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DISTRIBUIDORA DE PLASTICOS MIRANDA, S. A

Edwin SousaApuntes6 de Septiembre de 2021

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DISTRIBUIDORA DE PLASTICOS MIRANDA, S. A. [1] *)

                A mediados de abril de 1994, Carlos Miranda, principal socio y gerente de la empresa Distribuidora de Plásticos Miranda, S.A (Displamsa), se enfrentaba al resto de determinar la política de crecimiento y la estrategia futura de la empresa. Carlos pensaba que el negocio estaba marchando razonablemente bien, pero no acababa de entender las razones de las tensiones financieras que estaban produciendo ni las implicaciones que todo ello pudiera tener en futuro.

                Carlos Miranda, recién acabados sus estudios, empezó a trabajar en el departamento comercial de un fabricante de placas de metacrilato de metilo. Al cabo de cinco años, y al vista de la difusión de este último producto, presente ya no tan sólo a nivel industrial sino también en la mayoría de los hogares, decidió instalarse por su cuenta. Así, en 1984, poco después de contraer matrimonio, con la participación económica de algunos familiares de su esposa, abrió un local comercial con objeto de vender al por menor las placas de metacrilato. El negocio, emplazado en uno de los barrios antiguos de Madrid, adoptó el nombre de Plásticos Miranda. Las buenas relaciones que mantenía con su anterior jefe le permitieron obtener todo el material necesario bajo muy buenas condiciones.

                El negocio funcionó bien desde el principio, de forma que, a finales de 1986, pudo cancelar el préstamo de 5 millones de pesetas que el Banco de Bilbao le había concedido para gastos de instalación y puesta en marcha. Poco después, el local ya se había quedado pequeño. En 1988 se asoció con Juan Pérez, quien acababa de liquidar su negocio al separarse de sus antiguos socios. Juan Pérez era propietario de un almacén en la zona de La Vaguada, en un área en clara expansión, lo cual prometía muy buenas expectativas comerciales. En su anterior negocio, Juan también se había dedicado a la distribución de plásticos, por lo que las instalaciones de su almacén no necesitaban ninguna remodelación. Además, había conservado buenos contactos con proveedores y algunos clientes de la zona.

        Así es como se fundó Distribuidora de Plásticos Miranda, S. A., con un capital inicial de 13 millones de pesetas. Carlos Miranda y sus socios aportaban a su negocio, valorado en 7.250.000 ptas. Juan Pérez aportaba su almacén, valorado en 19 millones de pesetas, sobre el cual pesaba una hipoteca de 15 millones, al 14%, de la que hizo cargo la nueva empresa. Las condiciones del préstamo hipotecario suponían un pago fijo trimestral de 702.409,23 ptas. Por último, Manuel Miranda, hermano de Carlos, aportaba 1.750.000 pesetas en metálico.

        Las actividades de la empresa se centran principalmente en la distribución de plásticos, más en concreto placas de metacrilato de metilo, que compran directamente al fabricante. Sus clientes son básicamente instaladores, reparadores, pequeños constructores y manipuladores. También, en menor escala, se compran bloques para vender a decoradores.

Durante los dos siguientes, Manuel se hizo cargo de la tienda, mientras que Carlos y Juan se pusieron manos a la obra para poner en marcha y sacar a delante su nueva empresa. A base de mucha dedicación personal y gran esfuerzo, el negocio fue prosperando. A principios de 1990 se dieron cuenta de que el almacén ofrecía muchas mas posibilidades de crecimiento que la tienda que llevaba Manuel, por lo que traspasaron el local y, con lo que obtuvieron por el traspaso, adquirieron sus propios medios de transporte e hicieron reformas en la planta baja del almacén, donde se instalaron las nuevas oficinas de atención al cliente. También invirtieron en una campaña de promoción para captar nuevos clientes.

        Las funciones se las repartieron los socios de la siguiente manera: Juan Pérez se encargo de la gestión de almacén y de las compras; Carlos Miranda asumió las funciones de relaciones públicas y promoción; y, por último, Carlos Miranda, junto con la gerencia se hizo cargo de la gestión de clientes. Además, contaba con una plantilla de 10 personas, tres de las cuales estaban en el almacén, dos en transportes y cinco en el servicio de atención al cliente y administración.

        A pesar de la caída en el volumen de la construcción, la empresa capeo muy bien la crisis de principios de los noventa, ya que su negocio se basaba principalmente en las reparaciones, renovaciones y nuevas instalaciones. La cifra de negocios siguió aumentando rápidamente, pasando de 85.040.000 ptas. En 1990, a más de 172 millones de pesetas en 1993, con una previsión de unos 230 millones de pesetas para 1994. Los beneficios también habían aumentado progresivamente. En 1992 se realizo una ampliación de capital de 5 millones de pesetas, con cargo a reservas, y desde final de aquel año se acordó distribuir anualmente un millón de pesetas en forma de dividendos, pensando fundamentalmente en los socios del primer negocio de Carlos Miranda, que eran accionistas de Displamsa pero no trabajaban en la empresa.

        En los últimos años también se había invertido en las ampliaciones y reformas del almacén que resultaron necesarias para hacer frente al creciente volumen de negocios. Displamsa había instalado con sus principales  clientes una red de información EDI, a través de la cual estos podían efectuar diariamente sus pedidos por ordenador, siéndoles servidos en 24 horas. En previsión a la necesidad de disponer de stock suficiente para hacer frente a estos pedidos, junto a la mayor diversificación de los mismos, Juan Pérez había considerado que era preciso mantener elevados niveles de existencias y realizar ampliaciones y reformas en el almacén.

        Pese a que en 1994, bajo los síntomas de recuperación económica del país, se preveía que las ventas sigan aumentando, Carlos Miranda estaba preocupado sin entender demasiado lo que pasaba. El negocio prosperaba, con un crecimiento notable, pero desde hacía varios meses sufría de un mal endémico de escasez de efectivo. Durante los últimos años se había alargado el plazo de cobro de los clientes y la empresa tenía cada vez más dificultades para hacer frente al pago de los proveedores. La línea de descuento que mantenía con la BBV había sobrepasado su límite máximo de 15 millones de pesetas.

        Además, desde mediados de 1993, los proveedores ofrecían un descuento del 2.5% por pagar dentro de los 10 primeros días a partir de la fecha de la factura, con neto a 60 días. En realidad, y a efectos prácticos, el descuento de pronto pago se mantenía mientras dicho pago se realizara dentro de 15 días. Carlos Miranda tenía la impresión de que el crédito de proveedores por encima del plazo de 15 días era el recurso más caro de todos los que utilizaba. Por ello, y porque las relaciones con los proveedores se habían deteriorado un poco dada la demora de los pagos de los últimos meses, decidió acudir al banco para negociar una ampliación de su línea de descuento o la concesión de una póliza de crédito. Su objetivo para el futuro era utilizar al máximo los descuentos de pronto pago de los que en este momento no se estaba beneficiando en absoluto.

En sus condiciones previas con el banco se había hablado de la posibilidad de ampliar la línea de descuento hasta 25 millones de pesetas a un tipo de interés nominal anual del 15%, o contratar un crédito a seis meses autorrenovable, por 10 millones, al 16% de interés nominal y sin comisiones. Con todo, no estaba seguro de que ello constituyera una solución definitiva.

Cualquiera que fuera la modalidad adoptada, Carlos Miranda pensaba que el banco le exigiría no repartir dividendos durante al menos 2 años, subordinar cualquier decisión de invertir en activos fijos a la aprobación del banco y tal ves otras condiciones relativas a mantener un volumen mínimo de fondo de maniobra.

        A petición del director de la sucursal, Carlos Miranda le entrego los documentos financieros de los últimos años, que se reproducen en los Anexos 1 y 2.


   ANEXO 1

                           Distribuidora de Plásticos  Miranda

      Balances

                   (En miles de pesetas)

ACTIVOS

12/31/1991

12/31/1992

12/31/1993

12/31/1994

Caja y bancos

4,331

1,716

658

560

Clientes sostenidos

4,875

6,411

13,275

18,788

Clientes descontados

12,345

13,884

14,982

16,851

Otros deudores

4,522

4,866

5,692

5,587

Mercancías

16,263

20,150

25,413

29,574

Total circulante

42,336

47,026

60,020

71,360

Inmovilizado bruto

28,980

32,167

34,070

34,586

Amortización acumulada

-9,730

-12,445

-15,331

-16,065

Total Inmovilizado

19,250

19,722

18,739

18,521

Total activo

61,586

66,748

78,758

89,881

PASIVOS

Proveedores

13,961

16,435

26,599

36,823

Otros acreedores

(incluyendo impuestos)

4,498

4,728

5,171

5,300

Descuento bancario utilizado

12,345

13,884

14,982

16,851

Total pasivo a corto plazo

30,804

35,047

46,752

58,974

Deuda a largo plazo

11,280

9,983

8,495

8,090

Total exigible

42,084

45,030

55,247

67,064

Capital

13,000

18,000

18,000

18,000

Reservas

4,776

1,502

2,719

4,512

Resultados del ejercicio

1,726

2,217

2,793

306

Fondos propios

19,502

21,719

23,512

22,817

Total pasivo más patrimonio

61,586

66,748

78,758

89,881

...

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