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Un Objetivo Primario Personal y Corporativo


Enviado por   •  23 de Octubre de 2013  •  Tesis  •  4.824 Palabras (20 Páginas)  •  461 Visitas

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Un Objetivo Primario Personal y Corporativo

Una de las metas primarias y personales de Pablo y también ministeriales, era alcanzar niveles más y más grandes de madurez espiritual y ver a todos los cristianos hacer lo mismo. La meta del evangelismo, no es sólo ver a la gente llegar a Cristo. En realidad, el mandato principal de la Gran Comisión, no es el evangelismo, sino hacer discípulos. Naturalmente, el hacer discípulos incluye el evangelismo; pero va más allá.

La madurez espiritual fue una gran preocupación y un objetivo clave para Pablo y otros escritores de las epístolas del Nuevo Testamento, como se ve claramente en los siguientes pasajes (ver Efesios 4:12s; Filipenses 3:12s; Colosenses 1:28; 4:12; 1ª Corintios 2:6; 16s; Santiago 1:2; Romanos 8:28-29; 2ª Pedro 3:18).

Una de las palabras griegas claves usadas aquí es ‘teleios’, “habiendo obtenido el fin, el propósito, completar, perfeccionar”. Era usado para un adulto maduro, crecido. Al comparar Hebreos 5:13 con el versículo 14 y 1ª Corintios 2:6 con 3:1, vemos un contraste instructivo. Teleios —‘maduro’— se contrasta con la palabra para ‘bebé’ —ne,,pios’, en ambos pasajes. Es así que, en un sentido espiritual, teleios habla de alguien que está completamente desarrollado, espiritualmente maduro de acuerdo a las cualidades espirituales detalladas en el Nuevo Testamento.

Por lo tanto, el crecimiento espiritual y mayores y mayores niveles de madurez, son objetivos claves de las Escrituras y una responsabilidad clave para los líderes de la iglesia (Efesios 4:11ss.) y para los individuos en sus propias vidas (1ª Pedro 2:2; Santiago 1:20).

Los Agentes que Usó Dios para el Crecimiento

El crecimiento y la madurez no se adquieren en forma natural. El bebé en Cristo requiere estar sano y consistente. Existen ciertos agentes que Dios usa para desarrollar el crecimiento espiritual y llevarnos a una madurez en Cristo más profunda:

1. Obviamente, la Palabra es un elemento clave y necesario para el crecimiento espiritual (1ª Pedro 1:23-2-3; 2ª Pedro 1:3-4; 3:18; Juan 17:17). En Juan 17:17, el Señor oró por la iglesia y dijo: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”. La referencia aquí de ‘santificar’ o ‘santificación’, es fundamentalmente un sinónimo de crecimiento y madurez. Y expresa el objetivo del Señor para todos los creyentes.

2. Los líderes de la iglesia (Efesios 4:11ss; 1ª Tesalonicenses 5:12; Santiago 5:14).

3. El cuidado y preocupación del cuerpo de Cristo como un todo (Efesios 4:16; 1ª Tesalonicenses 5:11ss.).

4. Los sufrimientos o desafíos de la vida (Santiago 1:2-5; 1ª Pedro 1:6; Salmo 119:67, 71, 75, 92).

5. Por último; pero no por ello menos importante, el ministerio de enseñanza del Espíritu Santo (Efesios 3:16s; 1ª Corintios 2:6-3:4).

¿A qué se Parece un Cristiano Maduro?

A uno que se está pareciendo a Cristo en Carácter (Efesios 4:13)

Entonces, ¿a qué exactamente se parece un cristiano maduro? El cristiano maduro es un creyente cuya vida comienza a tomar el carácter de Cristo. Pero, ¿qué es eso exactamente? ¿Cuáles son las cualidades específicas que señalan que una persona se asemeja a Cristo? Este es el enfoque y el punto de este estudio; pero antes de empezar a considerar algunas de estas cualidades, existen varias cosas que deseamos cubrir como base antes de definir y de analizar las cualidades de la madurez.

Definiendo las Marcas de la Madurez

En general, ¿cómo podemos definir las marcas de la madurez espiritual? Estas marcas, de acuerdo a cómo se usan en este estudio, involucran tres cosas:

(1)Son metas y nos entregan un objetivo el cual cada cristiano debe anhelar profundamente. Aquí tenemos metas por las que —si nos referimos a relaciones con Jesucristo—lucharemos de la manera que lucha un atleta para alcanzar la banda que está al final de la carrera. En esencia, esto debería abarcar parte de nuestro propósito de vida, porque en la medida que estas marcas se logren, también lograremos otras metas que Dios tiene para nuestras vidas.

Como hemos visto, el crecimiento espiritual y la madurez, son temas importantes del Nuevo Testamento; pero hay dos pasajes que aproximan el crecimiento espiritual y la madurez desde el punto de vista de las metas que debiéramos anhelar:

Filipenses 3:12-16

“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Así que, todos los que somos perfecto, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa” (Filipenses 3:12-16).

En este pasaje, el apóstol describe su lucha constante por el crecimiento hacia la perfección espiritual (madurez espiritual) y aún cuando nunca lleguemos a la madurez completa mientras estemos en este cuerpo terrenal, esta búsqueda está presentada como una meta (skopos, “una meta, una marca en la cual fijar los ojos”). El apóstol, para conseguir su anhelo en esta búsqueda, usó dos palabras pintorescas. La primera la vemos en Filipenses 3:12 con el término “prosigo”. En griego ‘doiko’, que significa “correr detrás de, perseguir, ir hacia” y por lo tanto, “luchar por, buscar”. La otra palabra se encuentra en el versículo 13, “alcanzar”. En griego, ‘ep-ek-teinomai’, una palabra compuesta usada en la voz media que literalmente significa: “extenderse hacia algo”. La metáfora detrás de las palabras usadas aquí es la de una carrera seguramente basada de los juegos ístmicos de la Grecia antigua. Los términos empleados retratan a un corredor inclinado hacia delante con todo su cuerpo y sus manos intentando llegar a la meta con sus ojos fijos en ella.

1ª Timoteo 1:3-6

“Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferentes doctrinas, ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora. Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón

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