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Aportes De Winnicott


Enviado por   •  17 de Julio de 2013  •  5.146 Palabras (21 Páginas)  •  580 Visitas

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Algunos aportes de Winnicott para la reflexión en torno al rol de la madre,

Tomando en cuenta los diferentes aportes que se han construido - desde la perspectiva de las relaciones objetales - en el psicoanálisis, quisiera reflexionar acerca del rol de la madre, desde la particular visión de D. Winnicott.

A mi parecer, Winnicott al igual que todos los psicoanalistas teóricos y clínicos, está interesado en conocer los procesos y fenómenos involucrados en la constitución, desarrollo y funcionamiento que ocurren en el aparato psíquico de un individuo, así como también sus posibles desviaciones que dan origen a las patologías. Con la particularidad de que después de recorrer e introducirse en otros caminos teóricos como los de S. Freud, A: Freud. M. Klein y otros; él se orienta a una opción que recoge su saber complementario y del cual ya ha podido extraer hipótesis y enriquecedoras experiencias, que es la pediatría.

Creo que esta doble fuente desde donde nutre su pensar, le dará un sello particular, su capacidad de observar al niño, pero entendiéndolo como miembro de una primera unidad indivisible madre – hijo, la que sufrirá cambios a lo largo del desarrollo, la que luego incluirá al padre como 3°, que además les trae y ofrece la cultura y la posibilidad de separarse sanamente, siempre que esa díada madre-hijo haya recorrido de manera suficientemente buena las etapas previas.

El decía, que no existe bebe sin su madre y luego agrega que no hay madre capaz de cumplir con todos los requerimientos del bebé en sus primeras etapas, si no hay un padre o 3° que haga la función de contener a esa madre[1]. Es decir, un bebé atendido por una “madre corriente devota”[2] volcada a él y el padre como sostenedor de este vínculo desde su inicio[3].

Creo que este es un aporte muy contundente, para el psicoanálisis, que de algún modo estaba tratando el desarrollo de la mente, como algo entera o fundamentalmente intra psíquico - por ejemplo con el énfasis que le da M. Klein - descuidándose o dejando en un plano más secundario el rol del ambiente en la construcción del aparato psíquico, la dimensión intersubjetiva del desarrollo humano y el rol específico de los progenitores o sus sustitutos como facilitadores o inhibidores de un sano desarrollo mental y especialmente emocional.

Tal vez me fue necesaria esta introducción para entrar de lleno en centrar mi atención en cómo se constituye el sujeto, como una de las preguntas más importantes que surgen en el trabajo clínico y en ese particular encuentro que allí ocurre entre dos subjetividades en íntima conexión. Mi apreciación personal, es que se constituye desde la más temprana y decisiva relación con la madre (o su sustituta, como Winnicott siempre aclara) y se enriquece en los futuros vínculos y relaciones.

Es muy probable que mi particular experiencia de trabajar con niños me implique de manera más contundente en esta mirada, ya no solo teórica sino clínica[4] y absolutamente cotidiana. Parodiando con mucho respeto a Winnicott, diría que “no hay niño que pueda avanzar o mejorar (si lo logra) en sus dificultades emocionales, en terapia, sin sus padres”. Es decir, padres que estén dispuestos a recibir a este hijo en proceso de cambio, más sujeto de su vida que objeto de ellos, diferenciado, un poco más seguro, etc. Padres que estén dispuestos a contener los momentos angustiosos, dispuestos a soportar sus regresiones transitorias, dispuestos a aceptar una mirada del mundo y de la vida diferente a la de ellos (sobre todo si estos padres son muy inseguros, paranoides, obsesivos, rígidos, etc), dispuestos a tolerar sin envidias destructivas sus cambios y mejorías.

Para ir revisando de una manera más ordenada estas ideas que quiero plantear, me parece útil volver a algunos textos y enunciados que Winnicott propone respecto a estos temas. Conceptos como la madre suficientemente buena, madre corriente devota, espacio potencial, ambiente facilitador, preocupación maternal primaria y las tres funciones maternales o del ambiente[5] serán elementos centrales con los que iré tratando de proponer una visión que sintetice sus aportes, en relación al rol de la madre.

La totalidad de estos conceptos los plantea de manera reiterada en gran parte de su obra, lo que demuestra su total convicción sobre este aspecto del desarrollo del niño que está profundamente relacionado con su ambiente, especialmente los primeros objetos, escenas y vivencias en su entorno facilitadas por los padres. Este aspecto de su pensar no será nunca abandonado a lo largo de toda su obra.

Tareas y funciones que Winnicott asigna a los padres y/o cuidadores de los niños

Desde el inicio de la vida del bebé, Winnicott se refiere a la necesidad de que el ambiente provea al niño de las condiciones mínimas para que pueda darse tanto su crecimiento y desarrollo físico como emocional. Desde recién nacido el bebé está en una relación de dependencia absoluta y requiere de estabilidad y continuidad ambiental. El primer introyecto de ambiente que hará el bebé – aunque al inicio ni siquiera lo distinga como tal – será la madre y para esa primera etapa Winnicott ya nos plantea varias tareas que debe realizar y disposiciones mentales que requiere tener la madre para favorecer el sano desarrollo de su hijo.

En “El papel del espejo de la madre y la familia en el desarrollo del niño”[6] él plantea 3 funciones específicas que debe cumplir la madre para ayudar al bebé a subjetivizarse, a habitar su cuerpo, comenzar a conocer para luego reconocer-se, conocer y reconocer a la madre y todos los objetos que la madre le irá presentando, en simultaneo a la vivencia de él, de ir creándolos (que es una de la funciones parentales, a la que luego me referiré).

La primera de las funciones es el Holding, o sea la capacidad de sostener emocionalmente al niño, en todo momentos y en todos los estados por los que pueda atravesar su afectividad y su impulsividad. Naturalmente habrá emociones placidas y otras altamente displacenteras y ahí requerirá que la madre le preste su capacidad de contención y sostén para que él logre sobrevivir a la intensidad de lo vivenciado.

Si bien Bion y Winnicott, no se influyeron, ni siquiera contactaron mientras desarrollaban sus teorías, tienen mucho en común en este punto, ya que Bion (19 ) propone el concepto de Reverie de la madre, como la capacidad de contención emocional. El diría que se espera que la madre en primera instancia y también el padre sean capaces de recibir las angustias, molestias y llantos del niño y transformarlos,

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