TRABAJO FINAL DE ECONOMÍA INTERNACIONAL
Jackie CruzEnsayo16 de Mayo de 2016
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Universidad Nacional Autónoma de México[pic 1][pic 2]
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
TRABAJO FINAL DE ECONOMÍA INTERNACIONAL
Comparación de la Balanza de Pagos de Francia y Alemania
Fernando Rodríguez San Miguel Pedroza
Profesor Gabriel Blando Ambriz
Economía Internacional
Resumen:
Introducción:
El presente trabajo tiene como objetivo el realizar un análisis comparativo entre dos de las economías más poderosas de la Unión Europea y, de igual forma, a nivel mundial: La República Federal de Alemania (Alemania) y la República Francesa (Francia). Esto se hará a partir de la desagregación de los componentes principales de sus balanzas de pago y el contraste de las cuentas y subcuentas más importantes de ella, para más tarde hacer una comparación de las diferencias en cuanto a su comportamiento de un país a otro. Finalmente, a manera de conclusión se hará un análisis de las posibles causas (ya sea económicas, políticas o sociales) que expliquen tal comportamiento.
La elección de estos países no es un hecho casual, ya que tiene como base el argumento histórico de que ambas naciones tienen un antecedente de relaciones económicas, políticas, sociales, científicas, militares e incluso culturales de aproximadamente ciento cincuenta años, a partir del surgimiento de ambos como Estados-nación; desde el surgimiento del Imperio Alemán una vez terminada la guerra franco-prusiana de 1871 ha existido una rivalidad latente entre ambos países y sus poblaciones: geopolítica y militar desde 1870 hasta 1945 y económica, científica y cultural desde 1945 hasta nuestros días. Sin embargo, el carácter de estas relaciones bilaterales ha evolucionado de manera sorprendente, de una lógica de rivalidad destructiva a una de rivalidad con fines últimos de cooperación; es por ello que me permitiré desarrollar un breve antecedente sobre la naturaleza de las relaciones franco-germanas.
A partir de que Francia pierde la guerra franco-prusiana y surge un Imperio Alemán poderoso económica, política y militarmente, comienzan a crecer sentimientos de odio y desconfianza de ambos lados de las fronteras, lo cual llevaría a la carrera armamentista y juego de alianzas que desembocaría en la Primera Guerra Mundial. Más tarde, a partir del resentimiento alemán por las sanciones desproporcionadas y deshonrosas del Tratado de Versalles, este sentimiento se mantendrá vivo y será utilizado por el dictador Adolf Hitler para llevar a Alemania a comenzar la Segunda Guerra Mundial, en donde ambos países volverían a enfrentarse.
Una vez terminada la guerra en 1945, con una Francia completamente devastada y una Alemania dividida, ambas partes llegan al mutuo entendimiento de que ninguna podrá asegurar su continuidad y prosperidad si no es por la vía del desarrollo y la cooperación con la otra, especialmente en materia económica. Por ello, no es sorprendente que sean Alemania y Francia quienes participan como fundadores en la primera estructura económica de Europa, la Comisión Europea del Carbón y el Acero (1951), lo cual sería base para la constitución de un proceso de reconciliación y cooperación sin precedentes en todo el continente que llevaría finalmente a la creación de la Unión Europea.
No es hasta con los Tratados de Roma de las Comunidades Europeas (1957) que se concreta finalmente la cooperación de Alemania y Francia como condición y motor de la construcción europea (France Diplomatie, 2014); es aquí cuando se conforman las otras dos comunidades que serían determinantes para la unión económica: la Comunidad Europea de Energía Atómica (EURATOM) y la Comunidad Económica Europea (CEE) que buscaría la creación de un mercado común con la finalidad de facilitar la libre circulación de mercancías (France Diplomatie, 2014).
Más tarde, el tratado de cooperación entre Francia y Alemania (llamado Tratado del Eliseo), firmado el 22 de enero de 1963, se convertiría en símbolo de las relaciones estrechas entre Alemania y Francia y cumpliría con tres objetivos: sellar la reconciliación entre Francia y Alemania; crear una amistad real entre ambos países y favorecer así la «construcción de una Europa unida, que es el objetivo de los dos pueblos» (France Diplomatie, 2014).
El resultado real de este compromiso se traduce en un gran número de instituciones, como por ejemplo la creación del Consejo Económico y Financiero Franco-Alemán en 1988 (Para mantener la relevancia del trabajo me limitare a mencionar la cooperación e instituciones derivadas de ello en materia económica o que sean relevantes para tal efecto) y la de los Consejos de Ministros Franco-Alemanes (CMFA) en 2003, lo cual refuerza la consulta entre altos puestos gubernamentales y la elaboración de políticas a nivel bilateral. Como podemos ver, el nivel de cooperación de ambos países alcanza niveles nunca antes visto, tanto dentro de las instancias supranacionales como a nivel intergubernamental.
Ya entrando de lleno en el ámbito puramente económico, en los últimos años las relaciones entre Francia y Alemania han sido especialmente intensas: Entre 2009 y 2010, Alemania se convirtió en el primer lugar de inversores extranjeros en creación de empleo en Francia; un número de más de 350,000 trabajadores franceses se encuentran en empresas alemanas, entre los cuales uno de cada cinco empleos en el sector automovilístico francés es generado por ellas (France Diplomatie, 2015). “En 2013, Alemania fue, de lejos, el primer cliente comercial de Francia (70.300 millones de euros de exportaciones, lo que supuso el 16,5% de las exportaciones francesas) y su primer proveedor (86.800 millones de euros de importaciones, lo que supuso el 17,1% de las importaciones francesas).” (France Diplomatie, 2015)
Como se puede observar, la cooperación económica entre Francia y Alemania es muy variada e importante en ambos países; incluso a nivel de competencia entre las grandes empresas alemanas y francesas, estas buscan asociarse para mejorar su competitividad y presencia en mercados críticos para ambas. La crisis económica y financiera también ha coadyuvado a aumentar estos acercamientos, especialmente en el sector automovilístico; tanto así se han acercado ambas economías que en materia empresarial se crearon, en 1992, los encuentros franco-alemanes de Evian para ampliar la coordinación franco-alemana a nivel empresarial y establecer relaciones personales entre sus dirigentes. (France Diplomatie, 2015)
En conclusión, es por ello que resulta relevante analizar cómo esta cooperación e interdependencia se ha reflejado dentro de las balanzas de pago de las dos naciones más emblemáticas del corazón europeo.
Comparación de las balanzas comerciales de Alemania y Francia con la de México:
La elaboración de las balanzas de pagos de Alemania y Francia está estructurada conforme a la sexta versión del Manual de Balanzas de Pagos (BPM-6) publicado por el Fondo Monetario Internacional (FMI); en el caso de los países de la Unión Europea, el cambio metodológico entre el BPM-5 y el BPM-6 fue aplicado a partir del año 2014. Es importante mencionar este cambio en la metodología ya que la última vez que el manual de balanzas de pago fue actualizado fue en 1993; desde entonces, la globalización ha avanzado rápidamente y ha sido necesario redefinir aspectos esenciales en cuanto a las cuentas y subcuentas y los contenidos que manejan.
Entre todos los cambios realizados, aquellos que se podemos observar más claramente y afectan la composición de la balanza de datos son: las compensaciones para empleados y el ingreso de inversiones son ahora denominados como “ingreso primario” al igual que la renta, subsidios e impuestos a la producción y a las importaciones; por otro lado, las transferencias corrientes también han sido rebautizadas como “ingreso secundario”; En consecuencia, las transferencias de capital serán ahora definidas como la cuenta capital.
Finalmente, las balanzas de pagos quedan de la siguiente manera:[pic 3]
En contraste México, aun cuando ha adoptado el BPM-6 como guía rectora de la nueva presentación de la balanza de pagos, no desagrega sus cuentas y subcuentas de la misma manera (¿Anexo?); lo que es más, cuenta con ciertas subcuentas que son únicas a la economía mexicana, tales como las remesas familiares o las subcuentas de mercancías petroleras y no petroleras.
En el caso de la balanza de pagos mexicana, esta solo maneja dos cuentas principales: la cuenta corriente y la cuenta financiera: La cuenta corriente no registra ingreso primario e ingreso secundario, sino que plantea una “balanza de renta” y “balanza de transferencias”. Dentro de los ingresos de la balanza de transferencias se incluye una subcuenta muy importante que vale la pena mencionar por su papel fundamental en la economía mexicana: la denominada “remesas familiares”; estas representan un ingreso esencial a la economía mexicana y ocupan el mayor porcentaje de transferencias al país; la mayoría de ellas proviene del dinero enviado por los trabajadores mexicanos radicados en Estados Unidos a sus familias en México.
También es importante mencionar que como por ejemplo, de la misma forma que Francia incluye una subcuenta de comunicaciones o Alemania una de servicios en su balanza de pagos debido a la importancia que tiene para su economía, en México el reflejo de la importancia del sector petrolero se observa en las subcuentas de “Balanza de mercancías petroleras” y “Balanza de mercancías no petroleras”, ya que la actividad de extracción de petróleo y la elaboración de sus derivados constituyen otro ingreso principal del país.
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