Casos de histeria

Primera exposición: El caso de Miss Lucy

Lucy, mujer de 30 años de edad, de origen inglés, tiene como ocupación ser institutriz de la casa donde trabaja. Inició el tratamiento a fines de 1892 con una duración de 9 semanas aproximadamente. Llega al consultorio de Freud por una derivación de uno de sus colegas con un diagnóstico de rinitis crónica. Los síntomas que presenta son pérdida de la percepción olfativa, una o dos sensaciones olfatorias que sentía muy penosas y repetitivas (humo de cigarro y pan quemado), también sufría de síntomas depresivos, pérdida del apetito, analgesia olfativa, desazón y fatiga.

Freud usará como método, en un primer momento, la hipnosis, ya que al ser uno de sus primeros casos él aún la seguiría aplicando por influencia de médicos anteriores; segundo momento, la presión de manos, como una técnica de sugestión, ya que se creía, en ese entonces, que presionando la frente del paciente también se presionaba a salir los recuerdos internos de la mente y así poder manifestar lo que se encontraba oculto.

Freud le diagnostica histeria de conversión. Se empezará trabajando con el olor repetitivo que era el “olor a pastelillos quemados” que hacía referencia a la carta que leía de su madre y la promesa que le hizo Lucy a la madre de los niños que cuidaba, pero también se evidenció en ese momento una ilusión o fantasía de enamoramiento que ella empieza a tener por el padre de los niños. Freud pensó que de eso se trataba su problema y tras descubrirlo ya no sentiría ese olor y así fue, pero luego apareció otro olor repetitivo y esta vez más incómodo. El segundo olor que se manifiesta es el de “humo de cigarrillos” esto se da al recordar que finalizando una reunión de amigos y tras una persona despedirse de las niñas las besa ocasionando que el padre llame la atención de forma drástica a Lucy y le causa una serie de dudas. Ella sentía atracción por él pero con esta reacción se sintió confundida porque vio un rostro diferente del hombre del que ella estaba ilusionada generándole un conflicto sin resolver. Tras contar lo sucedido y ella asumir que ese amor no se iba a poder concretar. Ella decide seguir su vida normal y con alguien que sí pueda tener una relación.

Con este caso Freud concluye que la hipnosis ya no debe ser usada para tratar casos de histeria. La histeria está ligada a represiones sexuales por lo moral que actúa como protector. La importancia de entablar un diálogo con el paciente, de hacer preguntas precisas y claras que ayuden a poder encontrar la razón de la perturbación de la paciente. También genera los inicios de lo que sería la transferencia, y la falsa respuesta que no es una demostración del inconsciente sino solo el indicio de algo más profundo.

Segunda exposición: El caso Dora

El padre de Dora es quien la lleva a Freud. Presentaba síntomas a lo largo de su edad desde los 8 años, disnea; 12 años, jaqueca y tos nerviosa; 16 años, ataques de tos le continuaban (y es entonces cuando visita a Freud por primera vez, aunque luego no asiste a tratamiento puesto que la tos desaparece); 18 años, vuelve a ver a Freud.

En los acontecimientos importantes para el análisis Freud se centra en dos: Primero, se mudan a ciudad B. La señora K cuida del padre de Dora en su enfermedad, el señor K amable con Dora (le regalaba cosas). Dora se convierte en niñera de los hijos del matrimonio K. Segundo, Dora le cuenta que el señor K intentó sobrepasarse con ella. El señor K y se da por la lectura de enciclopedias, en especial, de temas sexuales.

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