Ciudad Antigua
2112196616 de Octubre de 2012
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CIUDAD ANTIGUA
El modelo urbano aparece con la revolución neolítica. La posibilidad de cultivar plantas implica, no solamente una menor necesidad de un territorio y una mayor concentración de la población, sino la creación de unos excedentes agrícolas que permiten liberar a parte de la mano de obra para otras funciones: artesanía, comercio o Estado. Desde el comienzo serán estas otras funciones las más características de la vida urbana.
La ciudad neolítica se convierte en modelo de convivencia. En ella se encuentra la industria y el mercado, y gracias a estas actividades puede crecer, tanto en extensión como en población. Pero el tamaño de esta ciudad es limitado por culpa de la productividad agrícola e industrial, la capacidad del mercado y las posibilidades técnicas, que no permiten grandes aglomeraciones, aunque algunas ciudades de la antigüedad han sido muy grandes, acercándose al millón de habitantes, como Roma.
Las primeras civilizaciones urbanas aparecen hace unos 5000 años en siete regiones diferentes:
la llanura del valle del río Hoang-ho (Huixia, Anyang, Gaocheng),
el valle del Indo (Harappa, Mohenjo Daro, Balatok),
los valles del Tigris y el Éufrates (Nínive, Babilonia, Ur, Uruk, Asur),
el valle del Nilo (Menfis, Tebas, Abidos))
el valle del Níger (Goa, Tombuctú),
las altas mesetas mesoamericanas (Tikal, Cocaxtlan, El Tajín, Tenochtitlan, Copán),
y las alturas peruanas (Tiahuanaco, Pikimachay, Machu Picchu, Nazca).
No se puede descartar la comunicación entre estas regiones, pero no parece que fueran lo suficientemente intensas como para determinar que una de ellas es el origen y las demás son focos de difusión, particularmente si consideramos las civilizaciones urbanas americanas. Es de destacar que en todas estas zonas hay un denominador común: las primeras ciudades se sitúan en una llanura aluvial y con buenas posibilidades para la agricultura, lo que demuestra la enorme dependencia del entorno inmediato de la ciudad antigua.
CIUDAD MEDIEVAL
Hacia el siglo XI ya había desaparecido el terror de los bárbaros. Tras siglos de una economía rural de subsistencia, la mejora de las cosechas empezó a producir excedente. Como sabes, siempre que hay excedente agrícola se desarrollan dos actividades: el comercio y la especialización (división del trabajo). Ésta última, es la que caracteriza a los poblamientos que llamamos ciudades.
A diferencia de las ciudades antiguas (que se organizaban alrededor de los que sabían algo esencial para la supervivencia de los demás). Lo que ocurrió en la Edad Media es que los comerciantes, artesanos, entre otros, acudían a los castillos de los señores y abadías, donde se habían acumulado las riquezas procedentes de las rentas feudales.
Los comerciantes y artesanos se agrupaban sin orden en las proximidades de los castillos. Estos nuevos barrios se empezaron a llamar burgos y a sus habitantes, burgueses.
La burguesía constituye una nueva clase social cuya riqueza no está ligada a la posesión de tierras. Esto acabaría provocando la crisis del feudalismo.
Como la emigración a las ciudades era un poco caótica y la mentalidad de la época un poco 'cobardica', los artesanos del mismo oficio solían establecerse en la misma calle. Por eso las calles de los cascos antiguos suelen llamarse de los plateros, de los tintoreros, de los zapateros, entre otros.
Las ciudades medievales nacieron con la expansión agrícola iniciada en el siglo XI que generó prosperidad económica y favoreció los intercambios comerciales, que se realizaban en núcleos urbanos ya existentes, aunque despoblados desde el fin del Imperio Romano. Estos intercambios también se llevaban a cabo en los castillos y en los monasterios del feudo, especialmente si estaban situados en alguna ruta comercial transitada o tenia puerto.
CIUDAD COLONIAL ADMINISTRATIVA.
Este artículo se refiere únicamente a las ciudades fundadas por los españoles en América durante su colonización (desde finales del siglo XV, hasta principios del siglo XIX).
Las ciudades se construían y se organizaban según el modelo castellano. Se trazaban las calles conforme a un trazado perpendicular y en el centro se situaba la Plaza de Armas, donde se encontraban las autoridades locales y religiosas. Las ciudades se pueden dividir en varias categorías: centros de administración, puertos internacionales, puertos regionales, centros mineros, centros indígenas, centros agrícolas, presidios, centros militares de frontera o centros religiosos (misiones).
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EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL URBANISMO COLONIAL
Modelo colombino: Una vez la incursión de América por el navegante Cristóbal Colón, se empezaron a fundar los primeros asentamientos en las llamadas «Indias». La primera ley que regulaba la naturaleza de los nuevos asentamientos fue la «Organización territorial colombina», que se establece a través de las Capitulaciones de Santa Fe de 1492 y es aceptada por los Reyes Católicos.
En la práctica, los establecimientos fueron considerados como «factorías» o centros de extracción. Estos se basaban en un comercio monopolizado de extracción a través de la empresa directa entre el conquistador y la Corona de Castilla. Inicialmente se llevó a cabo en Santo Domingo por Colón y fue repetido por Hernán Cortés, conquistador del Imperio azteca, en Veracruz, con el afán de efectuar un vínculo comercial de extracción directamente con la península.
El modelo ovandino: En 1502 se decretó la «Organización urbana ovandina», planteada a través de misiones de colonización por Fray Nicolás de Ovando, siendo éste el primer gobernador de Santo Domingo y de las misiones colonizadoras de las Indias. Se basa en la colonización de los territorios conquistados a través de la repartición de tierras, estimulación del mestizaje, elección de alcaldes y mejoramiento de vida por mérito. En adelante, toda tierra que fuera explorada y que tuviera los recursos adecuados para establecerse en ella, podría ser poblada, por capitulación o por comisión. Una vez conquistado el territorio, podía fundarse una ciudad.
El modelo ovandino fue empleado por Cortés en Tenochtitlan, donde repartió tierras para los indígenas. Alonso de García Bravo trazó la nueva ciudad a cordel sobre la destruida Tenochtitlan (conservando el Templo Mayor) como un modelo del castrum romano, la llamada cuadrícula, la cual consistía en calles rectas y generalmente continuas, manzanas cuadradas o rectangulares, una Plaza Mayor o de Armas como centro de la vida urbana, una Iglesia Mayor o Catedral, orientada de forma específica y exenta o separada, y un ayuntamiento situado en la Plaza de Armas.
El modelo de Antonio de Mendoza: Antonio de Mendoza desembarca en América en 1535 como primer Virrey de Nueva España. Sus principales obras urbanísticas fueron las de Ciudad de México, Puebla de los Ángeles, Valladolid y Antequera (hoy Oaxaca). En estas villas se quiso crear una ciudad ventilada, soleada, con calles anchas para permitir una disposición militar adecuada y edificaciones con una altura no excesiva para asegurar que todas reciban el sol por igual. Mendoza retoma las ideas de Alberti que recomienda buena iluminación, ventilación y espacios abiertos, esto depende en parte de la orientación de las ciudades.
El modelo de Felipe II: Una vez establecido un control del territorio americano estable por parte española, Felipe II de España emitió el «Plan de Ordenamiento Urbano para las Indias» en 1573, también avalado por el Consejo de Indias.
El nuevo modelo plantea como principio esencial una selección adecuada del lugar para ubicar los asentamientos. Se ordenó no ocupar tierras con asentamientos de indios para construir ciudades, ya que ello podría traer perjuicios culturales de convivencia. Este modelo considera como tarea primordial para construir una ciudad el trazado de la Plaza Mayor o de Armas a eje y cordel, con definición de las calles, solares y cuadras, y con especificación distintiva entre caminos, calles y carreras principales. Así mismo dispone que de la plaza salgan cuatro calles principales destinadas al comercio.
Las ciudades costeras deben contar con puertos o embarcaderos, en proporción a un largo de ancho y uno y medio de lado. En los lugares cálidos se dispone la construcción de calles angostas para que las edificaciones permitan un rápido sombreado, y en los sitios fríos calles anchas que faciliten la entrada e irradiación de los rayos solares. La orientación de las calles se disponía teniendo en cuenta los vientos dominantes, para que no fueran barridas directamente por ellos.
Modelo de Carlos III: Carlos III de España puso su empeño en modernizar las ciudades del Imperio español según el modelo europeo. Una vez empezada esa labor en la propia capital, Madrid, decretó un plan de reformas urbanas en el siglo XVIII para las Indias.
Este plan es destinado a asegurar que todo asentamiento quedara instituido conforme a las reglas de la Corona Española, o sea que, a diferencia del plan de Felipe II, el repartimiento de tierras ya no se planteaba por los conquistadores, sino por comisionados reales nombrados por el Visitador. Si el reparto era para las misiones jesuitas, se haría de acuerdo con los reverendos jesuitas.
En cuanto a las tierras de cultivo, éstas se establecerían de 200 varas por 100 varas por ser ésta la dimensión para cultivar una dotación de una fanega de maíz; las casas y zonas de cultivos serían hereditarias pero indivisibles. Por otra parte se intentó aprovechar y optimizar el consumo de agua
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