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ELEMENTOS BÁSICOS DE LA POLÍTICA FISCAL


Enviado por   •  26 de Junio de 2015  •  Tesis  •  1.586 Palabras (7 Páginas)  •  508 Visitas

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ELEMENTOS BÁSICOS DE LA POLÍTICA FISCAL

1. Definición de conceptos

La política fiscal es una rama de la política económica que configura el Presupuesto del Estado como variable de control para asegurar y mantener la estabilidad económica y evitar situaciones de inflación o desempleo.

El Presupuesto del Estado consta de: 1) el gasto público, que comprende tanto el dinero empleado por el Gobierno para suministrar bienes y servicios a los ciudadanos, como las transferencias de dinero a algunas personas que el Gobierno realiza sin recibir ningún servicio a cambio (ejemplos clásicos de transferencias son las ayudas sociales y las prestaciones por desempleo); y 2) los ingresos públicos, en forma de impuestos, tasas, ingresos patrimoniales (de empresas públicas) y endeudamiento.

Existen dos tipos de política fiscal:

I. Política fiscal expansiva, que genera un déficit en los Presupuestos de Estado (es decir, una situación en que el gasto público es superior a los ingresos fiscales) que se financia mediante la emisión de deuda pública. Los mecanismos a usar son: 1) aumentar el gasto público, para aumentar la producción y reducir el paro, o 2) aumentar el gasto privado, bajando los impuestos para aumentar la renta disponible de los agentes económicos privados, lo que provocará un mayor consumo de las personas y una mayor inversión de las empresas (en definitiva, un aumento de la demanda económica). Se denomina ‘expansiva’ porque se ejecuta para estimular el crecimiento económico y crear empleo.

II. Política fiscal restrictiva, que genera un superávit en los Presupuestos del Estado (es decir, una situación en que el gasto público es inferior a los ingresos fiscales). Los mecanismos son los contrarios que en la expansiva: 1) reducir el gasto público, para bajar la demanda y por tanto la producción, o 2) reducir el gasto privado, subiendo los impuestos para que los ciudadanos tengan una renta menor, disminuyan su consumo y, con ello, la demanda económica. Se ejecuta cuando la economía conoce un período de excesiva expansión y tiene necesidad de frenarse para evitar el aumento de los precios (inflación).1

La idea básica que orienta la política fiscal de estabilización económica –y que comparte con la posición monetarista-, es la comprensión de que los problemas del paro y de la inflación tienen su origen en que la demanda global no se corresponde con las necesidades de la producción. Y frente a la posición monetarista, que pretende influir sobre esta demanda mediante el control de la Oferta Monetaria, la política fiscal lo hace influyendo sobre el Gasto, ya sea público o privado.

Es fácil entender, por tanto, por qué los espíritus más conservadores prefieren las políticas monetarias a las fiscales. No requieren la intervención directa del Estado en el mercado. Suprime el manejo directo de los gastos y los impuestos, por no hablar del ‘gran presupuesto’, implícito en el

1 Rudiger Dornbusch y Stanley Fischer: Curso breve de macroeconomía, Madrid. ed. McGraw-Hill, 1995, p. 152.

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sistema keynesiano. Es una fórmula para reducir al mínimo el papel del Gobierno, para volver al mundo más sencillo del pasado.2

Ahora bien, en el caso de que se decida la conveniencia de un déficit presupuestario, este puede cubrirse de dos formas: con un endeudamiento del Estado frente al público (que utilizando una parte de sus ahorros suscribe precisamente la deuda pública), o con un endeudamiento del Estado con el banco central, que emite billetes a favor del Tesoro (en este caso se habla de deuda ficticia, ya que el banco emisor es un organismo de la administración pública).

I. El primer tipo de endeudamiento no debe dar lugar a un gasto público sustitutivo de otros gastos, en la medida que, en caso contrario, el ahorro utilizado para suscribir los fondos públicos no hubiera sido utilizado; en efecto, está claro que si la adquisición de deuda pública sustituye otras colocaciones del ahorro, el correspondiente gasto público sería sustituto de inversiones y, por lo tanto, no produciría ningún efecto antidepresivo.

II. El otro modo de financiación que queda para garantizar el carácter adicional del gasto público es el que comporta una expansión monetaria que, en las condiciones de recesión, no debe tener efectos inflacionistas porque frente a ella, habría un incremento de la producción permitido por la disponibilidad de trabajo y de otros medios de producción superior a la característica de la fase de recesión.3

Conviene recordar que las políticas de estabilización de corte keynesiano

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