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Conductas agresivas en niños dentro del aula escolar: un estudio experimental de técnicas de modificación conductual


Enviado por   •  25 de Noviembre de 2020  •  Tareas  •  1.659 Palabras (7 Páginas)  •  121 Visitas

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Conductas agresivas en niños dentro del aula escolar: un estudio experimental de

técnicas de modificación conductual

Hernández-Román, Angelica

Universidad Autónoma de Baja California, Facultad de Ciencias Humanas

 

Palabras clave: Agresividad, escuela, conductismo, modificación conductual, técnicas

de modificación de la conducta.

Introducción

Actualmente la sociedad está atravesando por un problema creciente dentro del contexto

escolar: la agresión y violencia observada en los estudiantes, misma que llega a causar

incidentes negativos entre los mismos. En esa interacción social que se vive dentro de

las instituciones educativas, acciones como agredir con golpes a otros, las palabras

ofensivas, las burlas, las rabietas o usar palabras inadecuadas para llamar a los demás,

forman parte de las conductas agresivas que presentan los alumnos.

Las consecuencias de este tipo de conductas que afectan de forma directa a los

estudiantes van desde problemas de baja autoestima, así como las dificultades en el

aprendizaje y recesión escolar, por mencionar algunos. Las intervenciones realizadas

para tratar esta problemática que se vive dentro del contexto escolar, han tenido como

foco de atención a padres, profesores y alumnos, obteniéndose resultados positivos en

aquellas enfocadas en la modificación conductual en base a técnicas específicas, que

ayudan a disminuir de forma relevante este tipo de conductas en niños de edades

escolares.

La conducta agresiva forma parte de la naturaleza de los seres humanos. Puesta

en acción ante determinados factores y estímulos del medio ambiente ayuda a responder

a necesidades que son vitales, para la supervivencia del ser humano. Van Rillaer (1978,

p.23), citado por Geona, (2014), define la agresividad como “disposición dirigida a

defenderse o afirmarse frente a alguien o algo”. Muñoz (2013) propone que no toda

conducta agresiva tiene pretensión de dañar o lesionar a un organismo.

La Psicología ha estudiado a lo largo de la historia, el comportamiento agresivo

de los seres humanos y son muchas las teorías que han buscado encontrar por qué se

manifiesta. Una de ellas es la teoría del conductismo, que busca explicar la agresividad

mediante la fórmula del condicionamiento operante de Skinner, donde ante un estímulo

hay una respuesta, es decir, una conducta, y ante esta última, hay una consecuencia, que

según cómo se presenta puede generar la repetición de la conducta, o bien, extinguirla;

en este sentido es de suma importancia tomar en cuenta los estímulos y los refuerzos

que desencadenan ciertos tipos de comportamiento agresivo (León, 2016).

Para el enfoque conductual, la agresión no es instintiva, ya que se adquiere y

aprende; de esta forma la conducta violenta se establece en los primeros años de vida de

un individuo, se desarrolla durante la infancia y si no es intervenida en esta etapa, se

hace muy visible en la adolescencia a través del bullying y otras conductas disociales

que se llegan a mantener hasta la adultez. Si bien el comportamiento agresivo se

aprende durante los primeros años de vida, la agresividad también se forma a través de

mensajes tangibles y otros simbólicos, que llegan por parte de los cuidadores, del medio

social, contexto escolar y de la cultura. (Andrade, Bonilla y Valencia, 2011).

Albert Bandura, quien desarrolló la teoría del aprendizaje vicario, propone que el

comportamiento agresivo es resultado del aprendizaje por observación e imitación. En

el año de 1965, Bandura realizó un experimento para demostrar que las conductas, en

este caso específico, agresivas son aprendidas. Mostró un video a varios niños de una

mujer golpeando e insultando a un muñeco al cual llamaron Bobo. Después los niños

tuvieron la oportunidad de estar en la misma habitación con el muñeco Bobo; lo que

ocurrió posteriormente fue que los niños imitaron la conducta de la mujer, golpeando e

insultando al muñeco. Bandura concluyó dos cosas principalmente, la primera a) los

niños jamás hubieran actuado de esa forma ante Bobo antes de observar el video; y b) el

poder de la imitación. (Picón y Romeiro, 2010)

La imitación de la conducta agresiva dependerá de si el modelo observado

obtiene o no recompensas positivas de su agresividad: si obtiene un beneficio se

incrementará la probabilidad de que se imite el comportamiento agresivo, pero si el

modelo es castigado por su conducta, disminuirá la probabilidad de imitación.

Desde la perspectiva conductista, la conducta agresiva de los niños puede ser

moldeable y es de suma importancia aplicar estrategias de intervención y prevención

antes que ésta se manifieste de forma permanente y desadaptativa. Pérez, Fernández,

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