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DERECHO COMERCIAL


Enviado por   •  8 de Octubre de 2013  •  2.856 Palabras (12 Páginas)  •  241 Visitas

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Diversos organismos debaten la utilidad de mantener un indicador de riqueza para zonas económicas, países e individuos basado en el tradicional cálculo de renta: actividad económica generada por unidad de población. La renta per cápita, por ejemplo, indica la relación entre el producto interior bruto (PIB) de un país y su número de habitantes.

El cálculo es tan sencillo como equívoco: ¿se puede medir el nivel de riqueza o bienestar (y, por tanto, la felicidad) de un país dividiendo simplemente el producto interior bruto (PIB) por su población? Los críticos del indicador lo tienen claro, y responden negativamente.

La renta per cápita, como unidad de medida del bienestar social y calidad de vida de los habitantes de un país, ha perdido su credibilidad. Entre sus principales defectos:

El PIB o renta per cápita ignora las desigualdades de la renta en una sociedad. Por ejemplo, Estados Unidos sigue siendo el país más rico del mundo y el que es capaz de crear más riqueza; pero 2/3 de las ganancias totales del país entre 2002 y 2007 fueron acaparadas por el 1% de la población, explica The Economist. Algunos indicadores alternativos tienen en cuenta cuán uniforme es la distribución de riqueza en un país o región, como el coeficiente de Gini y el índice de Atkinson.

No contabiliza las externalidades negativas (la contaminación no penaliza y, si genera negocio, puede incluso pesar positivamente en el indicador).

Equipara producción (o creación de actividad económica) con riqueza. Varios gastos incluidos en el PIB, como el militar y el de seguridad, no son consumidos ni aumentan las posibilidades de producción, sino que sólo pretenden "proteger". Aumentar el gasto militar o de inteligencia puede tener consecuencias catastróficas para un presupuesto, aunque el PIB podría incluso crecer con un aumento de estas partidas. La renta per cápita, o PIB dividido por los habitantes de un país, también aumentaría.

Por ejemplo, el aumento del esfuerzo militar de la anterior Administración estadounidense no repercutió negativamente sobre el indicador de PIB del país, sino todo lo contrario. Estados Unidos empleaba en 2005 el 4,06 de su PIB en gastos militares, más de 663.000 millones de dólares, poco menos de la mitad del PIB anual de España, la novena economía del mundo.

Esta factura, que representa el 41,5% del gasto militar en todo el mundo, es contabilizada como parte de la "riqueza", o renta, de Estados Unidos. Y repercute al alza no sólo en el PIB del país, sino en la renta per cápita estadounidense.

Si el coeficiente de Gini y el índice de Atkinson son dos métodos que informan sobre la desigualdad de renta y bienestar entre los habitantes de una sociedad, otros indicadores también tratan de tener en cuenta externalidades negativas como la contaminación o emisiones de CO2 generadas por una sociedad; o descuentan el gasto militar y de seguridad del PIB per cápita, al entender que no mejoran directamente la calidad de vida o el bienestar.

En ocasiones, aunque de modo indirecto, lo empeoran: mayor esfuerzo militar con una presión fiscal similar o igual a otros momentos comporta una disminución del presupuesto público en otros departamentos, como educación, investigación y desarrollo, infraestructuras, etc.

La brutalidad del producto interior bruto

El cálculo del PIB equipara riqueza a crecimiento. Una sociedad, según los indicadores tradicionales basados en el PIB, no seguirá mejorando si no aumenta su PIB total y PIB per cápita. Además de las limitaciones del PIB para juzgar la salud real de una economía, que podría estar creciendo artificialmente a partir de prácticas basadas en una industria anticuada y contaminante, o a partir de un aumento en los gastos militares y de seguridad, este indicador relaciona desarrollo humano con necesidad de crecimiento. Más y más grande significa más rico y próspero. Y, por tanto, más "desarrollado" y "feliz".

Además de omitir la distribución de la riqueza entre la sociedad, el nivel educativo, la esperanza de vida o la huella ecológica de una sociedad para calcular su "bienestar" real, el PIB no tiene en cuenta los siguientes matices:

Transacciones que no tienen lugar en el mercado, de acuerdo con las leyes del mercado. Por ejemplo, el desarrollo de software de código abierto y aplicaciones web que no comportan ninguna transacción económica no aporta nada al PIB, pero su valor estimado es de miles de millones de dólares al año.

Economía sumergida: el PIB valora a la baja a países que cuentan con una mayor economía sumergida, o aquella que realiza un mayor número de transacciones al margen del fisco.

Economía no monetaria: el tamaño de la economía local informal no aparece en ningún indicador. Un pueblo, ciudad o región que emplee alternativas al intercambio monetario regulado para comercializar, por ejemplo, productos agroalimentarios locales, no tendrá en cuenta el valor de esta economía paralela para el cálculo del PIB.

Producción de bienes de consumo de primera necesidad que no generan transacción económica (producción de subsistencia).

Calidad de los productos: no importa que un producto sea peligroso para el ser humano o el medio ambiente, o que sus especificaciones sean ilegales de acuerdo con la normativa local: si ha sido producido y comercializado, es tenido en cuenta por el cálculo del PIB.

Posibles mejoras en la calidad de los productos: al no estar reconocidos en el PIB, la calidad o durabilidad son atributos de un producto que han perdido sentido estratégico en las últimas décadas. Un producto poco duradero puede tener a corto plazo una ventaja inmediata, que será contabilizada positivamente en el cálculo del PIB. Al ser de mala calidad, el producto deberá ser sustituido antes.

Externalidades de todo tipo que no estén relacionadas con una transacción económica.

Sostenibilidad del crecimiento. No importa que un bien, servicio o actividad económica contamine o no, sino sólo su comportamiento en el mercado transaccional.

El poder adquisitivo del dinero evoluciona en el tiempo de un modo distinto en función del tipo de producto.

Arbitrariedad en la comparativa del PIB entre países: el coste de los distintos productos de la cesta de la compra puede variar de un modo tan dispar que resulta difícil calcular el coste de la vida en distintos países a partir de un indicador tan generalista como el PIB.

El PIB no tiene en cuenta el diferencial económico

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