LA RESPUESTA ES COLOMBIA

“LA RESPUESTA ES COLOMBIA”

Avianca

cada vez que ausculto sobre temáticas de orden financiero desde la dimensión personal, familiar o empresarial ineluctablemente me descubro en reflexiones básicas, ontológicas, axiológicas y morales acerca de la motivación de vida. Asuntos tales como el Qué, el Por qué, el Para qué, El Cómo, El cuándo, El con quién y otra buena cantidad de cuestiones básicas emergen en forma clara, no obstante, se hacen acompañar de respuestas un tanto menos diáfanas transversalisadas por conatos de duda e inseguridad. Inmediatamente después entran en escena cuestiones tales como Si querré, Si podré, Si cumpliré, Estoy por el camino correcto, Me estoy haciendo las preguntas indicadas,… Tiene esto sentido?

Cada tanto reafirmo estas cuestiones como ineludibles de la condición humana, casi como del sentido común, sin embargo, no encuentro tan común en ninguna de las tres dimensiones esbozadas con antelación la conciencia de la duda y lo importante de la misma cómo punto de partida para la solución del estadio actual y el posicionamiento en otros deseables. Así pues, Parafrasiando a Mintzberg, acerca del Pensamiento Estratégico quien lo describe como “aquel que es capaz de articular la razón, la intuición y la acción como un ejercicio de aprendinzaje (duda) que esculpe el futuro deseado”, se evidencia que la situación del reconocimiento de la duda y de la claridad respecto de aquello que dudamos manifiesto en preguntas indicadas para situaciones concretas del pasado, del presente y del futuro son la partida inicial para construir lo soñado en dimensión personal, familiar o empresarial. Es a partir de la pregunta donde se cohesionan la razón, la intuición y la acción.

Así pues, transpolando el presente análisis frente a la discusión acerca de la situación empresarial colombiana y la actual situación del paro agrario, he de manifestar que la mía es una visión vehemente positiva.

La situación económica del país en los últimos 20 años ha sido claramente positiva pese a cualquier dificultad real que pueda enarbolarse con argumentos como el conflicto armado, la desigualdad social persistente, el sistema de salud, la falta de vías, las altas cargas impositivas de algunas materias básicas. Esto se manifiesta en la mayor solidez del peso, la menor inflación, la mayor inversión extranjera, la menor tasa de desempleo, el decrecimiento de la migración, el mayor crecimiento del turismo, la percepción general del ciudadano como una sociedad feliz, entre muchas otras.

En esta dinámica, el mismo paro agrario demuestra crecimiento de la conciencia económica del campesinado colombiano quien es capaz de agremiarse y luchar por abaratar costos desproporcionales en las materias básicas y mejores posibilidades de comercialización ante los grandes distribuidores con gran músculo financiero y poder de manipulación de precios en la oferta y la demanda. Este evidentemente es un problema coyuntural del país producto del esnobismo y la indulgencia con el capitalista (generalmente extranjero) por la exigencia extrema a las personas en la base de la cadena de producción. Es un problema que hemos construido todos a partir de las dinámicas económicas que hemos aceptado por válidas en las propuestas gubernamentales y legislativas de turno. Asimismo, entre todos a de solucionarse puesto que surgen dudas cada vez más lúcidas y discrepancias cada vez más doctas.

Para puntualizar, cada vez sabemos más sobre nuestro problema, cada vez somos más los que aportamos a la construcción problémica de la duda, cada vez sumamos más manos al trabajo conjunto por la solución de las mismas, cada vez nos atrevemos a desarrollar propuestas empresariales para beneficio del país, cada vez encontramos que el nuestro es un país con muchas respuestas para un mundo lleno de muchas preguntas. Viva el paro, viva la conciencia, viva la empresa. VIVA COLOMBIA.

Creo que somos un país que empieza construir desarrollo. Una vez tengamos los cimientos de la abundancia nos corresponderá encontrar solución, como diría De Bono no ya a aquellos problemas que requieren mayor información, ni a los que requieren reorganización de la misma, sino a los que consisten en la ausencia del problema cuando se supone que la situación actual no es susceptible de mejoría.

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