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Competencia Sana: Utopía Mexicana


Enviado por   •  25 de Octubre de 2013  •  3.017 Palabras (13 Páginas)  •  251 Visitas

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La política económica alude al conjunto de actividades a través de las cuales el Estado interviene el proceso económico conforme a las leyes económicas generales, con el objeto de afectar los resultados de la actividad económica para obtener el mayor partido de una situación dada.

Citando a Sierra, la política económica viene a ser “la praxis de la economía y la expresión pragmática y normativa de ésta, su traducción en lo que a veces se denomina el arte de la economía. Se define como la intervención deliberada del gobierno en la economía”, y agrega: “ la política económica es la herramienta más útil que tiene el Estado para ejecutar cualquier plan de desarrollo y para darle velocidad y dirección al proceso de desarrollo pretendido”. (Serra, 2010)

“Las posibilidades y necesidades de carácter científico y tecnológico juegan un papel muy importante en las determinaciones de los objetivos económicos y sociales de la sociedad, e influyen en el manejo de un conjunto de medidas económicas vinculadas con la industria, la estrategia militar y, en general, con la conducción del país.” (Ayza,Tres ensayos sobre ciencia, tecnología y desarrollo, 1974, p.p. 36-37; citado por Serra en Derecho Económico)

La política de fomento industrial forma parte fundamental de la política económica en general.

El artículo 90 de la Constitución Mexicana es quien regula la centralización administrativa y el sector paraestatal. La Ley a la que hace referencia es a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal.

Es necesario aumentar la tasa de crecimiento económico, para ello, técnicamente, el primer paso consiste en averiguar cuál o cuáles son los principales obstáculos para lograrlo. En esa dirección se ha estado trabajando durante los últimos años; encontrando que es que el bajo crecimiento económico observado desde principios de los ochenta se encuentra asociado a fallas de política industrial o bien a la inexistencia de ella, lo que se ha traducido en un bajo crecimiento de la industria, particularmente las actividades manufactureras.

Se puede afirmar que la insuficiencia dinámica del sector industrial manufacturero es la causa principal, sin ser la única, del bajo crecimiento. El país mantiene un modelo de causación circular acumulativa vicioso, donde los bajos niveles de crecimiento del sector manufacturero restringen la productividad, lo que a su vez reduce el crecimiento manufacturero; por tanto, el crecimiento del empleo y de la producción del resto de sectores.

Desde este enfoque analítico que se sostiene, las manufacturas son el motor del crecimiento económico de un país, a pesar de la creciente importancia del sector servicios. Un país que descuida este sector está condenado al fracaso económico (lo mismo puede decirse del abandono del sector rural, pero no abordo esta temática por ahora). Las manufacturas son vitales, ya que permiten encadenar la producción del resto de sectores de actividad, sus procesos incorporan conocimiento y progreso tecnológico, generan divisas, facilitan la independencia económica y cuando están en expansión crean círculos virtuosos de crecimiento.

En la era actual, la industrialización está íntimamente ligada al desarrollo general de los países y es causa y efecto de su progreso, porque aun cuando a veces se trate de minimizar la trascendencia de los aspectos materiales y se enfaticen los objetivos espirituales, intelectuales o ambientales de la vida, lo cierto es que no se puede prescindir de satisfactores físicos inmediatos.

Cuando en México se fomentó la actividad industrial, el crecimiento fue sorprendentemente alto (6.3% promedio anual entre 1940 y 1970), cuando se dejó de hacerlo (por las deficiencias de un modelo centrado en los apoyos estatales), la economía se estancó. Este resultado no es una casualidad, con política industrial se dinamizó el sector y con ello el resto de la economía; en cambio, cuando se decidió truncar el apoyo industrial, el sector se rezagó y con ello el resto de las actividades económicas.

El descuido de la política industrial está relacionado con el cambio de modelo económico, de uno con fuerte intervención estatal a otro que pone énfasis en la libertad económica. Debe decirse que no todo fue tan mal, los sectores maquiladores, ganaron en importancia y crecieron significativamente, convirtiendo a México en una potencia exportadora. Desafortunadamente, dicho sector no se ha logrado encadenar con el resto (precisamente por la ausencia de una política industrial), opera en un contexto de enclave y aunque genera empleos, no ha podido crear círculos virtuosos de crecimiento.

Los malos resultados en materia de crecimiento económico reclaman un nuevo modelo económico, uno que respete la libertad económica, pero que también reconozca la necesidad de una intervención estatal selectiva y eficiente para el impulso de sectores y actividades industriales que son estratégicas para el desarrollo nacional.

En estos tiempos electorales, donde se requieren respuestas a las diferentes problemáticas nacionales, pongo sobre la mesa, la recuperación de la política industrial como estrategia central para volver a crecer. Por supuesto, junto a las reformas macroeconómicas y microeconómicas sobre las que he estado escribiendo en esta columna –apertura comercial, garantía de los derechos de propiedad, transparencia, respeto al Estado de derecho, fomento de la inversión pública y privada, mejoras tecnológicas y de innovación, entre otros.

En el marco de un nuevo modelo económico, una nueva política industrial, la cual debe tomar en cuenta los errores del pasado y las condiciones actuales, tanto locales, nacionales como internacionales. México es una economía abierta al comercio internacional y el Estado cuenta con recursos limitados.

La nueva política industrial tiene que equilibrar la participación estatal con la iniciativa individual, debe minimizar las interferencias en las decisiones que toman los empresarios. Recomiendo un Estado de fomento productivo, no productor y sustituto del mercado. La experiencia internacional indica la necesidad de promover la libertad económica, pero también la necesidad de consolidar la participación estatal.

Diseñar una nueva política industrial puede parecer complejo, en realidad no lo es, ya que existen

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