Representaciones Sociales de la violencia doméstica en la prensa de México (2000-2010)

Representaciones Sociales de la violencia doméstica en la prensa de México (2000-2010)

Patricia Ascencio

I. Introducción

La modernidad trajo consigo una de las estructuras orgánicas que caracteriza a nuestra sociedad: la familia nuclear. Su representación social ha generado imágenes en las que figuran como integrantes padre, madre e hijos y los roles de éstos están ampliamente identificados tanto al interior de la misma como socialmente. El jefe de familia, se ostentaba como el de mayor jerarquía y dentro de sus funciones se encontraba el dar sustento además de ser el responsable de restablecer el orden cuando aparecían situaciones de caos; la madre tenía como funciones el cuidado, tanto físico como económico y por supuesto emocional de todos los integrantes de la familia, de tal suerte que cualquier disfuncionalidad al interior de la misma era vista como su responsabilidad es por ello que resulta común encontrar metáforas y metonimias tales como “la madre lo es todo”; finalmente, la función de los hijos era cumplir con los deberes que les habían sido establecidos tanto por los padres como por la sociedad.

Queda claro que la familia nuclear hoy es más un ideal que un modelo que deba ser reproducido de acuerdo a las convenciones, por lo que podemos observar otras formas organización en su interior como la Familia Consanguínea, Familia Monoparental, Familia de Madre Soltera, Familia de Padres Separados, Familia reconstituida y la Familia de padres Homosexuales, fenómeno que es denominado por algunos autores como el surgimiento de la familia fracturada (Hoschild, 2008). Como vemos, la aparición de nuevas formas de organización familiar comienzan a permear en contextos sociales como el nuestro, redefiniendo la organización estructural del individuo tanto en

el plano sexual como familiar (Castells, 1999[2005]). Como elemento determinante en la transformación de la familia encontramos la irrupción de la mujer en la esfera pública (Thompson, 1992), su ingreso masivo al mercado laboral a partir de la segunda mitad del siglo XX (Hobsbawm, 2000) las ha ido alejando de lo que deberían de ser sus funciones de acuerdo a las convenciones que ya han sido mencionadas, generando en ellas un sentimiento de culpa al no poder reproducir, en su totalidad, las funciones que les habían sido impuestas.

Pese al gran avance obtenido existe un fuerte arraigo hacia lo que se entendía como el status quo, el nacer, crecer, formar mi propio hogar, tener hijos, cuidar de ellos desde el rol de género de pertenencia y formarlos para que reprodujeran éste patrón en el momento que fuese necesario sigue siendo la fórmula con mayor aprobación dentro de nuestra sociedad (De Jong, 2004).

Teniendo éste escenario como telón de fondo, resulta difícil creer que la violencia doméstica siga siendo un problema de la esfera privada, algunas hipótesis sostienen que la violencia doméstica no es sino el consentimiento de viejas estructuras, denominando al fenómeno social patriarcado por consentimiento, el cual se ve alimentado a través de los medios de comunicación quienes contribuyen al reforzamiento de estereotipos ( De Grado, 2011).

Una de las funciones de las Representaciones Sociales es la de crear imágenes que se puedan anclar en pensamiento de sentido común, y dado que los medios de comunicación se sustentan hoy en día como los mayores productores de imágenes, resulta indudable que muchas de las imágenes que se presentan en nuestro contexto inmediato están contribuyendo de manera crucial en la elaboración concepciones.

Por violencia doméstica se entiende cualquier acto que vulnere la integridad física, moral y/o económica de una mujer, sin importar si ésta se lleva a cabo dentro o fuera del hogar. El agresor puede ser familiar consanguíneo o alguien ha adquirido un vínculo sentimental con la víctima.

La proliferación de los estudio en torno al tema han permito una aparente visibilización de un problema que durante siglos se consideró propio del sociedad y que conllevó, entre otras cosas, a la creación de instituciones encargadas de buscar soluciones al problema, En México fue en este sexenio que se aprobó la Ley de Acceso de las mujeres a una vida libre de violencia. En ella se tipifica las formas de violencia de acuerdo a su impacto sobre la víctima, por lo que podemos encontrar violencia de tipo física, económica, psicológica, patrimonial y sexual. La Ley también comprende un apartado en el que se plantea la posibilidad de sancionar a los medios de comunicación en caso de que se manifiesten a favor de la violencia doméstica.

La prensa figura como uno de los medios de comunicación que permite la transmisión de conocimientos, información y opinión y formadora de la denominada “opinión pública, por eso juega un papel sumamente importante en cualquier sociedad: la integración y el reforzamiento y/o creación de vínculos identitarios, por lo que se convierte en una herramienta excelente para lograr la generación de nuevas concepciones del mundo, reforzando o creando nuevos valores. Resulta imposible encontrar noticias limpias, es decir, que no manifiesten la ideología del periodista, por lo que el lector se ve impregnado de la percepción o intencionalidad del reportero, quien frecuentemente orienta su discurso de acuerdo al formato del periódico en el que trabaja. Y que por lo general va dirigido a un público con el que se busca cierta identificación.

II. Metodología

El tema de la violencia doméstica resulta ser unos de los tópicos más recurrentes en la prensa mexicana a lo largo del tiempo (Pamplona, 2010), por lo que podemos encontrar notas de prensa que datan desde el siglo XIX. Al término de la revolución mexicana, cuando el tiraje de los principales periódicos comenzó a normalizarse. La prensa se convirtió en fuente importante para recuperar la percepción social de algunos fenómenos, cono en este caso, sobre la violencia doméstica, ello permitió una investigación previa que comprende el análisis de las notas periodísticas sobre la violencia doméstica y que cubre el periodo de 1930 al año 2000 (Ascencio, 2009).

Los resultados arrojados en dicha investigación indicaban que pese a la gran difusión de la no violencia doméstica en la sociedad de masas aún existen representaciones sociales lo suficientemente ancladas lo que obstaculiza la formación de una nueva concepción del mundo. En esa investigación nos pudimos percatar de que en viejos prototipos de la familia, los medios de Comunicación contribuían con frecuencia a recrear construcciones sociales que podían reforzar la percepción negativa del fenómeno de

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