Hotel Ruanda

Puente López Sandra Ivette

Hotel Ruanda

Es una película de mucho contenido emocional en realidad es perturbadora, partiendo del hecho de que está basada en sucesos reales. Es imposible desprenderse de la sensación de angustia y desesperación que produce el pensar ser uno de los infortunados partícipes de aquel momento tan trágico.

Sin duda alguna queda en evidenciada como la manipulación de masas es ejercida a través de los medios de comunicación y confeccionada desde las clases dominantes. El miedo siempre ha sido el arma por excelencia que sirve como catalizador para emprender un sinnúmero de acciones inhumanas.

El contexto en el cual se desarrolló este genocidio tiene tintes de intereses políticos y económicos, lamentablemente Ruanda posee un lugar geográfico estratégico además de ciertos recursos que son codiciados por varios países entre ellos EUA para no perder la costumbre.

Ruanda fue una colonia que perteneció a Bélgica y ellos llegaron a implantar y a marcar aún más las rencillas existentes entre las etnias existentes (aunque sería mejor llamarles castas porque de manera real no existen variantes que los distingan) los hutus y los tutsis fueron manipulados por los intereses mezquinos de los colonizadores asignándoles ciertas características que los hacían "superiores o inferiores".

Posterior a  que Ruanda se independizara de Bélgica surgieron las divisiones de manera más notable, incentivando así el resentimiento entre los hutus que llegando el momento y con el apoyo de Francia decidieron cobrar venganza después de tantos años de opresión.

La violencia se desató el 7 de abril de 1994, en respuesta al ataque que sufrió un día antes el avión Falcon del presidente de Ruanda, Juvénal Habyarimana.

La Radio de las Mil Colinas (RTLM), como vocera del Gobierno, adquirió un papel relevante en la perpetuación de la matanza, sobre todo durante sus retransmisiones, utilizando métodos propagandísticos para estigmatizar a los tutsis, hutus moderados; no es de extrañar que se considerara a este medio como la “radio del odio”, pues su rol se centró en fomentar el racismo y las diferencias entre vecinos.

El grupo extremista Interahamwe que se dedicó a incitar y a reclutar a los más jóvenes para limpiar a las "cucharachas" de su territorio, sin duda la despersonalización de los tutsis fue una herramienta clave para que arremetieran incluso contra su familia o amistades. La brutalidad que fue ejercida es pavorosa, es sorprendente la tibieza con la que afrontó la ONU está terrible situación y queda en evidencia el lugar que ocupa el continente africano dentro de sus prioridades. La crisis humanitaria necesitaba atención inmediata y  medidas de grandes dimensiones, sin embargo el personal de los cascos azules fue insuficiente para contrarrestar la situación, muriendo más de 800000 personas en cien días.

Citando un dialogo al comienzo de la película por parte del locutor hutu:

“Cuando la gente me pregunta por qué odio a todos los tutsis, respondo: lean nuestra historia. Los tutsis colaboraron con los colonizadores belgas, nos arrebataron las tierras a los hutus, nos fustigaron y ahora los rebeldes tutsis han regresado. Son cucarachas, son asesinos. Ruanda es la tierra de los hutus, nosotros somos mayoría. Existe una minoría de traidores e invasores, pero erradicaremos esa plaga; aniquilaremos a los rebeldes del Frente Patriótico Ruandés. Esta es la RTLM, radio del poder hutu. Estén alerta, vigilen a sus vecinos”.

Aunque han transcurrido 26 años del genocidio no puedo evitar cuestionarme ¿Cómo pueden coexistir los homicidas con las supervivientes? ¿Cómo será el ambiente dentro de la sociedad?  La realidad es cruda, es dolorosa y lo peor es que no se le da la relevancia porque fue un país africano, tal parece que existimos humanos de primera, segunda, tercera clase y los invisibles.

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