ACTIVIDAD 2 Evaluativa conflicto
hidalorEnsayo22 de Febrero de 2019
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REFLEXIÓN
No podemos evitar sentir emociones, ni tampoco podemos evitar pensar, pero pensar en cosas positivas, reflexionando, en pensar cómo arreglar los problemas, ayudar a entender a la otra persona y ayudarle en una solución, con la ayuda de Dios nos guiará por el buen camino.
El conflicto es parte en nuestra vida cotidiana, inevitable a la vez, lo importante es encontrarle solución productiva a los problemas que enfrentamos a diario. Su impacto en la salud y el bienestar de las personas resulta decisivo, pero más trascendente aún, es la forma en que se manejen.
El reto consiste en aprender a generar emociones y también en nosotros mismos. Una emoción positiva eleva el estado de ánimo personal en todo ámbito ya sea histórico, psicológico, político y social.
Las emociones en una negociación se constituyen por una buena relación de comunicación, por la buena voluntad, comprensión. Por el contrario la ira, la frustración y otras emociones negativas producen un sentimiento de aflicción personal, esto no conlleva a nada bueno, por el contrario debemos salir adelante.
El conflicto es algo difícil en la vida cotidiana de personas y matiza todos los aspectos de la vida social, altamente compleja y competitiva: El conflicto laboral derivado de la incompetencia, la envidia está muy presente en cualquier centro de trabajo; el conflicto con el (la) cónyuge por celos o por inadecuada distribución de tareas en el hogar está presente en el aparentemente más estable matrimonio; el conflicto por la contradicción dependencia-independencia entre padres e hijos está muy propagada.
Los efectos de los conflictos pueden resultar sumamente nocivos para la salud y el bienestar de las personas tanto en el plano psicológico como en el de la salud y las relaciones interpersonales.
Todo esto hace pensar que el conflicto es algo dañino, conducente al caos, que rompe la “lógica” de la vida cotidiana y que por ende debe ser eliminado o llevado a su mínima expresión que inevitablemente conduce a tener diferencias con los demás y en las diferencias está el origen del conflicto, sobre todo cuando estas son exageradas en niveles no tolerables.
Los conflictos mantenidos y no resueltos generan depresión, incertidumbre, ansiedad, crisis existenciales como decimos; pero también generan dificultades en las relaciones interpersonales con daño en los vínculos afectivos con personas significativas; y también el organismo “cobra” su propia cuenta.
Por eso es tan importante la identificación y comprensión del conflicto, para saber de qué forma proceder a dar solución: Hay diferentes formas o estilos de afrontar el conflicto y aunque las personas pueden tener la tendencia a resolver de determinada forma la situación, lo cierto es que debemos ser capaz, tener valentía, insistir a solucionar el problema de raíz.
Algunas reflexiones ante casos de conflictos psicológicos, políticos y sociales son las siguientes:
- Debatir los temas de forma clara, lo que evita “adivinar” lo que el otro quiere decir.
- Respetar cualquier posición opuesta a la nuestra, aceptar que también los otros tienen razón y partir del pensamiento de “tratar de entender antes de pretender ser entendido”.
- Trabajar “con” el otro, no “contra” el otro, examinar todos los puntos de vista, esforzarse en que todos salgan ganando y queden en una posición digna y decorosa para evitar los polarizados antagonismos de “ganar o perder”.
- Trabajar con el presente, sin traer resentimientos y reservas del pasado, cual si fuera factura o ajuste de cuentas.
- Evitar ponerse “por encima” del otro y tratar de manipularlo, lo que provocaría que las personas se defiendan con fuerza y la posible solución del conflicto permanezca estática o, peor, se complique.
Para resolver el conflicto ante cualquier ámbito se debe:
- Hablar personalmente.
- Evitar evadir el conflicto, el problema no se aclara hasta que se afronta.
- Ser paciente.
- Comprensible.
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