Constructivismo

CONSTRUCTIVISMO

Desde la perspectiva del constructivismo, “El aprendizaje” es un proceso de construcción de conocimientos, actitudes, comportamientos, a partir de las iniciativas, saberes y significados que los educandos le otorgan a los contenidos propuestos, en el sentido formal de que han sido identificados y legitimados socialmente, o descubiertos si se reconoce el carácter espontáneo o de contingencia con que surgen fenómenos, situaciones, hechos que atraen el interés de niños y niñas, al margen de que estén considerados en el currículum escolar. Entendidos como, objetos de conocimientos los contenidos escolares proceden de la vida personal, familiar y social de los educandos; de los signos, símbolos, objetos y valores sociales y culturales; de los conocimientos científicos y técnicos difundidos y socializados; así como de las destrezas, actitudes y habilidades del pensamiento que los niños y niñas ponen en acción en sus juegos y actividades.

Desde hace ya más de una década, los maestros en México hemos estado continuamente en contacto con el término “constructivismo”. Se les menciona constantemente en conferencias, talleres de actualización y programas de estudio. Pero, ¿qué es en palabras simples el constructivismo?

Constructivismo, teoría, moda y realidad

El constructivismo es algo más que una moda pedagógica o un término caprichoso. “Constructivismo” es la corriente que sostiene que el individuo no sólo es el resultado de sí mismo o del medio ambiente, sino una construcción propia que se va produciendo día a día como resultado de la interacción entre estos dos factores” (Mario Carretero). O sea, que el conocimiento no se produce automáticamente en nuestro cerebro al contacto con la realidad, sino que se construye de acuerdo a los esquemas que ya poseemos previamente, que son los que, en última instancia, nos permiten una relación con el medio que nos rodea.

¿De dónde salen esos esquemas? Principalmente se originan en las experiencias y representaciones previas que tengamos de los elementos de un problema o situación en particular. Son como herramientas cotidianas que nos permiten resolver situaciones nuevas, incluso si no tenemos la herramienta adecuada. Por ejemplo, si una persona quiere cambiar una llanta, necesitaría una llave de cruz o al menos una llave inglesa. Pero supongamos que no tiene ninguna disponible, ¿significa eso que no podrá cambiar la llanta? No necesariamente. Al enfrentarse a la realidad, el cerebro usará los esquemas que ya posee para intentar resolver el problema planteado. Podría ser que acabe usando unas pinzas para intentar remover la tuerca. O llame al mecánico más cercano. Los elementos presentes de cada situación son evaluados, jerarquizados y sistematizados en nuestro cerebro, siempre con la finalidad de resolver el problema. Esto es una representación que puede ser compleja o simple, que permite que en la realidad nos podamos enfrentar a problemas similares y crear soluciones nuevas.

El constructivismo representa la aceptación de que los seres humanos tendemos de manera natural hacia un pensamiento sistemático. Buscamos regularidades y creamos esquemas mentales que nos permiten resolver problemas en situaciones análogas nuevas, por complejas que éstas sean.

A pesar de que el constructivismo, como idea pedagógica, ya tiene muchos años, su práctica real es relativamente nueva. No hay recetas probadas y universales para aplicar el constructivismo en el aula. El cerebro humano evoluciona hacia la inteligencia a través de varias fases de desarrollo cualitativa y cuantitativamente distintas. Es decir, conforme el individuo va descubriendo nuevas formas de resolver problemas y de relacionarse con la realidad, sus esquemas van siendo más complejos, abstractos y puede manejar más elementos, incluso aquellos completamente más alejados de la realidad cotidiana. Tal como lo indicó Piaget, el desarrollo intelectual humano, es genético, o sea, pasa a través de distintas fases con características

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