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Proyecto Guardería Infantil ARCOIRIS MAGICO

pamekrisTrabajo4 de Octubre de 2016

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Proyecto

Guardería Infantil

ARCOIRIS  MAGICO

                                                           Alumna: Pamela Muñoz Vera

                                                 Profesor: David González González

                                                Asignatura: Taller de Emprendimiento y gestión de negocios  

                                                Carrera: Técnico en Administración de Empresa Financiera

                                                Semestre: 4°

                                                Fecha: 07-06- 2016  

Índice

  • Introducción.
  • Estudio de mercado.
  • Misión.
  • Visión.
  • Objetivos generales.
  • Objetivos específicos.
  • Idea del negocio.
  • Identificación.
  • El producto o servicio.
  • Los principales clientes de nuestra empresa.
  • Recepción de entrega de los niños.
  • Como generar el plan de venta.
  • Financiamiento.

  • Introducción

Uno de los criterios de diferenciación en este mercado son los servicios adicionales, que pueden marcar la pauta para el éxito o fracaso del negocio. La mayoría de las guarderías privadas ofrece horarios extendidos, otras manejan clases de inglés y actividades extra curriculares como baile, dibujo y karate, entre otras.

Por ejemplo, Arcoíris Mágico brinda un horario extendido de 24 horas,   cuenta con salas ambientadas para el desarrollo cognoscitivo, motriz y estimulación sensorial.
Además, apoya en la realización de tareas para los niños, incluye servicio de transporte y opera con un servicio nocturno de 6:00 p.m. a 8:00 a.m.

Por su parte, Arcoíris Mágico  se distingue por ofertar una metodología de aprendizaje propia, estimulación temprana profesional, escuela para padres y monitoreo por Internet en tiempo real. 

  • Estudio de Mercado

ANTECEDENTES GENERALES 

La educación en las primeras etapas de vida es trascendental para el desarrollo de las personas. Estudios internacionales sobre biología del aprendizaje han demostrado que el desarrollo neuronal logra su pleno potencial durante los primeros 6 años de vida. En este período, los niños son especialmente sensibles al desarrollo de destrezas básicas, principalmente a aquellas vinculadas a un desempeño óptimo en la educación formal. De aquí, se deriva la magnitud de la importancia del entorno en que se desenvuelva el niño en sus primeros años, así como el nivel de estimulación que reciba en los dominios cognitivos y socio-emocionales. A pesar de la relevancia de esta información, muchos padres no tienen conciencia de ella. Prueba de ello, es que un 80% de las respuestas de la encuesta CASEN 2003 señalan que, tanto en los sectores de altos ingresos, como en los sectores de bajos ingresos, existe un alto porcentaje de niños de 4 y 5 años que no asisten al jardín infantil, cuyas razones son que los padres consideran que no tienen edad suficiente y que no es necesario, ya que tienen a alguien quien los cuide en casa. La educación preescolar también trae consigo beneficios para la sociedad. El posterior desarrollo del niño en edades más avanzadas está determinado, en parte, por el nivel de socialización que haya tenido en sus primeros años. Se dice que se pierde un recurso humano importante cuando los niños no logran desarrollar su máximo potencial. La educación preescolar es elemental para aminorar el bajo rendimiento escolar y, en los sectores más bajos de la población, evitar la deserción y las conductas antisociales. Otro dato interesante de destacar, es que cada 1 dólar invertido en la primera infancia tiene un retorno de 8 dólares más tarde, según revelan investigaciones internacionales. Estudios realizados en EEUU indican que, como consecuencia de la educación preescolar, existirían leves aumentos en el coeficiente intelectual (CI) y considerables ventajas en las habilidades emocionales y sociales de los niños, dado que llegan mejor preparados y motivados a la enseñanza básica formal. Es por estos motivos y por estar mejor preparados para enfrentar el contexto global mundial, que Chile se ha adscrito a un modelo de desarrollo que tiene como base de sustentación y reproducción, la educación formal de la ciudadanía con un carácter cada vez más prolongado y especializado. De hecho una de las metas presidenciales al año 2010 es “asegurar 14 años de escolaridad a todos los niños, niñas y jóvenes, universalizando la atención a los 4 y 5 años de edad”. La mayor parte de los países pertenecientes a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) presenta una cobertura educacional total para niños entre 3 y 6 años, y una cobertura menor, de 30% aproximadamente, para niños menores de 3 años. Chile, por su parte, está cerca de alcanzar la cobertura total en el segundo nivel de transición (5 años) y, al cumplirse la meta presidencial4, se tendría una cobertura de alrededor de 71% para el primer nivel de transición (4 años). Sin embargo, está muy por debajo de los países de la OCDE en el nivel de primer ciclo (0-3 años), cubriendo sólo un 15% de la población de esas edades. Esta cifra se agudiza en el grupo de 0 a 2 años donde la cobertura no alcanza el 5%. En cuanto a la cobertura de la educación preescolar por quintil de ingresos, en 1990, el 16,9% de los niños del quintil más pobre de la población recibían educación preescolar, mientras que en el año 2000, este porcentaje había aumentado a 25,2%5. Para el quintil de mayores ingresos, estas cifras ascendían de 32,4% en 1990, a 50,5% en 2000. Es decir, el quintil más rico de la población tiene el doble de cobertura en este tipo 3 OECD, 2001 de educación, con respecto al quintil más pobre. Sin embargo, a pesar de lo que muestran estos indicadores, la educación preescolar en Chile, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), posee una baja cobertura (41% en el año 2002) en relación a otros países6. Otros datos interesantes de destacar son que, para el nivel preescolar que abarca el 10% de las matrículas estudiantiles, Chile destina alrededor del 7% del gasto en educación, cifra inferior al promedio de los países de la OCDE. Cerca del 27% del gasto en educación preescolar procede de fuentes privadas. Por último, el 15% de las matrículas corresponden al sector particular pagado.

  • Factores Socio-Demográficos

Un estudio realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en conjunto con el Servicio Nacional del Menor (SENAME), señala que Chile se encuentra en una etapa de avanzada transición demográfica, donde la población entre los últimos dos censos (1992-2002), se caracteriza por mostrar un crecimiento total moderado (13,2%), una caída importante en el tramo de edad 0-4 años (-20,8%) y un incremento de la población en edad laboral que comienza a superar progresivamente a la población de niños y adolescentes7 . Todo esto, es resultado de fenómenos sociales como la mayor inserción de la mujer al mercado laboral y avances tecnológicos en el área de la salud, que provienen de una tendencia mundial, y que han producido el descenso de las tasas de natalidad y fecundidad en conjunto con la disminución de las tasas de mortalidad adulta de la población chilena. El aumento de la participación de la mujer en el mercado laboral ha tenido consecuencias muy marcadas en las últimas dos décadas. El deseo de desarrollarse en el ámbito laboral-profesional, de sentirse en igualdad de condiciones con respecto al género masculino y de aportar económicamente al hogar, han cambiado desde la estructura del hogar, hasta la demografía del país. La disminución del machismo también ha ayudado a esta tendencia. Así, estos factores han hecho que las mujeres decidan tener cada vez menos hijos y a edades más tardías. Prueba de esto, es que en 1983, la Tasa Global de Fecundidad (TGF)8 era de 2,5 hijos promedio por mujer; 20 años más tarde, en 2003, este indicador se redujo a 1,9. Es decir, tuvo una caída de un 24%. Si tomamos un periodo más largo, esta cifra es más impactante aún. En 1962-1963 la TGF era de 5,4 hijos, por lo que en 42 años, ésta tuvo una disminución de 65%. Con respecto a la TGF de acuerdo a la condición de actividad de las madres, existe una diferencia sustancial. En 1982 y 1992 las mujeres activas tenían un promedio de 1,6 hijos por mujer, en tanto que en 2002, este índice se redujo a 1,5. En cuanto a las mujeres inactivas, el índice para 1982 era de 3,3 hijos; para 1992 era de 3,1 y para 2002, de 2,5. En lo referido a la fecundidad por edad, en 1983 la mayor tasa correspondió al grupo 20-24 años, mientras que en 2003, la mayor tasa perteneció al segmento de 25-29 años. Chile posee uno de los mercados laborales con más baja inserción laboral femenina; sólo un 36% de las mujeres en edad de trabajar lo hacen, encontrándonos por debajo del promedio de América Latina (45%) y de los países desarrollados. Sin embargo, la tasa de ocupación femenina ha aumentado año a año. En los últimos 22 años el crecimiento de ésta ha sido aproximadamente de un 30%; la tasa de ocupación que para el semestre mayo-julio de 1986 era de 28,01%, para el mismo periodo de 2008, esta tasa ascendía a 36,46%. Las tasas de inserción más bajas corresponden a los sectores de menor nivel socioeconómico; un 50% de las mujeres que no trabajan pertenecen a los dos quintiles de más bajos ingresos9. Por otro lado, de las mujeres que sí trabajan, sólo el 24,8% perteneciente al quintil más pobre lo hace, comparado con el 52,1% en el quintil de más altos ingresos.

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