Los Mitos de AVATAR que cambian la mente

Los Mitos de AVATAR que cambian la mente

Mezcla el Hinduismo, Humanismo y a la Diosa de la Espiritualidad

Por Berit Kjos – 7 de Febrero, 2010

Izq. Jake montando una poderosa ave que controla físicamente

Derecha: Rama, 7mo avatar del dios Hindu, Vishnu

“Nosotros... necesitamos volver a despertar algo muy antiguo... nuestro entendimiento de la sabiduría de la tierra. Necesitamos aceptar la invitación a bailar – el baile de la unidad de los humanos, las plantas, la Tierra.”[1] Deep Ecology (Ecología Profunda)

“Yo propongo que Cameron está haciendo alusión a ese décimo avatar de Vishnu manifestándose como el infante de marina de EE. UU. en el universo de Pandora. La elección deliberada de la piel azul instantáneamente, mágicamente y metafóricamente relaciona a nuestro protagonista a dos previos avatares llámense Rama y Krishna.”[2] Sita Wadhwani, Editorial Mumbai

“Cuando desperté esta mañana después de ver Avatar por primera vez el día de ayer, el mundo parecía... gris. Era como si toda mi vida, todo lo que he hecho y por lo que he trabajado, perdiera su valor.... vivo en un mundo moribundo.”[3] Avatar-forums.com

“Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.” 1 Juan 5:19

¡Imagínese un nuevo mundo! ¡Visualice su belleza! ¡Fluya con sus sentimientos! ¡Hágase uno con todo!

¿Y que de la realidad?

Los nativos de Pandora, seres altos con colas largas, una luna distante con forma de Tierra, todos ajustados a una red espiritual unificada que enlaza a toda la naturaleza. Ellos cabalgan a través de los cielos sobre aves poderosas, escalan las paredes de piedra de magnificas montañas colgantes, adorando a su diosa, y menosprecian la monstruosidad corporativa que ha invadido su hábitat en busca de recursos de valor incalculable.

Esos intrusos terrestres intentan excavar el lugar más sagrado de Pandora. Para evitar la guerra, ellos traen un equipo de científicos entrenados para hacer amistad con el pueblo indígena Navi y persuadirlos de que se muden.

Ese equipo incluye al recién llegado Jake Sully, un oficial de la Marina quien sustituye a su hermano gemelo asesinado. Después de algo de entrenamiento, su mente y conciencia serian periódicamente transferido a su avatar en forma de Navi – un cuerpo originalmente creado para coincidir con el ADN de su hermano.

¿Recuerda la palabra Hindú avatar? Esta se refiere a la encarnación o manifestación de un dios Hindú. Los avatares más comunes son las encarnaciones del dios Vishnu, y ellas incluyen al travieso Krishna que toca la flauta ( ilustrado abajo) y el Rama que carga un arco y flecha (ilustrado arriba). Ambos están representados con piel azul – justo como los nativos Navi.

Probando sus nuevas piernas, cola y cuerpo avatar, Jake se dirige al bosque, admira las flores, y enfrenta una bestia con tamaño de rinoceronte. Este mundo extraño no se parece en nada al mundo gris y contaminado que él dejó detrás![4]

Momentos mas tarde, un gruñente thanator con forma de pantera lo persigue haciéndole entrar más profundo en el bosque donde se encuentra con esta hermosa Neytiri quien apunta su arco hacia él. Afortunadamente, ella recibe un mensaje de su misteriosa diosa a través de una nube de criaturas blancas en forma de flores quienes se asientan sobre Jake – una señal clara de que la diosa [Eywa] quiere que Neytiri haga amistad con este extranjero ignorante. Pero primero ella lo regaña por causar la muerte de otro perseguidor aterrador.

Hmmm. Te preguntas porque Neytiri lleva arco y flecha cuando ¿toda vida es una? [5]

Jake hace lo mejor para seguir a la Neytiri de paso firme (escalando, saltando, etc.) de regreso al Árbol de las Almas, el dominio sagrado de su clan. Ella lo presenta a su madre Mo'at, su psíquica madre quien resulta ser el tsahik de la tribu (chaman quien habla por Eywa). Ella le dice a su hija que entrene a este “caminante en sueno” en sus costumbres nativas. Algunos de los guerreros del clan lucen escépticos.

Jake es un buen pupilo, y sus lesiones acerca de la unidad panteística pronto tornan su lealtad a su misión mundana hacia la tribu y Eywa. De manera que cuando su comandante se prepara a destruir el Árbol de las Almas y gran parte de la selva sagrada, Jake se lanza a la acción. A través de un enlace psíquico, el doma y cabalga la más fiera de todas las aves – el poderoso Toruk, quien se convirtió en su “espíritu animal” a través de un ritual de Búsqueda de Espíritu.[4] Avanzando a gran velocidad sobre los bosques, él reúne las tribus de Pandora para la guerra.

El ora a Eywa pidiéndole su ayuda, y ella contesta su plegaria. Ella convoca las aves y bestias de todas las especies. Con tal ejercito, ¿cómo podrían ellos perder?

Su ultimo “milagro” es el de transferirle la vida a Jake, de su cuerpo terrenal herido hacia su avatar Na'vi. Ahora, el es uno de ellos!

Todo esto le suena muy bien a los terrícolas que aman el mito de la unidad ¡panteística! No es sorpresa que miles de espectadores se volvieron depresivos (incluso suicidas) después de su experiencia virtual con las maravillas de Pandora. Para ellos, tirar sus lentes 3-D al bote de reciclaje a la salida significa un espeluznante regreso a una realidad insulsa! Pondere sobre el potencial efecto de este seductor viaje sobre aquellos que aman la fantasía sobre los hechos:

“Desde que fui a ver 'Avatar' he estado deprimido. Observar el maravilloso mundo de Pandora y a todos los Na'vis me hizo querer ser uno de ellos. No puedo parar de pensar acerca de todas las cosas que pasaron en la película... Yo incluso contemple el suicidio pensando que si lo hacia yo renacería en un mundo similar al de Pandora...'"[3] (Mike en el Avatar-forums.com)

La realidad detrás de esta mitología alucinante y basada en los sentimientos es la existencia de un sistema espiritual oculto. La promoción por parte de Avatar del panteísmo y panenteísmo (ver Glosario de Términos Religiosos) apuntan a la “unidad espiritual” en el corazón del Hinduismo, chamanismo Nativo Americano y la adoración de la Madre Tierra. Todos estos chocan contra la verdad de Dios.

"Hay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que

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