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Análisis de incentivos fiscales


Enviado por   •  3 de Febrero de 2016  •  Apuntes  •  1.484 Palabras (6 Páginas)  •  173 Visitas

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                                               Análisis de incentivos fiscales.

En nuestro país, los inversionistas nacionales y extranjeros pueden beneficiarse de una serie de incentivos fiscales en diversas áreas comerciales; la cual debería funcionar como  un instrumento de política económica dirigida, a una mejor distribución de riquezas y al progreso social de manera que todos nos beneficiemos de forma equitativa.

Los incentivos fiscales no son más que subsidios que otorga el país a las personas naturales y jurídicas para mayores beneficios a la hora de importar o exportar para incrementar la economía, el desarrollo de regiones que se encuentran sumergidas en la pobreza, el aumento de la mano obra a nivel nacional, el cuidado de la naturaleza,  el avance de la tecnología etc. Todo esto con el fin en busca de incentivar la inversión, promover el turismo y la entrada de divisas. Pero como Empleados y Estudiantes durante la lectura de este documento de análisis hemos considerado que los incentivos fiscales  se han convertido en una especie de deber ineludible para los países en vías de desarrollo ya que al otorgarles incentivos de carácter fiscal a quienes realizan actividades productivas pues se piensa que sólo a través de este medio puede propiciarse un verdadero crecimiento industrial y el inevitable tránsito de la sociedad agrícola a la sociedad de consumo...”. “Sin embargo, la experiencia ha demostrado  que el abuso del proteccionismo o paternalismo fiscal sólo conduce al feroz predominio de la inversión extranjera y al inevitable desequilibrio en la distribución del ingreso nacional, puesto que al no hacerse extensivo a las grandes masas de trabajadores y empleados, sólo beneficia a las minorías privilegiadas”. En Panamá tenemos incentivos fiscales concedidos a los sujetos pasivos que tienden a promover las inversiones privadas en áreas y/o actividades específicas mediante la reducción o exoneración en el pago de ciertos impuestos. Importa cuestionar el valor de algunos de ellos. El costo fiscal de tales beneficios, que pagamos todos los contribuyentes, es considerado como parte de la política económica del Estado con especial interés en la actividad agropecuaria y la agroindustria en general, el turismo, la construcción de viviendas de interés social, la generación de energía eléctrica y otras, así como incentivar la inversión privada en regiones determinadas, como las zonas turísticas, Puerto Armuelles, Colon, etc. Se espera, en principio y como contraprestación del sacrificio fiscal, un aumento de la inversión privada local y extranjera que tienda al desarrollo social, cultural y económico en regiones atrasadas, al aumento de la producción exportable, al incremento de las actividades primarias, a la generación de empleos y a la formación del capital humano, así como al sostenimiento del medio ambiente. Pero no todo es color de rosa. Veamos: La gran mayoría de los incentivos ese sacrificio que pagamos todos tiende a beneficiar a los inversionistas, sin que se trasladen a los niveles sociales más necesitados. Ello se debe a que el inversionista mide su utilidad antes de impuestos, y la reducción de estos no se traslada al consumidor. Como ejemplo pongo la tarifa reducida del impuesto sobre la renta (ISR) otorgada a los promotores de bienes raíces, basada en el precio de venta sin importar costos, gastos ni utilidad. Una tarifa negociada que solamente favorece a los promotores.  Un ejemplo clásico de un promotor y profesor que anteriormente nos comentó como trabajan los promotores de bienes raíces: Que vende una propiedad residencial en un millón de dólares, con una utilidad neta de 20% o sea 200 mil dólares y cuyo ISR sería 50 mil dólares con la tarifa normal de 25%; en cambio, con la tarifa especial que otorga el artículo 701 del Código Fiscal, su ISR será de 25 mil dólares (2.5% sobre el precio de venta).

Es decir que su tasa impositiva sería de 12.5% en lugar de 25%. Buen negocio a costo de los fondos públicos. Cabe preguntar si este beneficio, estímulo o incentivo fiscal es necesario en un mercado donde la demanda aún supera la oferta. Existen otros casos donde las exoneraciones tributarias se convierten en una ganancia adicional para los inversionistas. En la actividad agropecuaria, por ejemplo, el inversionista con menos de 300 mil dólares de ingresos en el año no paga impuesto alguno. En cambio, el costo de la canasta básica sigue aumentando. Igual resultado se produce con las importaciones exoneradas amparadas en tratados de libre comercio. Y qué decir de los incentivos otorgados a la generación de energía eléctrica. Constantemente se oye el lamento de que tenemos la energía eléctrica más cara del mundo teniendo nuestras propias hidroeléctricas en nuestro país pero los inversionista se aprovechan de la misma energía que se produce y la venden a otros países cuando nosotros debemos pagar más caro .

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