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ARANCELES A LA IMPORTACIÓN Y FINANZAS PÚBLICAS


Enviado por   •  1 de Abril de 2016  •  Informes  •  1.451 Palabras (6 Páginas)  •  286 Visitas

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ILCE MARILY YAÑEZ CABRERA                 SEPTIMO CUATRIMESTRE

OSCAR MEDEL MALDONADO

OMAR GUADALUPE RUIZ CORONEL

ARANCELES A LA IMPORTACIÓN Y FINANZAS PÚBLICAS

DEL PORFIRIANO

Desde la revolución industrial, los impuestos al comercio exterior desempeñaron un papel importante en la estrategia de la industrialización de las distintas economías del mundo.

En el siglo XX los aranceles fueron uno de los principales instrumentos que utilizaron los gobiernos de las economías en desarrollo para proteger a la industria local y fomentar la sustitución de importaciones. Es por ello que en América Latina el estudio de los impuestos al comercio exterior únicamente está ligado a las acciones de política industrial.

Harry Oshima fue uno de los primeros economistas en determinar que hay una relación  entre el grado de desarrollo-medido como el nivel del producto interno bruto (PIB) per cápita y la incidencia fiscal la proporción de los ingresos fiscales en el PIB.

Tanzi ha confirmado una asociación positiva entre incidencia impositiva y PIB per cápita, con una muestra de 88 países en desarrollo, demostró que en efecto la urbanización impacta favorablemente la recaudación y aumenta las demandas sociales que llevan a una mayor intervención del gobierno a la economía.

El PIB per cápita es el único factor que explica la evolución de la incidencia fiscal, Lewis agrego que para las economías en desarrollo el tamaño del sector externo (exportaciones más importaciones) era un factor relevante para explicar el tamaño relativo de los ingresos del gobierno.

La aparición de impuestos directos que gravan el ingreso cobra preponderancia en etapas más avanzadas de desarrollo con la consecuente disminución en la participación de los impuestos al comercio exterior.

En los procesos de formación y consolidación de estados nacionales la inestabilidad y la debilidad política de los gobiernos favorece que las fuentes de ingresos se concentren en gravámenes al  comercio exterior.

La caída de los impuestos al comercio exterior como proporción de los ingresos totales conforme alcanza mayores niveles de desarrollo ha sido comprobada por Daniel Díaz Fuentes, con una muestra de 50 países para los periodos 1950-1970 y1971 y 1982, determino que los impuestos al comercio exterior pierden peso a medida que aumenta el PIB per cápita.

A lo largo del siglo XIX una de las fuentes más importantes para las finanzas públicas mexicanas fueron los impuestos al comercio exterior. Los aranceles o impuestos a las importaciones permanecieron como una fuente muy significativa de los ingresos públicos después de la independencia.

 El monto de los recargos a las exportaciones vario a tal punto que prácticamente desaparecieron a finales del porfiriano. La dependencia de los impuestos a las importaciones fue aumentando a medida que transcurrían décadas de estancamiento económico y el dominio de grupos de terratenientes que obstaculizaron cualquier intento por gravar la propiedad raíz.

La reforma de 1880 simplemente refundió en un nuevo arancel los cambios en las tarifas que se habían presentado desde 1872 sin introducir cambios sustanciales. Esto significo mantener las altas tasas de aranceles que satisfacían tanto las necesidades de las finanzas públicas, como los intereses de los productores nacionales.

Durante la mayor parte del XIX los gobiernos mexicanos financiaron sus gastos casi exclusivamente con recursos tributarios.

El expediente de la deuda externa estuvo cancelado por una temprana moratoria de fines del decenio de 1820. Los esfuerzos encamina dos a dar  solución a los reclamos de acreedores externos fructificaron a finales de la década de 1880.

La llamada conversión Dublán permitió a México renegociar las deudas e intereses moratorios pendientes y recuperar credibilidad en los mercados externos de capital.

Si bien es cierto que los ingresos obtenidos a finales de la década de 1880 solo sirvieron para la amortización de las deudas pasadas, el cumplimiento de obligaciones largamente diferidas no fue sino el inicio de un ciclo radicalmente distinto en el que el crédito publico desempeño un papel preponderante.

Así este nuevo panorama financiero permitió al gobierno de Díaz ampliar las fuentes potenciales de ingreso y dotar de mayores grados de libertad al diseño de la política presupuestal, tal y como sucedió en las décadas de 1890 y 1900.  

El arreglo de la deuda externa redujo considerablemente el sesgo fiscal de la política arancelaria. En 1891 el  gobierno de Díaz emitió un nuevo arancel con características que favorecían la sustitución de importaciones.

La lista de productos libres de arancel creció hasta representar poco más de una décima parte del total de fracciones arancelarias, pues en ella figuraron principalmente materias primas, bienes intermedios y de capital.

El diseño del arancel de 1891 y las modificaciones introducidas en los siguientes quince años fueron posibles gracias a que las necesidades fiscales que creaba la dependencia de los impuestos  al comercio exterior habían disminuido sensiblemente.

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