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¿Es verdad que los recién nacidos no experimentan dolor durante los primeros días de vida?

AndrePalmaMonografía23 de Junio de 2021

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COLEGIO PUMAHUE CURAUMA

LECTURA Y ESCRITURA ESPECIALIZADA

¿Es verdad que los recién nacidos no experimentan dolor durante los primeros días de vida?

DOCENTES:

Eric González Bernal, Marco Rosales Tapia

ALUMNAS:

Andrea Palma Duarte, Anamarama Paté Olate

VALPARAÍSO, CHILE

OCTUBRE, 2020

Índice 

1.        Introducción

I.             Planteamiento del problema

2.        Dolor en fetos y neonatos

3.        Categorías conceptuales

I.         Sexo y género

II.        Roles, representaciones de género y estereotipos de género

4.        Naturalización y repercusiones

I.             Naturalización de estereotipos

II.            Repercusiones sociales de los estereotipos

5.        Agentes de socialización

I.             El lenguaje como dimensión simbólica de las representaciones sociales

II.            Los refranes y dichos como sistema de perpetuación de roles de género

6.        Interiorización de estereotipos de género

I.             Tipificación sexual

7.        Conclusión

8.     Bibliografía

1.        Introducción

Exactamente, en el momento en el que se anuncia un embarazo se pregunta si es niño o niña. Cada uno ya tiene su camino, madres y padres comienzan a fantasear con vestidos rosados y muñecas de cabello rubio o con autitos y camisetas de superhéroes. ¿Y cuál es la primera manifestación del rol que ocupará ese ser humano recién llegado al mundo? las mujeres comienzan su sendero predestinado con un par de brillantes aretes, esa es la señal, el símbolo, de que ese pequeño cuerpo pertenece al de una niña. Este acto que parece ser absolutamente inofensivo decide el lugar que ocupan estas bebas en la sociedad.

Los roles de género constituyen una problemática en sí misma, por el nivel de encasillamiento al que remiten, perjudicando de múltiples maneras tanto a hombres como mujeres, al limitar las elecciones en función de una representación arbitraria. El presente texto se enfocará en una de las primeras etiquetas que se impone para marcar estos roles creados.  

Este trabajo posee un carácter explicativo y descriptivo. El objetivo que planteamos es desmentir la creencia de que las recién nacidas no experimentan dolor durante los primeros días de vida, se responderá esto respaldándose desde una perspectiva científica que demuestra que los recién nacidos si tienen la capacidad de experimentar dolor. Además de esto, se analizará el trasfondo que esconde este mito; para esto se explicaran conceptos como roles de género, sexo y tipificación sexual.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

I.             Planteamiento del problema

Hace unos años no existía este debate entre los padres y madres, simplemente se agujereaba a las niñas en cuanto nacían. Los motivos por los que se justifica esta práctica son varios; de esta forma se diferencian de los niños, de bebés sienten menos dolor y no resulta traumática la experiencia, se ha hecho toda la vida y, por último, porque todas las niñas los llevan.

Algo que parece tan inofensivo en realidad está diciendo cómo tiene que ser una niña, y eso lo va a aprender desde que nace y para el resto de su vida. Lo primero que hacemos es ponerles los pendientes o vestirles de rosa o con lazos y eso le dice a esa niña cuál es su lugar y espacio en esta sociedad.

“Qué tontería, nadie se acuerda de ese momento”

Muchas personas suelen responder esto cuando se les dice que les haces daño con los pendientes. La realidad es que es cierto, nadie se acuerda de ello. Sin embargo, esto no hace que sea un argumento a tener en cuenta, porque tampoco se acuerdan los prematuros de su etapa en la incubadora y sin embargo los protocolos van encaminados a que oigan pocos ruidos, tengan poca luz y que en general reciban pocos estímulos innecesarios y pasen mucho tiempo con sus padres.

Por otro lado, hay quien dice que los pendientes apenas duelen, porque hay bebés que no lloran ni se quejan. Es verdad, algunos bebés no se quejan, pero no porque no les duela. Digamos que neurológicamente son tan inmaduros, que muchos bebés sienten dolor, pero la respuesta lógica no llega (o tarda en llegar) porque el mensaje “dolor” en el cerebro tarda en provocar la reacción de queja en el bebé.

Sin embargo, no toda la sociedad acepta este tipo de imposiciones y se ha empezado a exponer el nivel de represión que encierran este tipo de prácticas y se observan en la sociedad movimientos que reprueban estos roles impuestos desde tan temprana edad.

2.        Dolor en fetos y neonatos

Un artículo de la página oficial de la facultad de medicina de la Pontificia Universidad Católica presenta una comparación de distintos estudios respecto a cuándo empiezan a sentir dolor los bebés. La principal pregunta que se plantea es: ¿Desde cuándo sienten dolor los fetos?, y luego se presentan los resultados de un estudio realizado en la University College of London que sostiene que los fetos sienten dolor a partir de la semana 35 de la gestación. Sin embargo, se presentan otros resultados de otras investigaciones que han observado que los prematuros, incluso los nacidos alrededor de la semana 26, ya experimentan el dolor, y su cerebro registra cierta actividad desde las 22 semanas.

 El tema se introduce estableciendo que la vida intrauterina aún plantea muchos interrogantes al mundo de la ciencia, pero cada día se realizan nuevos descubrimientos, y se ejemplifican algunos. Luego, siguiendo los ejemplos, se introduce la investigación en la cual se ha observado que las 22 semanas de gestación, el feto ya muestra actividad cerebral, aunque en forma intermitente (a través de encefalograma, que es un estudio que detecta la actividad eléctrica del cerebro mediante pequeños discos metálicos (electrodos) fijados sobre el cuero cabelludo. Las células del cerebro se comunican a través de impulsos eléctricos y están activas todo el tiempo, incluso mientras se duerme.) Dos semanas después, la señal es continua. Es entonces cuando aparecen unos patrones básicos de sueño y vigilia. En tanto, a la semana 26 se establecen las primeras conexiones cerebrales, proceso el cual se realiza en forma más acabada en la semana 30. También se ha observado que los fetos en el tercer trimestre tienen cierta habilidad de “aprender”, es decir, de acostumbrarse a estímulos determinados e, incluso, dar respuestas de memoria a corto plazo.

Luego se presenta la pregunta: ¿Sienten dolor?; y se introduce al doctor Jorge Carvajal, gineco-obstetra de la División de Obstetricia y Ginecología UC, y especialista en medicina materno fetal, quien aclara que no es fácil determinar en qué momento un feto comienza a sentir dolor, en primer lugar “porque no existe un parámetro claro (o sobre el cual exista consenso) para decidir a qué debemos llamar ‘sentir dolor’. Sin embargo, el concepto más frecuentemente expresado en el ámbito científico es que los fetos son capaces de sentir dolor desde las 26 semanas en adelante”.

Se afirma que, en efecto, varias investigaciones han demostrado que a partir de ese momento el feto ya cuenta con los circuitos cerebrales necesarios para sentir dolor y que se producen reacciones bioquímicas similares a esta sensación.

“La experiencia personal también muestra que los recién nacidos prematuros extremos presentan respuestas frente a estímulos dolorosos, incluyendo los nacidos desde las 26 semanas en adelante”, indica el doctor Carvajal.

Se señala que, mediante experimentos en animales, principalmente en ovejas, se ha demostrado que todos los sentidos están activos mientras el feto está en el útero, menos el de la capacidad olfatoria, ya que no ha podido ser demostrada al en un medio líquido.

Si bien la investigación de la University College of London sostiene que los bebés pueden distinguir distintos estímulos dolorosos recién a partir de la semana 35 de gestación (con reacciones cerebrales específicas, muy similares a las de un niño o adulto), los mismos autores, quienes fueron liderados por la doctora Rebecca Slater, reconocieron que no podían afirmar que antes de este cambio en su actividad cerebral los fetos no sientan dolor. Por otro lado, se trata de resultados que aún deben ser confirmados a través de otros estudios más amplios y acabados.

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