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LuisAlberto1975Informe27 de Octubre de 2014

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A medida que la actividad humana aumenta y es modificada por la tecnología, sus efectos trascienden el ámbito local. Esta es una realidad cuyas unas consecuencias particulares en el medio ambiente han sido abordadas desde diversas ramas de la ciencia. La evidencia científica plantea entonces la cuestión de las “amenazas ambientales globales”; un término que agrupa un conjunto de variables necesarias para sostener la vida en nuestro planeta cuyo comportamiento indica un entorno cada vez menos favorable para los organismos vivos. Estas amenazas para la vida son calificadas como globales porque sus efectos desbordan las fronteras de los países y los continentes. De algún modo podríamos decir que los impactos ambientales no escapan al fenómeno de la globalización, entendido éste en su sentido más amplio. La evidencia en torno a estos temas ha generado un consenso gradual en la comunidad científica sobre su existencia, aunque no se ha dado un acuerdo en torno a las consecuencias que se anticipan a partir de estas observaciones. Lo cierto es que ya existe amplia documentación sobre lo que se conoce como las causas antropogénicas de los cambios ambientales globales.

El principio aristotélico de “lo que es común para la mayoría recibe la menor atención” es una buena explicación de lo que ocurrió con el deterioro de esos recursos globales comunes a los que nos referiremos más adelante. Y Aristóteles añade: “El hombre presta mayor atención a lo que le es propio; le interesa menos lo que es común; o en todo caso, le interesa sólo en la medida en que le concierne personalmente”. Esta última idea también se ajusta a lo que se observa en el ámbito internacional respecto a las amenazas ambientales globales. En la medida en que los individuos perciben que el deterioro de estos bienes comunes tiene consecuencias en su bienestar individual aumenta su incentivo para iniciar acciones que los protejan frente a esos efectos negativos. Pearson (2000) explica esto claramente en términos de las externalidades internacionales que generan una respuesta de parte de estos agentes, quienes representan a quienes se perciben como afectados. La respuesta se da de dos formas: generando nuevas instituciones y diseñando políticas que permitan incidir sobre las amenazas. No obstante estas respuestas aún se encuentran en una etapa germinal y operan de forma muy limitada.

El asunto de las amenazas globales se aborda en este documento con dos propósitos. El primero, presentar una explicación breve acerca de los grandes problemas ambientales globales que se encuentran en discusión entre los académicos y activistas. Además de definirlos, se mencionan algunos de los mecanismos institucionales que se han generado en el ámbito internacional bien sea para enfrentarlos por medio de acciones concretas o al menos para incluirlos en la agenda política. Por eso la primera parte del documento realiza una síntesis, en términos accequibles para un lector no familiarizado con estos temas, acerca de lo que los científicos conocen sobre la magnitud, causas y posibles soluciones de estos problemas.

Además de realizar este ejercicio descriptivo, la segunda parte del documento explora la forma como la agenda internacional ha influído en la política ambiental doméstica y plantea algunos interrogantes en torno al rol que estas influencias externas jugarán en el futuro.

A continuación, se presentan tres casos que ilustran la forma en que los agentes externos han reccionado frente a algunos de los problemas globales. Se seleccionaron para ser comentados: el Protocolo de Kyoto, uno de los acuerdos multilaterales ambientales que ha atraído más atención en los últimos tiempos; el Consenso de Copenhagen, como ejemplo de las recomendaciones técnicas acerca de la prioridad de los problemas ambientales globales y por último, los estándares ambientales en el marco de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, un caso que ilustra la relación entre los objetivos de acceso a mercados y las variables ambientales.

Quienes busquen profundizar en estos temas encontrarán aquí referencias de algunos documentos que se han identificado sobre el caso colombiano, así como información bibliográfica de fuentes externas proveniente de publicaciones de organismos multilaterales y de documentos de análisis enmarcados dentro de diversas disciplinas, entre ellas la economía, el derecho y la ciencia política.

La naturaleza de las amenazas globales

Field (1994) señala tres grandes categorías respecto a estos cambios ambientales globales. Estas son el cambio climático o calentamiento global, el deterioro de la capa de ozono y la reducción de la biodiversidad. A estos se suman el agotamiento de las aguas, la deforestación, los contaminantes orgánicos persistentes, la contaminación oceánica (Rodríguez, 2002) y la explotación de los recursos pesqueros marinos (Pearson, 2000). Una breve descripción de la naturaleza de cada uno de ellos puede aclarar por qué estos temas son considerados como asuntos internacionales.

La reducción de la capa de ozono. Este fenómeno tiene como consecuencia una mayor exposición de la tierra a la radiación de rayos ultravioleta, que de acuerdo con su longitud de onda se divide en tres bandas: A, B y C. La atmósfera pierde capacidad para filtrar sobretodo los tipos de radiación de onda corta (UV-B y UV-C), que son los que mayor daño potencial pueden causar a los organismos vivos. A su vez esta mayor exposición a la radiación está asociada con tres tipos de impacto. Desde el punto de vista de la salud, existe evidencia de una mayor incidencia en ciertos tipos de cáncer y de cataratas. El segundo impacto es en la actividad agrícola, debido a que la mayor radiación afecta el crecimiento de las plantas terrestres. Además también se ha detectado que la exposición a mayores radiaciones UV-B tiene effectos negativos en el fitoplancton, que es la base de la cadena alimenticia acuática y que es el motor de absorción de carbono con que cuentan los océanos (McMichael, 1993). Como se verá más adelante este último impacto tiene implicaciones importantes en el tema del cambio climático.

La principal causa antropogénica de reducción del ozono es la acumulación de radicales de cloro y bromo en la estratosfera (Field, 1994; McMichael, 1993), que destruyen las moléculas de ozono. Los radicales son liberados por compuestos químicos conocidos como halocarbonos; entre ellos los cloro-fluoro-carbonos (CFC) y los halones. Los CFC son químicos sintéticos, desarrollados desde 1928, que se encuentran en los equipos de refrigeración y aire acondicionado, como propelente en aerosoles, como solventes y en la producción de plástico espumado y los halones se utilizan en extinguidores de incendios. La evolución actual del problema es alentadora. El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) reportó a comienzos de esta década una reducción en el uso de CFC a la séptima parte del nivel observado en 1987 (National Geographic, 2002). En buena parte esto es el resultado del Protocolo de Montreal, calificado recientemente por Kofi Annan como “el acuerdo ambiental más exitoso hasta el momento” (PNUMA, 2005). Sin embargo, el impacto de esta reducción en las emisiones en términos del comportamiento de la capa de ozono aún es discutible (The Guardian, 2005).

Cambio Climático. El siguiente asunto del que nos ocuparemos es el calentamiento global, también conocido como el efecto invernadero o de una manera más amplia, el problema del cambio climático. Así se ha denominado al fenómeno observado de una tendencia de largo plazo de aumento en la temperatura en la superficie terrestre. La causa identificada en este caso es el desequilibrio entre las emisiones (por ejemplo las generadas por combustibles) y el área de bosques, que es el mecanismo que tiene la naturaleza para absorber estas emisiones. El resultado es una creciente concentración de CO2 que genera un ascenso en la temperatura. Hay un nivel deseable de gases invernadero, que permite mantener la temperatura del planeta en condiciones favorables para la vida. La tendencia actual de la temperatura, sin embargo, representa un problema porque el impacto en el clima tiene efectos negativos en salud (por ejemplo el aumento en las áreas de malaria), cambios en ecosistemas que son fuente importante de servicios ambientales (entre ellos los páramos) y fluctuaciones en el ciclo agrícola. Otro impacto identificado es el aumento en el nivel de los océanos, con efectos potenciales en destrucción de ecosistemas vulnerables y también en forma directa sobre variables socio-económicas. Un indicador de la magnitud de esta amenaza (Bunyard, 2005) es el estimativo de distribución de la producción agrícola mundial, que en un 30% se encuentra localizada en zonas costeras.

Hay dos formas de enfrentar el problema del cambio climático. La primera, es reducir las emisiones de gases invernadero. Esto puede lograrse, por ejemplo, utilizando tecnologías más eficientes en el uso de energía o sustituyendo el consumo de combustibles fósiles por otros considerados más “limpios”. La segunda es aumentando la capacidad de absorción de estos gases, que es uno de los objetivos de los programas de conservación de parques y reforestación.

La reducción de la biodiversidad. Se identifican tres niveles de biodiversidad: la genética se refiere a la variabilidad entre individuos de una especie; la de especies y la de ecosistemas. Entre las causas de alteración de los ecosistemas que ponen el peligro a un número creciente de especies se pueden citar las presiones por el cambio en el uso de

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