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LA MOTIVACION POR LA REALIZACION PUEDE DESARROLLARSE

luisedogutierrezDocumentos de Investigación24 de Agosto de 2017

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MOTIVACION AL LOGRO

DAVID C. McCLELLAND


INDICE

                                                                                        Página

EL MOTIVO DE LA REALIZACION EN EL

CRECIMIENTO ECONOMICO                                                        3

PENSANDO EN EL FUTURO

LA MOTIVACION POR LA REALIZACION PUEDE

DESARROLLARSE                                                                           29

IMPULSO COMERCIAL Y LOGRO NACIONAL                                47

NACIONES QUE LOGRAN EXITO                                                62

IMPULSO COMERCIAL Y LOGRO NACIONAL                                69

CONCLUSION                                                                        74


EL MOTIVO DE LA REALIZACION* EN EL CRECIMIENTO ECONOMICO1

Por:  DAVID C. McCLELLAND

Universidad de Harvard

Desde el comienzo de los anales de la historia, los hombres han estado fascinados por el hecho de que las civilizaciones surgen y decaen.  El desarrollo de la cultura, como lo demuestra Kroeber, es episódico, y  a veces ocurre en muy diferentes campos.  Por ejemplo, los que vivían en la península italiana durante el período de la Roma antigua produjeron una gran civilización de leyes, política y conquista militar;  y en otro período, durante el renacimiento, los habitantes de Italia produjeron una gran civilización de arte, música, letras y ciencia.  A qué se le puede achacar estos  florecimientos culturales?  En nuestro tiempo, teóricos como Huntington enfatizan la importancia del clima, y Toyabee, quien así mismo considera que la cantidad apropiada de reto proporcionado por el ambiente es decisivo aunque él concibe que el ambiente toma en cuenta los efectos psíquicos.  Otros, como Kroeber, tienen dificultad para concebir cualquier explicación general; ellos por fuerza deben aceptar la idea de que una cultura en particular, por casualidad, ha encontrado un modo particularmente adecuado de auto- expresión, que luego persigue hasta que ésta se vuelve sobre- especializada y estéril. 

Mi preocupación no es con todo el desarrollo de la cultura, sino con el crecimiento económico.  Quizá sea esencial cierto grado de riqueza o tiempo libre para el desarrollo en otros campos- Las artes, la política, las ciencias, o la guerra- pero no tenemos que insistir en ello.  Sin embargo, la interrogante sobre la razón de que algunos países se desarrollan rápidamente en la esfera económica en ciertas épocas y no así en otras es de por sí de gran interés, sin considerar su relación con otros tipos de crecimiento de la cultura.  Usualmente, el crecimiento económico rápido se ha explicado en términos de factores “externos” – oportunidades favorables para el comercio, recursos naturales extraordinarios, o conquistas que han abierto nuevos mercados o han producido estabilidad política interna.  Pero yo estoy interesado en los factores internos- en los valores y motivos que tienen los hombres que los conducen a explotar las oportunidades, a aprovecharse de las condiciones favorables de comercio; en resumen,  a moldear su propio destino.

  1. Esta nota ha sido tomada del “Journal of Social Issues”, 1963, para uso exclusivo del Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (INCAE).

Traducción revisada en enero, 1970.

*The Achievement Motive in Economic Growth.

Este interés no es sorprendente, soy sicólogo- y, además, un sicólogo cuyo interés principal de investigación reside en la motivación humana, en las razones que explican por qué las personas se comportan como lo hacen.  Desde luego, todas las personas hasta cierto punto, han estado siempre interesadas en la motivación humana.  La diferencia entre su interés y los intereses del sicólogo del siglo veinte es que este último trata de definir su materia muy exactamente, y como todo científico, de medirlo.  Cómo se pueden identificar los motivos humanos, o aun medirlos?  Las técnicas favoritas de los sicólogos para conducir investigaciones en esta área han sido siempre  las entrevistas y los cuestionarios.  Si se desea saber cuáles son los motivos de un hombre, pregúnteselo.  Desde luego, no versa con él lo suficiente durante una entrevista, o le pregunta lo suficiente en un cuestionario, se puede inferir cuáles son sus motivos- más o menos de la misma manera en que, de una serie de pistas, un detective podría inferir quién ha cometido el crimen.

Sin importar lo que se pueda creer sobre Freud y los otros siconanalistas, ellos desempeñaron un servicio extremadamente importante para la sicología:  nos persuadieron, una  vez por todas, de manera correcta o incorrecta, que lo que las personas decían sobre sus motivos no constituía una base confiable para determinar cuáles eran en realidad esos motivos.  En su análisis de la sicopatología de la vida diaria y de los sueños y síntomas neuróticos,  Freud demostró repetidamente que los motivos “obvios”- los motivos que las personas mismas creían poseer o que un observador razonable les atribuiría- no eran en realidad los motivos reales de su comportamiento frecuentemente extraño.  De la misma manera, Freud asimismo demostró el camino hacia un mejor método de aprender cuáles eran los motivos de las personas.  Analizó los sueños y asociaciones libres:  en resumen, la fantasía o el comportamiento imaginativo.  Desnudado de su aire de misterio y de lo oculto, el sicoanálisis nos ha enseñado que se puede aprender mucho acerca de los motivos de las  personas, observando las cosas que espontáneamente les preocupa en sus sueños y en su fantasía cuando están despiertas.  Hace unos diez o doce años, el grupo de investigación en América con el cual estaba yo asociado, decidió tomar muy en serio esta percepción y ver qué podíamos aprender sobre la motivación humana codificando objetivamente los pensamientos espontáneos de las personas en sus fantasías cuando estaban despiertas.  Nuestro método consistía en coleccionar tales fantasías libres, en forma de  breves historietas escritas sobre películas, y contar la frecuencia con la cual aparecían ciertos temas- en la misma forma en la que un laboratorista médico cuenta la frecuencia con que los glóbulos rojos y blancos aparecen en una muestra de sangre.  Nos fue posible demostrar que la frecuencia con que ciertas “preocupaciones internas” ocurrían en estas fantasías variaba sistemáticamente como una función de condiciones experimentales específicas mediante las cuales despertábamos o inducíamos estados de motivación en los sujetos.  Eventualmente pudimos aislar varias de estas preocupaciones internas, o motivos, que, si estaban presente con mucha frecuencia en las fantasías de una persona en particular, nos permitía saber algo acerca de cómo se comportaría en muchas otras áreas de la vida.

El motivo más sobresaliente era lo que nosotros llamamos “la necesidad de la realización” (Realización n) -un deseo de tener éxito, no tanto por el reconocimiento o prestigio social, sino para obtener un sentimiento interno de superación personal.  Este motivo es mi preocupación principal en este tema.  Nuestros primeros estudios en la laboratorio demostraron que personas con “alta” Realización n  tienden a trabajar más arduamente en ciertas tareas:  aprenden más rápidamente, hacen sus mejores trabajos cuando cuenta para sus historiales y no cuando se introducen incentivos especiales como recompensas monetarias; escogen a expertos sobre sus amigos como compañeros de trabajo; etc.  Es obvio, que aquí no podemos hacer un recuento de los numerosos estudios en esta área.  Hace unos cinco años nos interesó en especial el problema de lo que sucedería en una sociedad si una cantidad considerable de personas con una alta necesidad de realización se hubieran reunido casualmente en ella en un momento en particular.  En otras palabras, nos interesó la pregunta socio- sicológica:  Qué efecto tendría sobre una sociedad una concentración de personas con un alto índice de Realización n?

Quizás sea relevante describir cómo comenzamos a preocuparnos por esto.  A mi siempre me había impresionado grandemente el análisis perceptivo de la conexión entre el Protestantismo y el espíritu del capitalismo hecho por el gran sociólogo alemán Max Weber  .  Arguye Weber que las características que distinguen a los empresarios y trabajadores protestantes, en particular miembros de sectas pietistas, no era que ellos habían en ningún sentido inventado las instituciones del capitalismo o la buena artesanía sino que se dedicaban a sus tareas con un nuevo espíritu perfeccionista. La doctrina calvinista de la predestinación les  había forzado a racionalizar cada aspecto de sus vidas y de esforzarse arduamente hacia la perfección de las posiciones en este mundo a las cuales les había asignado Dios.  A medida que yo leía la descripción de Weber del comportamiento de estas personas,  concluí que ciertamente ellos deben haber tenido un alto grado de  Realización n.  Quizás el nuevo espíritu de capitalismo descrito por Weber no era otro que una alta necesidad de realización- si eso es así, entonces la Realización n ha sido responsable en  parte del extraordinario desarrollo económico del Occidente. Otro factor sirvió para confirmar esta hipótesis. Un estudio cuidadoso llevado a cabo por Winterbottom ha demostrado que los muchachos con una alta Realización n generalmente provenían de familias en las cuales las madres enfatizaban la temprana autosuficiencia y destreza .  Aquellos muchachos cuyas madres no les alentaban hacia la temprana auto-suficiencia o que no les fijaban tan altos estándares de excelencia,  tendían a desarrollar necesidades más bajas de realización.  Es obvio que una de las características de la Reforma Protestante fue su énfasis sobre la auto-suficiencia.  Lutero recalcaba el “sacerdocio de todos los creyentes” y tradujo la Biblia de modo que cada hombre pudiera tener  acceso a Dios y a los pensamientos religiosos.  Calvino acentuó una perfección racionalizada en esta vida para todos.  Ciertamente, la naturaleza de la Reforma parece haber preparado el escenario, históricamente, para que los padres alentaran a sus hijos a obtener una más temprana auto-suficiencia y superación.  Si de hecho los padres hicieron esto, es muy posible que ellos sin intención produjeron un más alto nivel de realización  n en sus hijos lo que, a su vez, fue responsable del nuevo espíritu del capitalismo.

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