Salud Y Competitividad
vmilla30 de Octubre de 2012
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SALUD Y COMPETITIVIDAD
TABLA DE CONTENIDO
I. Introducción 1
1.1. Importancia la salud en la competitividad 1
1.2. Objetivo general y específicos 2
1.1.1. Objetivo general 2
1.1.2. Objetivos específicos 2
1.3. Alcance y limitaciones del trabajo 2
1.1.3. Alcance 2
1.1.4. Limitaciones 2
II. Competitividad y salud, Finlandia, México y Costa Rica 3
2.1. Competitividad y globalización 3
2.1.1. Competitividad 3
2.1.2. Globalización 5
2.1.3. Sobre la relación entre Competitividad y Globalización 7
2.2. Papel de la salud en la competitividad 8
2.3. Indicadores de salud y competitividad: Finlandia, México y Costa Rica 11
2.3.1. Indicadores de salud 11
2.3.2. Indicadores de competitividad 13
2.4. Análisis comparativo 14
III. Conclusiones 15
Bibliografía consultada 17
I. Introducción
1.1. Importancia la salud en la competitividad
Sobre salud y trabajo, en la conversación informal diaria, con frecuencia se escuchan afirmaciones muy pertinentes al respecto, como que “sin salud no hay trabajo”, o que “para trabajar más y mejor es necesario estar sano”.
Lo anterior evidencia el impacto que tiene la salud en la productividad, la cual es base de la competitividad no solo de las empresas, sino, en términos globales, para los países, es decir, que se trasciende desde la salud ocupacional al interno de la empresa, hasta la salud pública a escala nacional. Este concepto también puede extenderse al entorno internacional para regiones o grupos de países. Si a anterior agregamos la dimensión individual de la salud, tendríamos un amplio panorama de la importancia de la salud en la economía de cualquier país, desde la persona, la organización en la que labora, el país y la región en la cual se ubica el país.
Para ser productivo, es requisito disponer de las competencias necesarias asociadas a las labores a realizar, pero también debe tenerse en cuenta que la salud es una de las principales causas del aumento de las capacidades individuales, del sector productivo, y en general de los países, la cual es necesaria para alcanzar niveles deseados de desarrollo humano, económico y social. Demás está mencionar el efecto catastrófico de la enfermedad en la productividad de un país, como lo es también la falta de capacitación, los problemas sociales, la falta de inversión, a la infraestructura, trabas burocráticas en los trámites públicos, entre otros factores relevantes.
Costa Rica tiene ventajas competitivas en varios de los factores determinantes de la competitividad, tal como sus sistema nacional de salud, con resultados que se ubican en los primeros lugares de Latinoamérica, muy cercanos a países del primer mundo, líderes mundiales en desarrollo humano y social sostenible.
Pero en la búsqueda de mejores resultados, es necesario analizar otras experiencias internacionales, de países que tienen una mejor posición competitiva, y de esa experiencia, a manera de lecciones aprendidas, adoptar racionalmente aquellas estrategias que los han llevado a una posición exitosa.
1.2. Objetivo general y específicos
1.1.1. Objetivo general
Analizar la importancia del estado de la salud del capital humano de un país para la competitividad de las organizaciones productivas, mediante lo observado en Finlandia, México y Costa Rica.
1.1.2. Objetivos específicos
• Describir los conceptos de competitividad y globalización, y la relación entre ambos bajo el enfoque sistémico de competitividad.
• A partir de un concepto integral de salud, estudiar la relación entre competitividad y salud.
• Describir y analizar comparativamente algunos indicadores relevantes de salud y competitividad para Finlandia, México y Costa Rica.
1.3. Alcance y limitaciones del trabajo
1.1.3. Alcance
El presente trabajo obedece a un primer acercamiento sobre la relación entre salud y competitividad, al establecerse la primera como uno de los factores disparadores de la segunda, en forma similar a otros factores determinantes como lo son el apoyo del Estado mediante políticas públicas y demás incentivos, lo cual incluye un entorno económico propicio para ello, infraestructura física, recurso humano capacitado, el desarrollo de los mercados de capitales y el marco normativo legal que lo faciliten, tomando como referencia los resultados de tres países escogidos de manera intencional por las similitudes y diferencias que podrían generar su comparación.
1.1.4. Limitaciones
Se aclara que los resultados a obtener son válidos dentro del contexto geográfico y los años considerados, con la recomendación de que posteriores investigaciones puedan profundizar este primer esbozo del asunto tratado.
II. Competitividad y salud, Finlandia, México y Costa Rica
2.1. Competitividad y globalización
Competitividad y globalización son dos conceptos íntimamente relacionados tanto en las economías nacionales a lo interno de los países, como en el mercado internacional entre diferentes países o grupos de éstos.
Antes de establecer la relación entre ambos conceptos, es necesario definir y explicar al menos lo básico, de estos dos términos.
No obstante las múltiples definiciones que pueden darse sobre competitividad y globalización, pueden identificarse ciertos factores en común que ayudan a establecer su definición y describir con amplitud su alcance.
2.1.1. Competitividad
En cuanto a la competitividad, en la época moderna es significativo el aporte de Michael, quien en los años 90 integró, a través de su diamante para la ventaja competitiva de las naciones, ideas que se habían venido planteando durante los últimos 200 años, sobre todo estableciendo su diferencia con respecto a las ventajas comparativas, las cuales son insuficientes para que los países logren ser competitivos en los mercados mundiales, dentro de un proceso de globalización que actualmente abarca la gran mayoría de los países.
Bajo esta visión, la competitividad se alcanzaría con los aportes de las empresas, apoyadas por los gobiernos a través de las políticas económicas nacionales.
De esta manera, Porter define a la competitividad según la productividad con que las naciones utilizan sus recursos humanos, económicos y naturales, para generar riqueza y prosperidad a través de sus empresas. A lo anterior debe agregarse que la productividad también dependerá de la capacidad que se tenga para movilizar los recursos disponibles.
Agrega que para la competitividad son determinantes un conjunto de factores como la salud, educación, infraestructura, desarrollo de los mercados financieros, e incluso la sofisticación de los clientes, dejando entrever que la simple promulgación de políticas públicas no es suficiente para crear competitividad, sino más bien el mejoramiento continuo en todas las actividades en las que participan la productividad, es decir con la cual se crea riqueza.
Advierte Porter que si bien es cierto que los factores anteriores son necesarios, no son suficientes para alcanzar el desarrollo económico deseado, pues es de importancia la forma en que se realiza el trabajo y las estrategias que asumen las empresas, sobre todo cuando éstas compiten dentro de su entorno empresarial microeconómico y macroeconómico dentro del país.
Unos pocos años después, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD), establece un nuevo enfoque para la competitividad, la cual bajo una visión estructural, ésta es el resultado de muchas condiciones relacionadas con la innovación, organización empresarial y el marco institucional de la economía del país.
Este primer intento de asumir un enfoque más integral para la competitividad se ve fuertemente sustentado bajo la visión neoestructuralista, pues la competitividad tiene que ver con lo político y lo social, además de los factores económicos, y que dicho análisis permite aplicarlo a países con economías en desarrollo.
Siguiendo esta visión global e integral de competitividad, posteriormente se le concibe como el producto de una interacción dinámica de diferentes niveles económico-sociales, con diferentes grados de alcance, desde la interno de la empresa hasta el entorno internacional, conociéndosele como Competitividad Sistémica. Este enfoque va más allá de la concepción que Porter hace sobre la competitividad, no obstante que el reconoce que ésta se da tanto a nivel de empresa, líder en costos, generando productos diferenciados y cumpliendo las demandas de los mercados meta especializado, como también a escala nacional, cuando se refiere a la calidad de los factores de la producción del país y la estructura de costos, donde la participación del Estado llega a ser relevante.
Sin embargo, es precisamente los aportes de Esser y sus colaboradores, a finales del siglo XX, en que se propone una definición sistémica para la competitividad, bajo el punto de partida de que ésta no sólo se da entre empresas, sino entre sistemas, ya que las primeras integran una red de vínculos que incluye a los proveedores, al sistema financiero, educacional, tecnológico, energético, transportes, telecomunicaciones, entre otros, así como de igual forma a la infraestructura física del país y a la calidad de los servicios públicos que brinda el gobierno. La competitividad sistémica integra la empresa, la industria, el gobierno y el país. Esta premisa de integración social
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