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A pesar de todo, decir sí a la vida de Viktor E. Frankl


Enviado por   •  22 de Mayo de 2018  •  Resúmenes  •  1.871 Palabras (8 Páginas)  •  1.813 Visitas

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“A PESAR DE TODO, DECIR SÍ A LA VIDA”

Viktor Frankl

Traducción de Carlos Díaz

Ficha Bibliográfica

Autor: Carlos Díaz

Título Original: A pesar de todo, decir sí a la vida de Viktor E. Frankl

Editorial: Editorial Sinergia

Lugar y fecha de publicación: Guatemala, noviembre 2015

Número de paginas: 194 páginas

Argumento

Un psicólogo vive el campo de concentración

Un psicólogo sufre el campo de concentración (Frankl). Como nos dice el autor, no es un relato de los hechos y sucesos, sino de experiencias personales. Es la historia íntima contada por uno de los sobrevivientes. No es para detallar los grandes horrores que ya han sido expresados, sino para contar la multitud de los tormentos más pequeños y narrar que pasaba en la mente del prisionero día a día. No relata los sucesos de los grandes y conocidos campos de concentración, sino de los más pequeños. En los que hubo una mayor experiencia de exterminio. Tampoco detalla la vida de los grandes héroes o mártires, sino de los sufrimientos y la muerde de la gran cantidad de víctimas desconocidas y olvidadas.  

Había dos tipos de prisioneros en los campos de concentración: el prisionero corriente y los llamados “capos”. El prisionero corriente era el que hacía los trabajos más duros, pasaba hambre y eran maltratados por la crueldad de los soldados. Los “capos” eran prisioneros que eran como una especie de administradores y tenían privilegios, los cuales frecuentemente trataban a los demás prisioneros peor que los soldados. Los “capos” se escogían entre los prisioneros que tenían el carácter para hacer estos procedimientos. Si no cumplían con lo que se les pedía, de inmediato se le delegaba. Rápidamente se fueron pareciendo más a los hombres de la SS y a los soldados de los campos ya que se les podía juzgar desde la misma perspectiva psicológica y sociológicamente.

Al llegar al campo de concentración, a los prisioneros se les quitaba toda señal de su identidad y objetos personales, resumiendo su vida a un simple número. Solamente el pensamiento de mantenerse con vida para volver a ver a su familia les daba ánimo a los prisioneros.

Los prisioneros eran divididos dependiendo sus capacidades. Hacían un grupo con los enfermos, débiles o los que tenían algún problema para trabajar y los mandaban a los campos centrales, en donde estaban las cámaras de gas.

Esta descripción trata sobre las experiencias de Frankl como un prisionero, el cual no estuvo trabajando como psiquiatra, ni como médico, a excepción de las ultimas semanas. Era un prisionero más, el número 119.104, que la mayor parte del tiempo que estuvo en el campo de concentración estuvo cavando y poniendo las vías del ferrocarril.

Primera fase: el internamiento en el campo

Esta fase se caracteriza por el estado de shock, donde lo desconocido los hacía digerir cada segundo en el momento, con la pregunta “¿qué sigue?” siempre en la cabeza.

En esta fase los prisioneros eran llevados a Auschwitz, en donde los prisioneros que se veían bien alimentados y hablaban la mayoría de los idiomas de Europa, les dan la bienvenida, de manera de hacer empatía con los nuevos. Esto les daba esperanza de que sus días no estaban contados y que podían confiar en ellos para contarles su situación. En la psicología, hay un estado de ánimo llamado “La ilusión del indulto”, que le da ilusión al que esta a punto de morir. Esto les pasaba a los prisioneros de los campos, y se agarraban de los últimos destellos de esperanza que les quedaba.

El grupo de la derecha (desde el punto de vista del espectador) eran los que hacían trabajos forzados. En cambio, el grupo de la izquierda estaban los enfermos e incapaces de trabajar. A los del grupo de la izquierda los mandaban a otro campo. El significado de vida para los prisioneros era no ser mandado al grupo de la izquierda.

En este momento del proceso era donde les quitaban todas sus cosas personales, los afeitaban de la cabeza a los pies y les daban un pedazo de jabón. Frankl perdió un manuscrito de alto valor.

Después de este momento lo único que les quedaba era su existencia desnuda y un número por nombre. No había ninguna unión material con su vida anterior.

Luego de la ducha a todos los prisioneros los secuestra un humor tétrico. Ya sabían que no tenían nada que perder. Cuando las duchas empezaron a funcionar, los prisioneros intentan bromear entre ellos. Aparte del humor tétrico que les daba un sentido de protección, también les daba curiosidad por saber que pasará después.

La amenaza de perder la vida seguía día tras día. La situación los desesperaba ya que se preguntaban quien sería el siguiente. Y en ellos nacía el pensamiento de suicidio o de lanzarse contra la alambrada.

En la primera fase el prisionero no le tenia miedo a la muerte. Después de los primeros días, las cámaras de gas perdían todo su horros ya que les ahorraba el acto de suicidarse.

Segunda fase: la vida en el campo

La apatía, el no sentir de las emociones y el sentimiento de que no le importaría nada se expresan en la segunda etapa de las reacciones psicológicas del prisionero que con el tiempo lo hacían insensible a los golpes diarios.

Las reacciones de la fase anterior empiezan a desvanecerse con el tiempo, los prisioneros han sido consumidos por la apatía, en la que llegaba a un nivel de insensibilidad que era como una especie de muerte emocional. Desaparecen los sentimientos por las cosas tenebrosas que pasan todos los días, hasta que se van acostumbrando a estas cosas.

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