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Economía de la Crisis Política


Enviado por   •  24 de Octubre de 2011  •  Exámen  •  1.614 Palabras (7 Páginas)  •  576 Visitas

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6 Economía de la Crisis Política

Desde sus orígenes y en todo su transcurso, la crisis política que vive Colombia a tenido profundas y claras motivaciones económicas, de las cuales participan todos y cada uno de sus actores. Todos quieren participar del frugal banquete de utilidades que se ofrece en la mesa de la economía colombiana y no se contentan con eso, sino que quieren las mejores presas.

La mesa de Colombia se sostenía en el mercado mundial sobre cuatro patas: la tradicional del café, la del petróleo en crecimiento, la promisoria de las exportaciones "menores" y la desproporcionada, vergonzosa, fuerte y pujante del narcotráfico. Sobre ellas se sostuvo el país como modelo de estabilidad económica en medio de la crisis de la mayoría de Latinoamérica, se fortalecieron los grupos financieros Ardila Lule, Santodomingo y Sarmiento Angulo; los empresarios y banqueros gozaron la bonanza. Miles de campesinos que luchaban por la tierra y la reforma agraria se fueron a sembrar coca o amapola y en las ciudades se dispersó la protesta popular con la guerra sucia adelantada por sicarios entrenados por mercenarios ingleses o israelíes y mediante la división de las organizaciones sociales.

Las exportaciones legales de Colombia se duplicaron y las ilegales se triplicaron de manera que por varios años la balanza comercial fue favorable y se frenó la devaluación del peso frente al dólar, que por primera vez en el país llegó tener en las calles un precio menor que el oficial. Cuando siempre habíamos pensado que la escasez de divisas era un problema grave de todo país en desarrollo, el ministro Hommes y otros neoliberales revolucionaron las conciencias explicando el peligro del "exceso" de dólares.

Con tanta plata volando sobraba el dinero para patrocinar candidatos a las elecciones que después defenderían los intereses de sus patrocinadores a la hora de las licitaciones de la programación de la televisión, de los canales, de la telefonía celular, de las ventas de bancos de la Nación, de los contratos de explotación de petróleo o gas, de las importaciones de Marlboros o de automóviles, de las exportaciones de esmeralda o del narcotráfico, de las compras de armas y equipos militares y hasta de los rescates por las buenas o por las malas de secuestrados.

A muchos se les despertó la codicia y entre ellos en primer lugar a las transnacionales, no sólo empresas individuales sino a conglomerados de corporaciones y grupos financieros, que pensaron que debían participar en mayor proporción de semejante bonanza. Los Estados del "primer mundo" que representan esos intereses se han hecho cada vez más activos con respecto a Colombia, especialmente Estados Unidos.

Lo primero que a ellos no les gustó fue el alza de los precios del café y se dedicaron a sabotearla rompiendo, por iniciativa del ahora embajador de Estados Unidos en Colombia, el Pacto Internacional del Café. Los precios no se iban abajo porque las heladas y sequías en Brasil se atravesaron y los productores lograron unirse; pero finalmente se desplomaron las cotizaciones del grano y las tostadoras norteamericanas y europeas hacen el negocio redondo comprando barato a los productores y vendiendo caro a los consumidores.

Para el petróleo y el gas diseñaron otra estrategia: debilitar a Ecopetrol y convertirla en una empresa que avise dónde están los hidrocarburos y que los transporte, pero que no los explote. Sin embargo, Ecopetrol seguía con utilidades y a pesar de que ellas han sido usadas como dinero de bolsillo por los gobiernos de turno, no lograron anular a la empresa estatal. Entonces acudieron a la disculpa del "exceso de dólares" y en el Congreso aprobaron a propuesta del gobierno de Samper, la ley del Fondo de Estabilización Petrolera, que toma de Ecopetrol utilidades y de los departamentos y municipios, regalías, para llevarlos como inversiones financieras fuera del país, sin invertirlos en el desarrollo industrial, agropecuario y petrolero.

A la vez el gobierno Samper renovó por primera vez un contrato de explotación vencido, para que la Texas siga apoderándose del gas de la Guajira. El control accionario de las empresas distribuidoras de gas y de algunos Terpel, pasó a otra transnacional. A la vez el gobierno modificó en favor de las transnacionales los términos de los contratos de exploración y explotación y en la reforma tributaria disminuyó los impuestos a las petroleras, especialmente el de remesa de sus utilidades al exterior. Así las cosas, con dólares del Fondo de Estabilización Petrolera que Colombia deposite en los bancos extranjeros, éstos financiarán a sus empresas para que vengan a explotar el petróleo y gas al que Ecopetrol tendría que renunciar por haber entregado sus utilidades al Fondo.

Las transnacionales petroleras se han caracterizado por ejercer una notoria influencia sobre la clase política

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