar a la vista, como una lista de cosas pendientes o pueden ser interiores. Los adultos usan estos mediadores naturalmente, de una manera integrada y, con frecuencia, automática, inconscientemente. Algunas veces los adultos enfrentan si- tuaciones en las que el uso automático de los mediadores se interrumpe o dificulta. En situaciones semejantes, emplean mediadores exteriores evidentes, en vez de inte- riores. Por ejemplo, cuando un adulto usa una estufa que no conoce debe mirar los botones del tablero de control (el mediador exterior) para saber cuál perilla corres- ponde a cada quemador; en cambio, al usar una estufa conocida, el adulto tiene un patrón interior que relaciona los quemadores con las perillas. Otro ejemplo es el de una mujer que maneja un automóvil que presenta un modelo innovador de cambios de velocidades. La mujer mirará el diagrama en la manija de la palanca de velocida- des para cerciorarse de haber metido primera ¡y no reversa!
Algunas veces los niños olvidan la conducta que aprendieron con la mediación exterior y necesitan volver a usar el mediador durante un breve periodo. Para los ni- ños, los mediadores son exteriores y manifiestos, y no están integrados necesaria- mente a sus patrones de pensamiento. Los mediadores exteriores y manifiestos son visibles para los demás y para el niño, y pueden ser incluso tangibles. Por ejemplo, el señor Ochoa quiere que los niños recuerden hablar en voz baja a la hora de la reu- nión de grupo, así que pone un pequeño ratón de peluche en su escritorio justo antes de la transición a la reunión; el ratón es un mediador tangible que les recuerda a los
niños que deben hablar en voz baja. Los niños pueden necesitar cierta práctica en el uso del mediador y algunos recordatorios del adulto porque pueden olvidar su pro- pósito. Para convertir el ratón en mediador, el señor Ochoa ha hecho ejercicios en que los niños hacen ruido cuando esconde el ratón detrás de la espalda y se callan ante él. También pide que digan lo que significa el ratón e incluso insta a los niños a que susurren: “Cuando el ratón está afuera yo estoy callado como un ratón”.
Los mediadores exteriores como andamios
Los mediadores manifiestos funcionan como andamios pues ayudan al niño en su transición del desempeño con la máxima asistencia al desempeño independiente. La meta es retirar los mediadores exteriores o dejar de utilizarlos una vez que el niño haya interiorizado su significado. Los mediadores exteriores son un escalón temporal diseñado para conducir al niño hacia la independencia. Los maestros planean el ti- po de mediador exterior que usarán y la manera en que deberá retirarse conforme el niño adquiera independencia y se apropie de la conducta y de la herramienta en cuestión. El momento apropiado para retirar el mediador no puede determinarse con exactitud; a veces los niños olvidan el mediador exterior y necesitan volver a usar- lo durante un breve periodo; en otras ocasiones unos cuantos éxitos bastan para ale- jar pronto al niño del mediador manifiesto.
Tipos de mediadores
Los mediadores pueden ser verbales, visuales o físicos. El discurso y la palabra escri- ta son mediadores verbales. Una conducta sencilla, como aprender a tejer, puede ser mediada por las palabras derecho y revés. Estas palabras pueden pronunciarse en voz alta: “Derecho, derecho, revés, revés”, para facilitar el tejido de una determinada puntada. Un mediador también puede materializarse o ser tangible: las imágenes y los diagramas son ejemplos de mediadores visuales; un adulto puede utilizar el dibu- jo de un patrón de puntadas como recordatorio de lo que debe hacer. Un mediador físico consiste en un conjunto de conductas —como hábito o ritual— que desencade- na un proceso mental; por ejemplo, un cierto movimiento de los dedos o un tipo de aplauso puede mediar las conductas para llegar a tiempo a la reunión de grupo y ayu- dar a que los niños recuerden sentarse en círculo y mirar al maestro.
Los mediadores verbales, visuales y físicos pueden afectar el procesamiento de información compleja como la clasificación. Las palabras que denotan las categorías funcionan como mediadores verbales en algunos casos. Cuando Lorena clasifica cu- bos, el maestro le da las palabras pequeño, mediano y grande como mediadores verba- les para la clasificación; la niña repite estas palabras mientras clasifica. El maestro podría dar también un mediador visual, como un círculo pequeño, uno mediano y uno grande (véase la figura 7.1).
A diferencia de los adultos, quienes usan sobre todo mediadores interiores ver- bales para dirigir los procesos mentales y la conducta, los niños necesitan algo más concreto y tangible. La señora Martínez quiere limitar el número de niños que acu-
Figura 7.1. Cajas con mediadores exteriores para clasificar
La señora Martínez quiere limitar el número de niños que acu-den al área de construcción con cubos. Para disponer de un mediador tangible, cor- ta los dibujos de cuatro sillas y los pone en una caja a la entrada del área. Cada niño que entra al área de los bloques toma uno de los dibujos y lo pone en una bolsa jun- to a la caja; cuando no quedan dibujos en la caja, eso es señal de que ningún otro ni- ño puede entrar. Confiar a los niños que recuerden por sí solos que solamente cuatro pueden entrar al área, sería una estrategia menos eficaz, porque algunos de los ni- ños no pueden contar significativamente ni utilizar los números para regular sus ac- ciones. Con los dibujos de las sillas, la señora Martínez proporciona un mediador tangible para ayudar a recordar el límite.
Conforme acumulan experiencia, los niños comienzan a usar mediadores por cuenta propia. Los primeros intentos de inventar mediadores pueden tener la forma de expresiones tales como: “Sólo puedo leer cuando me siento en el costal azul de frijoles” o “Necesito mi pluma mágica para escribir”. Los adultos con frecuencia to- man semejantes expresiones como ejemplos de vuelos de la fantasía, pero Vygotsky diría que señalan el comienzo del uso de la mediación exterior, es decir, del uso de objetos para mediar los procesos mentales. Los mediadores elegidos pueden ser los mismos que usan los adultos u otros. Mientras el niño le asigne al mediador su signi- ficado personal y lo use para dirigir su conducta, el mediador es útil.
La mediación de las conductas sociales y emocionales
Vygotsky señala que los mediadores exteriores se usan con frecuencia para regular las interacciones sociales. Los adultos lanzan una moneda al aire o usan palillos pa- ra decidir cosas tales como a quién le tocan los quehaceres domésticos. Los niños se sir ven de rimas y juegos en los que usan los dedos (“de tin marín”, “ piedra, papel o tijeras”) para resolver discusiones sobre quién juega primero o cuánto tiempo le to- ca jugar a cada quien. Algunos mediadores exteriores se transmiten de generación en generación en los patios de recreo del mundo entero. Sin niños mayores alrede- dor, es improbable que los niños preescolares aprendan
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