Manual De Contabilidad
thebaby050611 de Diciembre de 2013
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Introducción
La familia es considerada, desde diferentes ciencias como un grupo de alto valor. En ella se satisfacen importantes necesidades afectivas y materiales, y se contribuye a la formación de hábitos de conducta y valores. Resulta una institución mediadora entre la sociedad y el individuo con una fuerte potencia educativa.
Actualmente la familia enfrenta grandes dificultades y exigencias para mantener su estabilidad y lograr un equilibrio entre las exigencias del medio y las responsabilidades que implica el contexto familiar. Dentro de los grandes cambios existentes en el contexto actual se encuentra las dificultades de conciliar las responsabilidades laborales con las familiares, lo que implica un reordenamiento de los roles y responsabilidades sociales. A esto se le pudiese sumar, como una carga más la incertidumbre económica, al asumir una sobre exigencia de la función económica, y no menos importante, la omnipresencia de la figura materna en el hogar.
Este enfrentamiento se dificulta aún más en el ejercicio de su función educativa; encargo que se hace más vulnerable en algunos períodos del desarrollo de sus integrantes, como la adolescencia. Al respecto Marcos García, defectólogo cubano, cita: “El hogar es un escenario de diversos acontecimientos, los manejos inadecuados que se producen desestabilizan el buen desarrollo de la familia por lo que se exigen nuevos acuerdos para el mantenimiento de las relaciones y su funcionalidad”. (García: 2005; 3)
Las relaciones educativas que se establecen con el adolescente resultan decisivas en la configuración de sus formaciones motivacionales, como sus ideales y valores. En tal sentido la socióloga cubana Bárbara Morel señala:
“Las circunstancias actuales exigen cada vez más que los miembros de la
familia, en particular los padres, se deban esforzar por establecer una buena comunicación con sus hijos, pues los estilos comunicativos influyen positiva o negativamente en estos. Cuando en la convivencia familiar prevalece el intercambio de opiniones, con mensajes claros, directos y congruentes entre los miembros, se garantiza el buen desarrollo de cada uno de sus integrantes”. (Morel: 2010; 7)
La interacción familia – adolescente forma parte protagónica y directa del contexto histórico – cultural que propulsa el desarrollo del adolescente. Lamentablemente la familia no siempre está preparada para cumplir con éxito el papel educativo que le corresponde.
La adolescencia es una etapa particularmente compleja en el período de desarrollo. En ella ocurren transformaciones biológicas y psicológicas significativas que unido a las nuevas exigencias sociales colocan al adolescente en una nueva posición de desarrollo.
Desarrollo
La familia constituye el principal contexto para la comunicación y el aprendizaje. Estos procesos se interrelacionan de forma dinámica, así a través de la comunicación adecuada se facilita oportunidades educativas y se favorece la comunicación entre los integrantes de la familia y con las demás personas.
Estudios relacionados sobre el tema de comunicación familiar evidencian que existen elementos, como la manera de comunicarse, la intensión, claridad y direccionalidad con que se emiten los mensajes, que entorpecen el buen funcionamiento y el desarrollo de sus miembros. Sin embargo aún son insuficientes las investigaciones realizadas respecto al tema.
En esta etapa pueden ser frecuentes manifestaciones agresivas estimuladas por modos de comunicación disfuncionales, como los autoritarios y los permisivos, en los que no existe equilibrio entre las funciones afectivas, informativas y educativas de la comunicación, y el intercambio se hace de manera unidireccional sin tener claridad en el mensaje que se emite.
Los estilos comunicativos guardan estrecha relación con los métodos educativos que se utilizan. El tipo de comunicación condiciona el carácter de las relaciones interpersonales que se establecen entre los miembros de la familia y contribuye a la conformación del clima socio - psicológico y su expresión en el individuo.
Estudios relacionados sobre el tema de comunicación familiar evidencian que existen elementos, como la manera de comunicarse, la intensión, claridad y direccionalidad con que se emiten los mensajes, que entorpecen el buen funcionamiento y el desarrollo de sus miembros. Sin embargo aún son insuficientes las investigaciones realizadas respecto al tema.
Para esta investigación la autora se apoya en estudios que abordan el tema de
familia desde su funcionamiento. En tal sentido se refieren los trabajos de Virginia Satir _ psicoterapeuta estadounidense conocida principalmente por su enfoque de terapia familiar_ 1988; los aportes de la psicóloga cubana Patricia Arés, 1990 y 1995. Las contribuciones de Isabel Louro _ doctora en Psicología de la Salud perteneciente a nuestro sistema nacional_ 2004; Bárbara Morel_ socióloga cubana que propone un estudio de la comunicación en el interior de las familias en escolares con problemas de indisciplina_ 2010; entre otros.
En relación con el tema de la comunicación se destaca Ana Vera, 2004 y Fernando Gonzáles, 1995; este último ha realizado estudios con adolescentes donde se aprecia una asociación directa entre el tipo de comunicación familiar y algunas tendencias de su personalidad.
En el análisis de la adolescencia y las conductas agresivas nos pertrechamos de los fundamentos expuestos por la psicóloga cubana Laura Domínguez, 2003; que realiza una compilación de artículos referentes a las regularidades psicológicas propias de la adolescencia y la juventud, hace además algunos acercamientos en torno a los estilos educativos familiares y su relación con la conducta de los adolescentes.
Al realizarse una revisión de las fuentes teóricas_ tan amplia como lo permitió nuestro contexto_ del tema comunicación familiar, no se encontraron suficientes referencias investigativas. Para superar estas brechas se decidió dedicar un análisis a aspectos del funcionamiento familiar que permiten una comprensión de la actividad comunicativa entre sus miembros.
Los referentes para la comprensión de las relaciones familiares se sitúan en el complejo entramado que propone ramas de conocimientos afines como la filosofía, la sociología, el derecho, entre otros. La psicología aporta el análisis del carácter relacional de sus miembros y desde este sistema de conocimiento se presentan los aportes teóricos, que a criterio de la autora permiten el abordaje del objetivo de este estudio.
Uno de los principios más útiles de la psicología de orientación marxista es reconocer el valor de la dimensión social en la determinación de las relaciones subjetivas. Desde esta referencia se destaca L. Vigotsky, creador del modelo histórico - cultural. El análisis de los presupuestos teóricos, planteados por Vigotski, son válidos para la comprensión de la familia, dado que en ella se expresan interrelaciones que se dan a partir de historias individuales, sociales y marcos económicos – culturales. Todo análisis, por microgrupal que parezca, no puede desdeñar este principio.
La psicóloga cubana P. Arés, 1990, manifiesta que la familia opera como institución social cuya vida y forma está determinada por la sociedad donde se inserta; y como unidad psicológica, es decir, como microsistema con una especificidad propia que la hace única e irrepetible, portadora de un sistema de códigos, pautas de interacción y estados educativos. Es de vital importancia la comprensión de la familia como un sistema, y que a su vez, está compuesto por diversos subsistemas, en el cual cada una de sus partes juega un rol fundamental en el desempeño positivo o negativo en la funcionabilidad de la familia.
Después de haber realizado un análisis de los aspectos fundamentales referentes a la familia, la autora asume a la misma como una unidad social construida por un grupo de personas unidas por vínculos consanguíneos, afectivos y/o cohabitacionales; donde se cumplen funciones específicas transcendentales para el desarrollo y formación de los integrantes en su interacción social.
Al hacer un análisis de las particularidades más significativas de la familia, se pasa a destacar la comunicación que se ejerce en ella, como la principal vía para manifestar sentimientos, puntos de vistas, saberes y creencias; lo que cumple su función fundamental de autorregulación de la conducta, ya que la comunicación es vista por muchos autores como el eje central de los problemas familiares, y este criterio es compartido por la autora de este trabajo.
La utilidad de estos aportes para el análisis de la comunicación familiar resulta relevante porque todas las relaciones interpersonales se dan en el ámbito de las relaciones comunicativas, por tanto la forma en que se organizan los procesos señalados develan los estilos comunicativos predominantes. Por ejemplo, límites difusos pueden corresponderse con estilos de comunicación permisivos, una deficiente función afectiva puede indicar estilos comunicativos autoritarios.
Muchos estudios de familia han sido guiados por la Teoría General de los Sistemas, y a ello se le suman los aportes de la Teoría de la Comunicación Humana, que trata de explicar los intercambios comunicativos como procesos sociales. Entre los principales exponentes de esta teoría y del constructivismo radical se encuentra el científico austriaco Paul Watslawick, quien es una importante referencia
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