Universidades Corporativas: Innovación para Aprender

Universidades Corporativas: Innovación para Aprender

La educación necesaria. La innovación es asumida como propulsora del desarrollo, históricamente ha permitido el crecimiento sostenido de las economías en las que se ha implantado como vía. La introducción de nuevos productos, servicios, y en general las diferentes formas de interpretar y solucionar la realidad, permiten a la sociedad cambiar y evolucionar hacia nuevos horizontes. En esta línea, investigadores de la CEPAL y el SEGIB (2008) afirman que  “la innovación se materializa en la expansión o creación de sectores y actividades específicas, impulsando así la transformación estructural”^[1]  y los cambios progresivos necesarios que dan origen al crecimiento.

En el marco de las economías basadas en el conocimiento, el capital humano se reviste de importancia, al ser considerado como la vértebra que las sostiene. La formación a partir de las competencias técnicas e instrumentales y las habilidades en la aplicación y uso del fenómeno tecnológico han pasado a considerarse imprescindibles para la formulación y puesta en marcha de las estrategias de desarrollo. El ambiente tecnológico es ahora el medio de comunicación de los aprendizajes y la generación de conocimiento.

En la actualidad, las empresas están redimensionando sus estrategias de talento, en función del desarrollo, la apertura de brechas, la especialización integral en procesos y la aplicación técnica dentro del sistema organizacional. Propuestas teóricas como la Quinta Disciplina, el Metaconocimiento Empresarial y la Transferencia de Aprendizaje, apalancan los procesos de Gestión del Conocimiento. Nuevos modelos de operar el aprendizaje en las organizaciones han surgido para hacer frente a los contextos, que por sus carencias o demandas en particular, se tornan áridos o distantes.

“La innovación también contribuye a estimular el rendimiento de una empresa potenciando sus habilidades para innovar.”^[2] (OCDE-EUROSTAT, 2006). En esta línea emergen las propuestas de universidades corporativas como estrategias innovadoras de las organizaciones, “para hacer frente a la dificultad de encontrar talento y adecuarse a los desafíos de un mundo cambiante.”^[3] (Golergant, 2009).  El desarrollo de contenidos específicos asociados a los procesos medulares de la organización, permiten hacer más consistente la intervención formativa, a partir de la organización de acciones con enfoque curricular y normativo, cuyo objetivo último es la titulación de oficios, técnicas o especializaciones que agreguen valor a la gestión corporativa.

El proceso de formación y aprendizaje en las organizaciones está orientado de forma práctica a cerrar las brechas de competencias presentes en sus colaboradores, mejorar continuamente los procesos y cumplir con la estrategia  organizacional, desarrollando en la gente la actitud, los conocimientos y las destrezas técnicas necesarias que les faciliten alcanzar un desempeño exitoso en el ejercicio de sus cargos.

Desde un punto de vista más estratégico, las organizaciones requieren “convertir la formación en un elemento diferencial, […] que sirva tanto para generar una imagen corporativa atractiva para colaboradores potenciales como para ser factor de retención de los actuales”^[4] (Rossell, 2007), y de esta forma asegurar el talento para el presente y futuro, el conocimiento necesario para crecer y la transferencia continua para permanecer y ser rentable.  

Uno de los pilares de la estrategia de las Universidades Corporativas, es el marco de competencias genéricas que aseguran el éxito organizacional. En función de las conductas observables requeridas para impactar positivamente en los procesos organizacionales y en los resultados del negocio, se definen mallas curriculares y mapas de aprendizaje, como camino a seguir para el desarrollo de las competencias en los colaboradores.  Las universidades corporativas brindan la estructura necesaria para poder estimar con certeza el retorno de inversión en temas asociados al aprendizaje.

En un estudio reciente^[5], se concluyó que las Universidades Corporativas tienen como objetivo principal el promover y transmitir el conocimiento y la cultura de la organización. Esta perspectiva está dirigida a  aumentar el valor de las empresas, y contribuir al conocimiento global. Se hace especial énfasis en la función de coordinación de la formación en las empresas para hacerlas más competitivas, siendo el espacio oportuno de intercambio de ideas y conocimientos entre las organizaciones y la sociedad, permitiéndose además cubrir algunas lagunas de la educación tradicional.

Trasladando las áreas de interés de las universidades tradicionales, las funciones de una unidad de esta naturaleza radican en tres aristas: academia, desarrollo y extensión. Desde la perspectiva académica, su rol principal es la promoción de situaciones de aprendizaje lo más apegadas a la realidad, creando ambientes que potencien y desarrollen los conocimientos, habilidades, actitudes y valores, desde una base teórico-conceptual que sustente el contenido y la experiencia. El intercambio de ideas en la acción y de vivencias propias de la organización constituyen una fuente relevante de mejores prácticas que se traducen en guías para el desarrollo y sostenibilidad de la empresa.

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