Cerebro Infantil

Desarrollando el cerebro para el éxito de tus hijos

Editor: Dr. Santiago E. Antúnez de Mayolo R.

Nº de Edición: Primera

Autor: Lic. Mirella Rico Molina.

Carátula e Ilustraciones: Mario Valdizán Cassinelli.

Diagramación: Lic. Mirella Rico Molina.

ISBN:

Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº- 2009-01674

El editor no se responsabiliza por el mal uso que se

dé a las sugerencias propuestas.

Ley 13714. Artículo 69. Publicación sin fines de lucro.

Lima, 2009

NOTA DEL EDITOR

En nuestra Patria existen dos culturas con distintas metas. En veinte milenios la cultura andina creó el ayni o reciprocidad “doy para que des”. Los andinos forman el pensamiento de sus hijos con esta norma.

Con Pizarro se introdujo la cultura europea basada en el “oro”, cuanto más “oro” posees, más vales. Importa poco cómo se adquiera, y esto crea inequidad y pobreza. En nuestra patria seguimos inculcando tal cultura a los menores.

Sensiblemente en nuestros días padres, madres y docentes siguen pensando como se pensaba hace quinientos años, pues se estima que la inteligencia se logra en la Universidad. Esto se debe a que en el Virreinato se consideró que una persona era culta si sabía el latín. En los 187 años de vida republicana se estimó que el francés era el lenguaje de los inteligentes, y sólo en el último medio siglo lentamente se ha introducido el inglés, como un medio de ganar más, mas no de pensar y educar mejor.

En los pasados doscientos años en Europa y otros Continentes se fue creando la cultura del pensar y saber, cuando mejor piensas y actúas vales más.

Nuestros educadores desconocen al norteamericano Louis Leon Thurstone, él fue un experimentado matemático en análisis factorial e ingeniero. Luego se interesó y aprendió psicología y fue el creador de la teoría factorial de la personalidad cuando halló once fases entre dos posiciones diametralmente opuestas, conocidas en psicología como “Thurstone Scale”.

Como Presidente de la internacionalmente reconocida “American Psychological Association”, estudió el desarrollo de la mente y halló 57 factores, que luego redujo a 13 y finalmente a 9, los cuales hemos adoptado para nuestros estudios. De ellos el factor de inducción lo cambiamos por su sinónimo actual que es creatividad y los de comprensión y fluidez verbal, los reducimos en uno denominado comunicación.

Estimamos que estos ocho procesos mentales primarios son: percepto-motor, comunicación, atención, memoria, espacio, cálculo, razonamiento y creatividad. Ellos forman el eficiente pensar y actuar. Simultáneamente se debe obtener el desarrollo de los siguientes ocho aspectos del área socioemocional: autoestima, hábitos, motivación, saber, superación, actitudes, valores y practicidad que dotan a la persona de calidad y solidaridad.

La conjugación progresiva de los procesos mentales y socioemocionales dotan al menor, futuro ciudadano, de una personalidad sana y positiva que eleva la calidad de la vida humana.

Mirella Rico con la descripción que hace del cerebro pone en tus manos la base del adecuado desarrollo de tu hijo o pupilo para que tenga éxito en su vida.

Si desde el nacimiento hasta que cumplan los 6 años los menores no son adecuadamente estimulados y formados tendrán problemas más o menos severos, pues todo depende de lo que recibieron en sus primeros años de vida.

Santiago E. Antúnez de Mayolo

Editor

DESARROLLANDO EL CEREBRO PARA EL ÉXITO DE TUS HIJOS

Nuestros textos y programas están diseñados para que los niños desarrollen su capacidad para pensar.

La historia nos enseña mediante distintos casos cómo la privación (falta) de afecto y estímulos puede afectar dramáticamente a la persona en la formación de sus habilidades intelectuales y emocionales. Revisemos algunos casos clásicos:

1. Víctor, el niño salvaje de Aveyron:

Un caso desafortunadamente célebre es el de Víctor, conocido como el niño salvaje de Aveyron (Francia). Fue encontrado en el año 1800, desnudo, con cicatrices en el cuerpo. Medía solo 1 m. 35 cm. y tenía la apariencia de un niño de doce años.

Se lo había visto trepando árboles, corriendo en cuatro pies, comiendo de los frutos del bosque. Se llegó a escapar dos veces cuando lo intentaron capturar. Sin embargo, las condiciones del bosque lo obligaron a buscar alimento y refugio en las granjas aledañas.

No sabía hablar, no contestaba preguntas, no podía hacerse entender. Sin embargo, tenía los sentidos del olfato y del oído muy aguzados, tanto así que reaccionaba al sonido de las ramas de los árboles. Rechazaba los alimentos cocidos y comía todo crudo. Era insensible al calor y al frío extremos. No soportaba que le pusieran ropa. Era indiferente y no demostraba ninguna forma de afecto.

Los investigadores se preguntaban entonces cuál era el peso del contacto social en el desarrollo de la inteligencia y si el aislamiento en los primeros años de vida podía superarse. Para resolver esas preguntas, Víctor fue enviado a una escuela para sordomudos en donde un joven médico, el Dr. Itard, lo tuvo a su cargo hasta su muerte. A pesar de que otros médicos consideraban que Víctor era incapaz de aprender, Itard perseveró convencido de que sólo necesitaba entrenamiento en las destrezas sociales.

Lo llevó a su casa y trabajó con él durante cinco años logrando que aprendiera a imitar ciertas normas sociales, pero a pesar de que comprendía algunos nombres de objetos, seguía órdenes y mostraba cierto afecto a las personas que lo cuidaban, nunca llegó a hablar, sólo emitía sonidos y jamás se adaptó a la vida social, siendo incapaz de valerse por sí mismo.

2. Kaspar Hauser

En 1828 en Nuremberg, Alemania, apareció en una plaza un chico de 16 años llamado Kaspar Hauser. Su aspecto era descuidado, caminaba encorvado, con la mirada extraviada y la boca abierta. Llevaba una carta en la que se decía su nombre y su edad y que además pedía a quien lo encontrara que si no lo aceptaban que fuera matado a golpes o colgado.

No contestaba a las preguntas, pero escribió su nombre en un papel. Fue llevado a la comisaría. Solo respondía “no sé” y decía “muchacho” para referirse a cualquier persona y “caballo” para referirse a cualquier animal.

Se descubrió que había estado encerrado durante mucho tiempo recluido en una pequeñísima habitación en la que no podía moverse, en la que no había luz ni sonidos, ni cambios de temperatura. Se decía que solo había un caballito de madera y que no había tenido contacto con otro ser humano.

El médico que lo examinó no creía que sufriera retardo mental pero que sí había sido privado de un desarrollo normal. Apenas caminaba y le molestaba mucho la luz. No diferenciaba los elementos animados de los inanimados, hacía sus necesidades frente a las personas, etc.

Murió acuchillado bajo circunstancias muy extrañas. Se pueden encontrar muchas reseñas sobre este caso en Internet y también se han hecho películas sobre él.

3. Ginie

Ginie nació en un barrio de Los Ángeles (California), era hija de una madre ciega, totalmente dominada por su esposo, el cual era paranoico y odiaba el ruido. Cuando tenía 12 meses, Ginie fue amarrada a una silla, durante el día, y por las noches su padre la encerraba en un cuarto aislado. Él mismo se encargó de alimentarla y pegarle cada vez que lloraba. Su aislamiento social fue complejo, no tenía juguetes, nada para mirar o escuchar.

Cuando Ginie tenía 12 años, la madre logró escaparse y llevarse a su hija, pero Ginie no podía enfocar a más de unos 3.6 m. de distancia. Era incapaz de hablar o entender. Durante años la lingüista Susan Curtiz trató de enseñarle a hablar, pero nunca pudo lograrlo más allá del nivel de una criatura de 2 años. Ginie, al igual que Víctor, no tenía sensación del frío, ni del uso de la ropa y quedaron emocionalmente perturbados.

4. Los casos F y G del Dr. Fujinaga

En 1990 el Dr. Fuijnaga nos presenta detalladamente el caso de la niña F de 7 años, y su hermano G de 5 años. Ambos fueron hallados en un asentamiento humano en Japón en 1972.

Solo medían 80 cm. y pesaban 8 kilos. No podían caminar erguidos, sino agachados. No podían controlar esfínteres. F solo pronunciaba unas 5 a 10 palabras sin ilación y tenía un CI de 20, mientras que G tenía 15. Estos son los puntajes más bajos registrados históricamente.

Los dos hermanos habían sufrido un aislamiento extremo. Solo eran alimentados, estaban encerrados y fueron privados de todo tipo de afecto y estímulos.

Fueron objeto de estudio durante dieciocho años, en los que se pudo corregir levemente su desarrollo motor, pero su desarrollo lingüístico y cognitivo siempre fue débil. Fue imposible que comprendieran conceptos abstractos y su socialización

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