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CARACTERISTICAS DEL RECIEN NACIDO


Enviado por   •  12 de Marzo de 2014  •  5.170 Palabras (21 Páginas)  •  266 Visitas

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Tema: Características del recién nacido

Introducción.

El recién nacido pasa bruscamente de un mundo cálido, oscuro y acuoso a un universo frío, gaseoso y lleno de luz. La transición debe suponer un choque, con lo que se supone, que el mundo debía parecer terriblemente caótico para el inocente bebé, asaltado a un mismo tiempo por ojos, orejas, nariz, piel y entrañas, sintiéndolo todo como una tremenda y estrepitosa confusión.

Este nuevo mundo sensorial, no es tan confuso como pensamos, ya que los bebés vienen con una serie de capacidades y habilidades que les ayudan a reducir el desconcierto y a ordenar su entorno. Puede que los recién nacidos, sean extranjeros en un mundo extraño, pero están preparados y equipados con las herramientas que necesitan para comprender su nuevo mundo.

Los órganos vitales del bebé están formados y funcionan, pero el recién nacido es una curiosa mezcla de competencia e incapacidad. Los bebés pueden ver, oír, oler, degustar y sentir; pueden llorar, comer y mover sus miembros. Poseen una serie de reflejos que les permite enfrentarse a su nuevo mundo y a copiar sus características. Están preparados para aprender y rápidamente empiezan a buscar información en sus alrededores, pero aun así, los bebés están indefensos.

El neonato.

En el momento de nacer tiene lugar una transición en el desarrollo. El feto se convierte en un neonato (recién nacido), y se le llama así hasta el final de su primer mes de vida fuera de la matriz, que es cuando empieza el período de la primera infancia. Justo después del nacimiento, se examina al neonato para ver si es necesaria asistencia médica. La mayoría de los médicos confían en la escala Apgar, un test diseñado para valorar la apariencia del recién nacido, mediante características como el color de la piel, el ritmo cardiaco, el reflejo de la irritabilidad, el tono muscular y la capacidad respiratoria. Cada una de estas cinco características se puntúa 0, 1 o 2 (siendo 2 la mejor), y estas puntuaciones se añaden a la puntuación total de la escala Apgar, que puede ser del 0 al 10. Al minuto de nacer, la mayoría de los recién nacidos normales alcanzan una puntuación entre 8 y 10. Aquellos con puntuaciones de 4 o inferiores necesitan tratamiento médico inmediato.

Otro método muy conocido es el sistema de puntuación de Dubowitz, que ofrece una apreciación bastante precisa de la edad gestacional del bebé. En menos de cinco minutos es posible determinar una valoración del bebé en diez aspectos neurológicos (como los reflejos de los miembros y la flexión de la mano) y once características de la apariencia física (textura de la piel, genitales, orejas). La puntuación más alta que se puede obtener es de 70 e indica que el bebé ha sobrepasado el plazo. Este sistema, se ha hecho muy popular porque diferencia el bebé prematuro de los bebés nacidos en el plazo previsto pero que son muy pequeños. También indica qué bebés corren mayor riesgo de tener problemas de desarrollo.

La mayoría de los bebés están muy alerta al momento de nacer. Generalmente, reaccionan cuando sus padres los cogen en la sala de partos y se familiarizan con ellos. Luego, cuando finalmente se quedan dormidos por primera vez en este mundo con aire, su sueño suele ser muy profundo. Durante el sueño, el cuerpo empieza a funcionar por sí solo. En el seno materno, la placenta está vinculada con el sistema circulatorio, el aparato digestivo, la regulación de temperatura y los aparatos excretores del feto. Ahora, el equipo fisiológico del bebé ha de hacerse cargo de estas funciones necesarias.

Los bebés prematuros son más lentos en asumir estas funciones que los bebés normales. Aun estando sanos, a los bebés prematuros se les hacen pruebas dos semanas después de su fecha prevista de nacimiento, y todavía no se han puesto a la altura de los bebés normales de la misma edad gestacional, en regular los estados autónomos, el desarrollo motor o la atención. Gran parte de este retraso se debe probablemente a las complicaciones menores, pero inevitables, que acompañan a la mayoría de los nacimientos de prematuros. El resto puede ser a causa de que los sistemas todavía inmaduros no están preparados para hacerse cargo de la estimulación sensorimotora. Los lugares en que se encuentran las incubadoras están llenos de ruidos, con una luz muy alta, donde les realizan pruebas médicas dolorosas y tienen un mínimo de interacción social.

Estados y ritmos del bebé.

La principal tarea del neonato es integrar la acción a los órganos y sistemas del cuerpo. Gran parte de la conducta del recién nacido está ya organizada, pero hasta que los bebés no aprenden a controlar estos sistemas de interacción es posible que no puedan dormir bien o atender a las cosas que les rodean. Su actividad motora no será efectiva y pasarán la mayor parte del tiempo llorando, lo que consume mucha energía.

Muchas de las funciones básicas del bebé tienen ritmos detectables que se repiten en ciclos que oscilan de segundos a horas. Los ritmos respiratorios y de succión se miden en segundos y son esenciales para conservar la vida. Los movimientos espontáneos de los miembros tienen lugar aproximadamente a cada minuto, pueden estar relacionados con el mismo mecanismo horario que aumenta la respiración durante el sueño, haciendo que el neonato bostece regularmente. Algunos ritmos diarios, como la subida o bajada de la temperatura, aparecen poco después de nacer; otros, como el balanceo rítmico, el mecerse y dar patadas, aparecen durante el primer años mientras se va desarrollando el sistema neuromuscular.

Los bebés atraviesan seis estados de consciencia, que reflejan tanto las respuestas a su entorno interno como al externo, son el sueño profundo, el sueño activo, la somnolencia, la alerta, la agitación y el llanto. A medida que estos estados van cambiando, los bebés pasan por distintas etapas y con cada cambio están más o menos atentos y receptivos al entorno. A veces es difícil decir en qué estado se encuentra el bebé.

Los neonatos están bastante alerta sólo durante cortos períodos. A menos que estén comiendo, la mayoría de los recién nacidos llegan a estar soñolientos o agitados en cinco o diez minutos. La brevedad de este período de atención es probable que sea necesaria para desconectar de la cantidad de situaciones potencialmente estimulantes que hay a su alrededor. A la vez, esta brevedad también afecta en el aprendizaje: puesto que los recién nacidos sólo pueden recoger información en pequeñas dosis, no es probable que recuerden mucho de lo que ven u oyen. Al cabo de unos

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